Desde el inicio de su actividad política bajo el franquismo y durante los veintitrés años que presidió la Generalitat de Catalunya, Jordi Pujol mostró un gran interés per intervenir en los medios de comunicación. Este artículo tiene por objetivo describir e interpretar las acciones llevadas a cabo por Pujol para crear y/o controlar medios que le ayudasen a conseguir sus objetivos políticos durante su etapa de opositor antifranquista y sus dos primeras legislaturas como presidente de la Generalitat. Para conseguir estos objetivos se diseñó una estrategia de investigación cualitativa que combina fundamentos teóricos de la ciencia política y las ciencias de la comunicación y que triangula las técnicas del análisis documental (marco legal, literatura gris, monografías y artículos científicos, libros de memorias) y las entrevistas en profundidad a los protagonistas de las acciones analizadas, incluido el propio Jordi Pujol. El resultado es una investigación original que aporta luz sobre las relaciones entre movimientos políticos y medios de comunicación en un momento fundacional como la Transición española. El artículo muestra una clara voluntad intervencionista de Pujol sobre unos medios que consideraba infiltrados por partidos de izquierda y hostiles al nacionalismo catalán. Siempre tuvo una concepción instrumental del periodismo, tanto para la promoción de su partido e ideas políticas como en el proceso de (re)construcción nacional de Cataluña (proyecto compartido con otras formaciones). De acuerdo con los resultados obtenidos, Pujol convirtió la creación de medios de comunicación en un objetivo fundamental de su acción política.
From the beginning of his political activity under the Franco regime and during the 23 years of his presidency of the Generalitat de Catalunya, Jordi Pujol showed a great interest to intervene in the media. This article aims to describe and interpret the actions carried out by Pujol to create and/or control the media in order to help them achieve their political objectives during his anti-Francoist opposition activities and his first two legislatures as president of the Generalitat. To achieve these objectives, a qualitative research strategy was designed. It combines theoretical foundations of political science and communication sciences and triangulates the techniques of documentary analysis (legal framework, gray literature, monographs and scientific articles, and memoirs) and in-depth interviews with the protagonists of the actions analyzed, including Jordi Pujol himself. The result is an original research that sheds light on the relations between political movements and the media during the Spanish transition, a foundational moment in Spanish politics. The article shows a clear interventionist will of Pujol on the media, considered by him as infiltrated by leftist parties and hostile to Catalan nationalism. He always had an instrumental conception of journalism, both for the promotion of his party and political ideas and in the process of national (re)construction of Catalonia (a project that he shared with other parties). According to the results obtained, Pujol made the creation of mass media a fundamental objective of his political action.
A mediados de los años sesenta, después de pasar dos años en prisión, Jordi Pujol dejaba atrás una etapa de activismo antifranquista de fuerte carácter cultural e iniciaba un periodo de mayor actividad política clandestina desde posiciones nacionalistas. En esos años, Pujol diseñó el que sería su proyecto político a largo plazo y que denominaría «Construir Catalunya». Consistía en dos grandes líneas de actuación fuertemente interrelacionadas. Por una parte, recuperar, consolidar y en la medida de lo posible ampliar el autogobierno perdido por Cataluña bajo el franquismo. Por otro, contribuir a la recuperación de la identidad nacional catalana y, en especial, de su principal seña: el catalán y la cultura que este vehicula
Dentro de este proyecto, los medios de comunicación de masas tenían, desde el punto de vista de Pujol, un papel central. Esto le llevó a intervenir sobre el sistema mediático catalán desde el principio. Esta actuación no ha sido menor y se ha desarrollado bajo numerosas y variadas formas a lo largo del tiempo: desde la compra de publicaciones periódicas cuando era un banquero opositor al franquismo en los años sesenta a la puesta en marcha de la radio y la televisión de la Generalitat cuando llegó al poder en 1980, pasando por las subvenciones a publicaciones periódicas o la concesión de frecuencias para crear emisoras privadas de radio. De hecho, la articulación de un sistema mediático catalán potente, en catalán y lo más autónomo posible, fue uno de los objetivos a largo plazo que los primeros Gobiernos de Pujol persiguieron con más ahínco
La investigación en la que se basa este texto tiene por objeto de estudio las acciones llevadas a cabo por Jordi Pujol, tanto desde el ámbito privado como desde el Gobierno de la Generalitat, para crear y/o controlar medios de comunicación en Cataluña que le ayudasen a llevar a cabo sus objetivos políticos. Por objetivos políticos entendemos tanto la consecución y/o mantenimiento del poder como aquellos relacionados con su proyecto de construcción nacional. En relación con este objeto, se plantean dos objetivos específicos. Por una parte, identificar qué papel atribuía Pujol a los medios en su proyecto para Cataluña. Se trata de explorar qué concepción tenía de ellos y cómo este punto de vista guio su intervención. Este aspecto es clave porque, como reconoce él mismo, fue un «presidente presidencialista»
