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SUMARIO

  1. Notas

El encuentro de Múnich, la mayor reunión antifranquista que congregó a 80 españoles del interior y 38 exiliados, fue ante todo fruto del trabajo que durante décadas se había desplegado a favor de los ideales europeístas desde el exterior de España. En colaboración con los poderosos organismos alineados con la Guerra Fría cultural e ideológica estadounidense, como el Congreso por la Libertad de la Cultura, el Movimiento Europeo y los sindicatos norteamericanos, el ideal europeísta constituyó, para el grueso de las colectividades del exilio, una antítesis y una sólida base sobre la cual edificar una alternativa al nacionalcatolicismo y a la opresión política padecida en la España de Franco.

Lo cierto es que pese a que ya existen algunos trabajos valiosos como el volumen coordinado por Joaquín Satrústegui o la monografía de Leire Arrieta Alberdi[1], la historiografía aún no ha atendido de manera suficiente el relevante capítulo protagonizado por el europeísmo como política de democratización llevada en y desde el exilio hacia los grupos del interior. A este propósito, ojalá que la reciente concesión del XXVIII Premio Comillas de Historia al libro de Jordi Amat La Primavera de Múnich. Esperanza y fracaso de una transición democrática devenga un factor de revaluación del europeísmo en el exilio y anime el nacimiento de biografías debidamente documentadas de sus mayores protagonistas, como Enrique Adroher Gironella o el Consejo Federal del Movimiento Europeo.

Jordi Amat (1978) es un ensayista y periodista prolífico, capaz de narrar historias sugerentes y distinguir, a través de la complejidad de los hechos, líneas precisas que le seducen especialmente. Especialista en la historia intelectual de la España del siglo xx, ha centrado sus investigaciones en el tema del diálogo –comprendido en términos amplios– entre las diversas plataformas culturales y adscripciones identitarias de la posguerra. Autor de varios artículos sobre la intelectualidad antifranquista y el Congreso por la Libertad de la Cultura –entre los que cabe resaltar en el ámbito académico «Europeísmo, Congreso por la Libertad de la Cultura y oposición antifranquista (1953-1966)»[2]–, destacan especialmente sus libros sobre la relación entre España y Cataluña, como «Coloquios Cataluña-Castilla (1964-1971). Debat sobre el model territorial de l’Espanya democràtica[3], Las voces del diálogo: poesía y política en el medio siglo[4] o El llarg procès. Cultura i política a la Catalunya contemporània (1937-2014)[5].

El libro galardonado con el Premio Comillas tiene dos protagonistas principales. Uno es el exrevolucionario profesional y dirigente del Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM) Julián Gorkin y otro el exalto cargo de la Falange Dionisio Ridruejo. La idea de Amat es trazar la línea biográfica de ambos y mostrar cómo su progresivo abandono del radicalismo político se realiza en nombre de ideales políticos homologables a los de la socialdemocracia de corte occidental. Tal planteamiento es, sin duda, correcto, puesto que efectivamente la trayectoria de ambos personajes hace particularmente visible la desideologización, o el abandono de los radicalismos políticos, que fue común para numerosos intelectuales del interior y del exilio en la posguerra. Una desideologización presente, de hecho, globalmente, de manera muy especial a partir de los años sesenta, y que el Congreso por la Libertad de la Cultura, con su filosofía principal del «Fin de las ideologías», contribuyó decisivamente a promocionar. En este sentido, el libro concuerda con la idea interpretativa de que el Congreso por la Libertad de la Cultura contribuyó, en efecto, a neutralizar en lo político determinadas tendencias radicales, presentes entre la disidencia antifranquista del exilio y del interior. De ahí que no debiera buscarse ninguna contradicción entre, de un lado, esa labor orientada a la «desideologización» del Congreso por la Libertad de la Cultura y, de otro,el abandono de las ideologías radicales –en tanto que necesaria vía de democratización– explicitada por los casos de Ridruejo y Gorkin.

En su libro, Jordi Amat narra con amenidad los diferentes capítulos de los diversos diálogos que enlazaron el interior y el exilio antifranquista, a la vez que enriquece su ensayo biográfico con menciones a otros proyectos liberales, como el sostenido por Ibérica, de Victoria Kent. Actualiza e incorpora, además, nuevos datos sobre algunos aspectos del trabajo del Comité Español del Congreso por la Libertad de la Cultura y enlaza constantemente con proyectos políticos que Gorkin y Ridruejo llevan a cabo con posterioridad a Múnich, como el Centro de Documentación y Estudios o la revista Mañana (1965-1966). Lo que le interesa es destacar el protagonismo de ambos, a modo de ensayo biográfico, con el ánimo de repensar sus trayectorias y apoyar su interpretación, muy positiva, del encuentro de Múnich.

