Transfuguismo y régimen jurídico de los concejales no adscritos. ¿Puede, y debe, el Derecho sancionar la deslealtad política?

Palabras clave
Concejal no adscrito
transfuguismo político
mandato representativo
mandato imperativo
Resumen
El presente trabajo analiza el tratamiento que en el ordenamiento español se ha dado a un fenómeno calificado de patología: el transfuguismo político. Concejal tránsfuga y concejal no adscrito no son términos completamente coincidentes. El tránsfuga lleva aparejado un elemento subjetivo que es la deslealtad política que puede no darse en el no adscrito y que supone poner su voto a disposición de la oposición. El artículo 73.3 LBRL regula la figura del concejal no adscrito. Es un precepto confuso que necesitaría ser reformado. Por otra parte, si se quiere erradicar de raíz esta patología la única manera es desposeyendo al tránsfuga del cargo representativo. Ello exige, en opinión del autor, una reforma constitucional y supone el enterramiento definitivo de la teoría clásica de la representación asumida por el Tribunal Constitucional español. La cuestión es si el Derecho debe sancionar la deslealtad política cuando no existe en los partidos políticos una verdadera voluntad de erradicar este fenómeno. El partido político ejerce sobre el electo una férrea disciplina de partido. El autor se cuestiona si es el momento de aumentar el control del partido sobre el electo o, por el contrario, es el momento, de establecer cauces que hagan posible una relación fluida y directa elector-electo diluyendo, en parte, dicha disciplina.

Keywords
Not attached political representative; political defection; representative mandate; imperative mandate
Abstract
This paper analyzes the treatment that the Spanish Law gives to the political defection, a phenomenon that has been described as pathological. Not attached political representatives and defectors are not overlapping terms. The word defector involves a subjective element of political disloyalty that doesn’t appear in the not attached representative. Article 73.3 LBRL regulates the figure of not attached representatives, but in such confusing terms that it would be reformulated. In relation with defectors, to eradicate this pathology the unique form is to strip them of his public position. This deprivation requires a constitutional reform, and the final burial of the classical theory of representation, assumed by the Spanish Constitutional Court. The question is whether the Law should punish the political defection whereas the political parties are not sincerely determined to end up with it. Political parties influence strongly the freedom of the elected representatives, trough the party discipline. The author questions whether it is time to increase the party’s control over the elected, or, on the contrary, it is the moment of weakening the party discipline, in order to enable a more direct and fluid relation between the elector and the elected representative.