Para esta investigación se ha delimitado un periodo temporal de veintiún años establecido a partir de la identificación de acciones significativas de Pujol en el sector de la comunicación. El punto de inicio del periodo es la entrada de Pujol por primera vez en el capital de un medio privado (
Ciertamente, esta investigación no es el primera que aborda las complejas relaciones de Pujol con los medios. Existe en Cataluña una larga línea de aproximaciones —que algunos autores denominan «escuela catalana de comunicación»— que ha tenido en la configuración de un sistema mediático catalán uno de sus principales centros de interés
Así pues, el problema de investigación que se aborda aquí es el poco conocimiento existente y la escasa teorización sobre cómo nacieron y cómo evolucionaron con el fin del franquismo la relaciones entre medios de comunicación y movimientos políticos democráticos —en concreto, el nacionalismo catalán impulsado por Pujol— en un periodo histórico seminal como es la transición española a la democracia. Los primeros indicios y evidencias recogidos en el trabajo de campo apuntaban con claridad a una concepción instrumental de los medios por parte de Pujol, ya que los entendía como herramientas tanto para dar a conocer su ideología política como para llevar a cabo su proyecto de construir Cataluña desde posiciones nacionalistas
Si en la última década hay una aproximación teórica que sea referencia en el análisis de las interacciones entre los sistemas político y mediático, esta es la desarrollada por los politólogos Daniel C. Hallin y Paolo Mancini
Si bien es cierto que el concepto de instrumentalización pudiera parecer suficiente para explicar el comportamiento de Pujol, la politóloga Montserrat Guibernau apunta que los movimientos políticos nacionalistas de naciones sin Estado como Cataluña tienen una relación peculiar con los medios de comunicación —que iría más allá de la apuntada de forma genérica por Hallin y Mancini—
La autora también sostiene que, cuando «a la nación minoritaria se le ha garantizado algún tipo de autonomía política dentro del Estado», se le permite la creación de medios propios. En este contexto, los líderes del nacionalismo no estatal los necesitan para convencer a la población de la necesidad de subscribirse a sus programas políticos y para cuestionar al Estado central. También los necesitan para transmitir una imagen moderna y democrática, ya que los nacionalistas de oposición suelen ser presentados de forma muy negativa en los medios del Estado. De acuerdo con todo esto, pues, las élites nacionalistas tendrían un interés claro por crear medios. Esto atribuye al catalanismo un perfil específico que iría más allá que la instrumentalización definida por Hallin y Mancini. Basándonos en los presupuestos teóricos de Guibernau se ha formulado una segunda pregunta de investigación: si la concepción de los medios por parte de Pujol era instrumental, ¿atendía a los intereses y necesidades específicos del movimiento nacionalista que lideraba o iban más allá?
El conocimiento científico disponible sobre Cataluña apunta claramente a que los medios de comunicación han sido considerados, por actores de todo tipo, como unos agentes básicos para la normalización y extensión del uso de las lenguas menos habladas y/o perseguidas; y también para la (re)creación y refuerzo de identidades nacionales en una sociedad cada vez más globalizada. Según sostiene uno de los principales autores catalanes en este campo, Josep Gifreu, una nación que quiera asegurar su continuidad en el tiempo necesita un sistema comunicativo propio: «Hoy resulta imposible la afirmación de la diferencia y de la identidad sin disponer de una amplia capacidad de control del espacio de comunicación propio o sin una presencia importante en los
Según Guibernau, la identidad nacional es un elemento de legitimación política de los Estados nación contemporáneos, que la promueven a través del nacionalismo porque la consideran un vehículo de cohesión social y una generadora de lealtad hacia el propio estado —que se aseguraría, así, su propia continuidad a largo plazo—. En el planteamiento de esta autora, los medios de comunicación y el sistema educativo son usados por el Estado nación para «la propagación de una “imagen de la nación” particular, con sus símbolos y rituales, sus valores y principios, sus tradiciones, sus estilos de vida, sus enemigos comunes y, una cosa aún más importante, una clara definición de cómo ser un “buen ciudadano”»
Para Guibernau, a partir de 1980 la Generalitat presidida por Pujol funcionó como un contrapoder que se opuso a esa homogeneización cultural promoviendo sus propias políticas de identidad para asegurar la continuidad nacional de Cataluña
A partir de este planteamiento surge nuestra tercera pregunta de investigación: dentro de este enfrentamiento entre Generalitat y Estado, ¿qué papel juegan los medios de comunicación en el refuerzo de la identidad nacional catalana dentro de las políticas de Jordi Pujol? A las tres preguntas formuladas hasta ahora, añadimos una cuarta orientada a conocer el cómo de todo este proceso: ¿cuáles fueron las estrategias utilizadas por Pujol para crear esos medios para superar las limitaciones que suelen afectar a los medios de las naciones sin Estado y poner en marcha su proyecto de construcción nacional?