En efecto, no puede dudarse acerca de la importancia de esta reunión para aglutinar a la llamada oposición «moderada», sensible de ser agrupada en torno a lo que Arthur Schlesinger, el gran estratega estadounidense de la Guerra Fría, llamara «el centro vital»; esto es, un núcleo capaz de abarcar tendencias políticas muy amplias, que se extendieran desde el socialismo democrático hasta la derecha democristiana, con exclusión de todo tipo de radicalismos. Amat valora positivamente esa orientación ideológica del encuentro de Múnich, y al contraponer sus objetivos con la Transición real, se decanta expresamente por los valores de aquella «primavera», en la que pretende ver la suma de los esfuerzos de los sectores de la oposición «antitotalitaria», hasta hace pocos años, escasamente reconocidos. La tesis de Jordi Amat es que dicho encuentro representaba, en realidad, valores alternativos y hasta superiores –en el terreno moral o político– a los que, unos años después, presidieron los difíciles acuerdos de la Transición.

El autor expresa la esperanza de que su libro, dedicado a la cultura del pacto, acabe instigando una reflexión sobre la actual situación política de España, en la que la crisis política se debe, entre otras poderosas razones, a la incapacidad de los líderes políticos para transigir y llegar a pactos que permitan una estabilidad democrática. No obstante, quizá sea precisamente el aspecto «democrático» del pacto que destaca Amat en Múnich el que pueda resultar problemático. La asamblea se conformó sobre la base de exclusivismos y marginalismos, al prohibirse expresamente la representación de la fuerza de oposición más relevante, constituida por los comunistas, así como de los líderes del Gobierno Republicano en el exilio y del resto de las instituciones republicanas que, desde la Guerra Civil, ostentaban la representatividad institucional en el exterior del país. Sin duda, tal composición de la asamblea puede justificarse por los pragmatismos políticos en el contexto de la Guerra Fría. No obstante, supone un hecho significativo que fueran excluidos del encuentro de Múnich los representantes del Gobierno en el Exilio, para no dificultar las negociaciones[6],mientras que asistían grupos que guardaban, a aquellas alturas, relaciones con el régimen franquista. A nuestro entender, los exclusivismos que escenifica Múnich sugerirían la necesidad de tratar su proyecto de pacto con una mayor voluntad crítica. Pero, sobre todo, el evidente fracaso del proyecto asociado al encuentro sugeriría la conveniencia de una valoración más crítica de aquellas políticas.

En los albores de la Guerra Fría, las plataformas internacionales como el Congreso por la Libertad de la Cultura o el Movimiento Europeo sirvieron para catapultar las agendas políticas de algunos intelectuales y políticos exiliados más allá del limitado mundo de la acción política del exilio. El compromiso tomado por los intelectuales emigrados con aquellas plataformas se reveló útil, sobre todo durante los años cincuenta, para fraguar el liberalismo antitotalitario. Sin embargo, tal como se ha ido estableciendo en la historiografía, a partir del «deshielo» tras la muerte de Stalin y los cambios en la época de la coexistencia, sus políticas devinieron cada vez más obsoletas. Quizá la mayor muestra de esa pérdida de relevancia la daría precisamente la reunión de Múnich.

No en vano, el proyecto político surgido de Múnich resultó un tanto extemporáneo para la época de la coexistencia, más relajada políticamente que los años estalinistas. Aunque incapaces de verlo, los promotores de Múnich habrían resultado mucho más eficaces si hubieran comprendido mejor las necesidades de una lucha antifranquista en el marco los intensos contactos oficiales y extraoficiales entre las élites de ambos bloques. En lo que particularmente atañe a España, la política de exclusivismos en el seno de la oposición antifranquista, que escenificó la reunión, fue la que la condujo al fracaso. A aquellas alturas, era arriesgado políticamente combatir sin tregua y con todos los medios a su alcance, tal como hizo Julián Gorkin, las políticas antifranquistas llevadas a cabo por el Partido Comunista de España (PCE), cuando precisamente este poseía una gran influencia en amplios círculos del mundo sindical, artístico, universitario y estudiantil de la oposición.

Así, el proyecto político de Múnich resultó prácticamente inútil para atender, atraer al pacto e implicar en la construcción democrática, a toda la izquierda radical, pero también a todos los grupos de la oposición, incluidos la liberal, que admitían la posibilidad de colaborar con los comunistas si, gracias a ello, se podía acabar con Franco. De esta manera, este enorme error de cálculo político de los promotores de Múnich desembocó en el fiasco de las negociaciones conducidas por los promotores de la asamblea tan pronto como a mediados de los años sesenta. El anticomunismo radical de dichos exiliados y de sus homólogos del interior les situó, en definitiva, en una situación política estéril[7].

