Modelos de movilización y lugares de la memoria en el nacionalismo vasco. Los límites de una cultura política.

Palabras clave
Cultura política, Nacionalismo vasco, Restauración, Movilización.
Resumen
El artículo analiza el surgimiento y la expansión de la identidad política nacionalista como factor de cohesión de un colectivo sobre el que ejerció una progresiva influencia, tanto en el ámbito sociopolítico como en el simbólico. Ello hizo que se transformara en una auténtica «cultura política». Esto lleva a cuestionarse la aplicación del concepto de comunidad, utilizado por algunos autores para caracterizar al PNV de la época republicana, al nacionalismo restauracionista. También la idea de que la generación de Lizardi, nacida a comienzos de siglo, realizara la labor de acumulación primitiva de elementos tradicionales y modernos que terminarían por configurarse como tales en los años de la República. Se cree más bien que existía un universo cultural y político atribuible a los nacionalistas, pero que compartía su mundo simbólico e identitario con otras personas y grupos que, como los nacionalistas, afirmaban la existencia
de una realidad vasca diferenciada, aunque no fuesen partícipes de las formulaciones políticas de los seguidores de Sabino Arana. Por lo demás, los lugares de memoria nacionalista, especialmente santuarios y ermitas, fueron con frecuencia compartidos por ese colectivo más amplio de un vasquismo difuso.
Keywords
Political culture; Basque nationalism; Restoration; mobilization.
Abstract
The article analyzes the rise and expansion of nationalist political identity as a factor of cohesion, both in the socio-political and in the symbolic realms, and its transformation into a genuine «political culture». This leads us to question the concept of community which some authors employ to characterize the PNV of the republican period, to the nationalism of the Restoration. As well as the idea that the generation of Lizardi, born at the beginning of the 20th Century, carried out the work of primitive accumulation of modern and traditional elements that would eventually be configured as such in the Republican years. I argue, instead, that there was a cultural and political universe which may be deemed nationalist, but that these shared their symbolic world and identity with other people and
groups that, like themselves, affirmed the existence of a differentiated Basque
reality, although they did not share the political formulations of the followers
of Sabino Arana. Otherwise, nationalist sites of memory, especially shrines and hermitages, were frequently shared by that more extensive collective of diffuse basquisme.