De acuerdo con el marco teórico y los objetivos de conocimiento establecidos, el diseño metodológico fue cualitativo. Como sostiene Soriano, estos diseños están orientados a la generación de conocimiento nuevo y permiten captar mejor la complejidad de fenómenos poliédricos como el problema de investigación tratado aquí
La información recogida durante el trabajo de campo señala que Jordi Pujol desarrolló, entre 1968 y 1989, una fuerte actividad orientada a la creación y/o impulso de medios de comunicación de alcance autonómico que tuvieran una fuerte capacidad de influencia sobre la sociedad. Las estrategias, que se describirán a continuación, fueron cuatro: adquisición de cabeceras de prensa, creación de la radiotelevisión pública autonómica, creación de un grupo multimedia privado y la concesión de subvenciones por parte de la Generalitat a publicaciones impresas. Las razones apuntadas para legitimar cada una de estas acciones también son complejas y muestran claramente el carácter poliédrico de la concepción que Pujol tenía de los medios de comunicación.
Desde muy joven, Pujol se implicó en entidades culturales y cívicas catalanistas que se oponían tanto al carácter dictatorial del régimen franquista como, en particular, a la persecución de la cultura y la lengua catalanas. Pero a mediados de los años sesenta, su activismo cambió y avanzó hacia acciones de carácter parapolítico, previendo un futuro cambio de régimen y la necesidad de recuperar las instituciones de autogobierno catalán en una España democrática
En 1968 compró las primeras acciones de
Según Saura, la intención de Pujol era contar con un medio afín, tal como ocurría con la prensa de partido antes de la Guerra Civil. Pujol intervenía activamente en la línea editorial del periódico, con presencia «incluso física» constante, ya que entendía la participación en
También en 1974 Pujol se hizo con el control de la prestigiosa revista
A lo largo de los setenta, Pujol también participó en la gestión de las revistas
La intervención de Pujol en estas publicaciones de difusión limitada —alguna de ellas de alcance local— se debe entender en el marco de su papel cualitativamente importante en los campos cultural e intelectual en la Cataluña del tardofranquismo. Algunas con larga tradición a sus espaldas, todas destacaron por un cierto papel de vehiculización de ideas contrarias al franquismo y, a su vez, promotoras de la cultura catalana. También contaban en su haber con enfrentamientos de grado diverso con la censura franquista, hecho que les daba una pátina democrática muy potente ante la sociedad catalana. Como explica Lo Cascio, «las publicaciones intelectuales más minoritarias tenían más posibilidades de ofrecer artículos que no habrían visto la luz en periódicos de mayor tirada»
Por su parte, Amat argumenta que la entrada en todos estos medios se produce en un momento muy particular: cuando Pujol plantea una batalla por la hegemonía dentro del catalanismo justo en el momento en el que este se reconstruía tras el desastre de la Guerra Civil
Cuando se le pregunta a Pujol por qué hizo estas inversiones, aparece claramente explicitada su voluntad de influir en la sociedad en un momento en el cual se intuye un cambio de régimen y en el cual él mismo quiere participar. En una de las entrevistas para esta investigación, el expresidente explica que quería «difundir ideología» a través tanto de «revistas de pensamiento» minoritarias (
Sobre este aspecto, Pujol es muy claro: «Me acusaron de querer influir en los medios de los cuales fui propietario. Un empresario de prensa, si no se trata de un caso extraño, que no digo que no exista, siempre quiere influir de alguna manera, sea políticamente, económicamente o socialmente. Si no, no haría prensa, haría otra cosa». Ahora bien, Pujol también reconoce que su estrategia fue un fracaso y se muestra muy crítico con su etapa de editor, ya que quedó «muy mal con mucha gente» y no consiguió sus objetivos: «Nos costaba mucho introducir la ideología que nosotros queríamos. El nacionalismo estaba muy mal visto, entre los periodistas y los intelectuales de aquel momento. Predominaban ideas muy de izquierdas»
Con la llegada al poder en 1980, Pujol también utilizó los recursos políticos y económicos de la Generalitat para ayudar a la creación de medios privados. Durante el periodo estudiado, el principal proyecto en este campo fue la creación de un grupo multimedia regional alrededor de la Fundació Catalana de Comunicació (FCC)
El proyecto nació a principios de los ochenta impulsado desde las empresas editoras de
Según explica Jaume Guillamet, con la Fundación «se diseñó desde el Palau de la Generalitat una ambiciosa operación de apoyo a los medios de comunicación nacionalistas», que se basaba en la «obtención de financiación pública y privada» y en «la creación de servicios conjuntos». En este sentido, la concesión de frecuencias a