Para la aglutinación de la oposición y la constitución de una alternativa viable al Régimen se precisaban políticas que, más que combatir abiertamente al comunismo, estuvieran dirigidas a debatir intelectualmente, conquistar con las ideas y atraer a ciertos sectores clave hacia soluciones menos radicales. Teniendo en cuenta la creciente hegemonía del PCE, el resultado de todo ello fue que, inútiles para realizar un trabajo «eficaz» en España (Gorkin en el Congreso por la Libertad de la Cultura, Gironella en el Movimiento Europeo, o también Rodolfo Llopis en el PSOE) esos líderes fueron desprovistos de los medios financieros y apoyos políticos internacionales de los que antes gozaban. Era evidente que los organismos internacionales, en un panorama tan complejo como el de la España de finales de los sesenta, debían aspirar a alianzas más inteligentes con los grupos de oposición que tenían real relevancia en el interior del país, y, sobre todo, a hacer lo posible por abrirse a los jóvenes antifranquistas de la Península que comprendían mejor las necesidades de España. Factores generacionales, pero también políticos, pragmáticos y simbólicos, determinaron, por tanto, el fracaso de los promotores de Múnich y su consiguiente ausencia en los principales procesos de la Transición.

Pese a la extensa bibliografía citada en las páginas finales del libro, se echa en falta alguna posición clave para los temas que le ocupan, como la biografía de Dionisio Ridruejo, de Francisco Morente, o el estudio pionero sobre Julián Gorkin de Marta Ruiz Galbete[8]. A ello cabe añadir que ciertos hechos o problemas que marca Amat como no resueltos han sido objetos de varios artículos, que han ido apareciendo en los últimos años en el mundo académico, cuya consulta habría permitido aportar más seguridades a la hora de narrar los diferentes hitos de la historia y quizá añadir algún matiz interpretativo. En contrapartida, Amat proporciona varios pasajes de la correspondencia publicada[9] y aún inédita de Dionisio Ridruejo. Resulta igualmente positiva la incorporación en su libro de los olvidados escritos de Julián Gorkin, así como su aportación de datos sobre el Seminario internacional sobre Realismo y realidad en la literatura contemporánea –organizado por el Congreso por la Libertad de la Cultura, en Madrid, en 1963–, tratado por él ya en «Grietas del realismo social. El coloquio sobre Realidad y Realismo en la Literatura Contemporánea»[10], así como sobre algunos aspectos de los preparativos de la propia reunión. Al analizar las transformaciones personales, encuadrándolas en la construcción del liberalismo como corriente aglutinadora del diálogo entre el exilio y el interior, Jordi Amat inserta su libro en la Historia Intelectual, al igual que previamente lo habían hecho los libros de Shirley Mangini, Teresa Muñoz i Lloret o Jordi Gracia[11]. Este enfoque de su ensayo permite acercar a un amplio número de lectores una importante labor antidictatorial de círculos del exilio y del interior, así como tratar de construir nuevos referentes para un país maduro que precisa incorporar y asimilar diferentes disidencias.

Notas[Subir]

[1]

Satrústegui, Joaquín et al., Cuando la Transición se hizo posible: el «contubernio de Munich», Tecnos, Madrid, 1993; Arrieta Alberdi, Leire, Estación Europa: la política europeísta del PNV en el exilio (1945-1977), Tecnos, Madrid, 2007.

[2]

Historia y política: Ideas, procesos y movimientos sociales, 2009, 21, pp. 55-72

[3]

Publicacions de l’Abadia de Montserrat, Barcelona, 2010.

[4]

Península, Barcelona, 2007.

[5]

Planeta, Barcelona, 2015.

[6]

Alted, Alicia, La Voz de los vencidos: el exilio republicano de 1939. Aguilar, Madrid, 2005, pp. 333-334.

[7]

Juliá, Santos, Los socialistas en la política española, 1879-1982, Taurus, Madrid, 1997, pp. 376-379; Cummings, Richard, The Pied Piper. Allard K. Lowenstein and the Liberal Dream, Grove Press, New York, 1985, 155 y ss.; Preston, Paul, Salvador de Madariaga and the quest for liberty in Spain, Oxford University Press, 1987, pp. 29-30; Glondys, Olga, La guerra fría cultural y el exilio republicano español. ‘Cuadernos del Congreso por la Libertad de la Cultura’ (1953-1965), Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Madrid, 2012, pp. 251-261.

[8]

Morente Valero, Francisco, Dionisio Ridruejo del fascismo al antifranquismo, Síntesis, Madrid, 2006; Ruíz Galbete, Marta, «Cuadernos del Congreso por la Libertad de la Cultura: anticomunismo y Guerra Fría en América Latina», Argonauta Español, III, 2006. Disponible en: http://argonauta. imageson. org/document75. html [Consulta: 07/2009].

[9]

Ridruejo, Dionisio, Materiales para una biografía (ed. de Jordi Gracia), Fundación Banco Santander, 2005; Ecos de Múnich. Papeles políticos escritos en el exilio (ed. de Jordi Amat), RBA, 2012.

[10]

Ínsula, 755, noviembre 2009, pp. 19-22.

[11]

Mangini, Shirley, Rojos y rebeldes: la cultura de la disidencia durante el Franquismo, Anthropos, Barcelona, 1987; Muñoz i Lloret, Teresa, Josep M. Castellet. Retrat de personatge en grup, Edicions 62, Barcelona, 2006; Gracia, Jordi, «Estudio introductorio», en Ridruejo, Dionisio, Escrito en España. Madrid, Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, 2008, pp. XIII-XCIV.