En una entrevista para esta investigación, Pujol afirma que todos los medios que se ayudó a crear desde sus Gobiernos, fueran públicos o privados, tenían «una mirada nacional» y eran «catalanistas»
Durante las dos primeras legislaturas de gobierno de Jordi Pujol (1980-1988), la Generalitat creó una de las mayores radiotelevisiones autonómicas de la época. En 1988, la Corporació Catalana de Ràdio i Televisió (CCRTV) gestionaba Catalunya Ràdio (con emisiones regulares desde 1983), la emisora musical RAC105 (1984), TV3 (
Tanto Catalunya Radio como TV3 habían nacido como medios generalistas con vocación de ser muy competitivos. Uno de los principales objetivos tanto del Gobierno como de los primeros directivos de la CCRTV fue captar el máximo de audiencia posible a partir de una programación atractiva. Se trataba de evitar, a toda costa, la creación de medios modestos y con una función complementaria que dejaran el protagonismo a medios estatales (RTVE) o privados con sede en Madrid (las principales cadenas radiofónicas del momento). En ningún caso se trataba de crear un canal folklórico, secundario. Si se quería potenciar la presencia del catalán en los medios, esto era clave. En esta línea, la aparición del resto de radios y televisiones de la CCRTV tenía dos objetivos. Por un parte, ampliar la oferta de contenidos de servicio público. Así se descargaba a los canales principales de esta tarea, que podían ofrecer productos más generalistas que captaran audiencias más amplias. Por otra, aumentar la oferta de contenidos en catalán, contribuyendo a una mayor normalización
Dentro del proyecto de la CCRTV, la joya de la corona era TV3. Pujol entendió muy pronto que la televisión era uno de los principales canales usados por la población para acceder a información y entretenimiento. Asimismo, entendió que era un instrumento de influencia de primer orden. Por eso dedicó esfuerzos y recursos para hacerla una televisión de referencia
Para Pujol, que la Generalitat dispusiera de medios potentes era estratégico; tenerlos o no era, de hecho, determinante para su proyecto político para Cataluña. Lo expresó abiertamente en referencia a TV3 en el discurso de investidura de 1980, cuando afirmó que era en el campo de la televisión «donde nos jugamos nuestro ser como catalanes»
Pero la normalización del catalán no fue el único objetivo. Como también reconoce en sus memorias, una de sus intenciones cuando llegó al Gobierno fue «diseminar la conciencia de catalanidad» entre los habitantes de Cataluña, con el objetivo de que todos «fuesen o se sintieran un poco o razonablemente catalanistas o como mínimo identificados con el país». Para Pujol, este proceso era fundamental para asegurar una mínima cohesión social, ya que a finales del franquismo existía una notable fractura entre la población autóctona y la llegada del resto de España. También, para preservar la identidad nacional
Como se puede observar, para Pujol el papel de la radiotelevisión pública iba más allá de ser un instrumento lingüístico o cultural. Era, de hecho, un componente básico del concepto mismo de autogobierno y fundamental para su ejercicio efectivo. Así, TV3 y Catalunya Radio reforzaban la existencia de la nación catalana, que legitima el autogobierno y, por lo tanto, la propia existencia de la Generalitat como institución de gobierno. A su vez, con su capacidad de influir sobre la sociedad, los medios públicos dotaban a la Generalitat de poder político efectivo, de capacidad real de intervención sobre la realidad. Para Pujol, si Cataluña quería ser un «país normal», tenía que tener una administración normal
El balance que hacía de la CCRTV una vez retirado de la política activa era «muy positivo», ya que había ayudado a «vertebrar el país» transmitiendo «unos valores que le son propios». En una entrevista con el autor, ratificaba esta afirmación sosteniendo que «TV3 ha tenido una orientación catalanista, y esto está muy bien. Es lo que yo quería. Con objetividad y sin falsear las cosas, pero de orientación catalanista»
En 1983, la Generalitat puso en marcha un sistema de subvenciones a la prensa en catalán pensadas para apoyar a unas publicaciones que sufrían serias limitaciones económicas
Este sistema sigue vigente en 2017 y ha sido fundamental no solo para ayudar al sostenimiento de las publicaciones existentes, sino para ampliar su número, ayudando a configurar el sistema mediático catalán
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1984 | 580.233,20 |
1985 | 617.119,85 |
1986 | 656.395,41 |
1987 | 650.243,84 |
1988 | 794.032,44 |
1989 | 788.651,81 |
Los principales beneficiarios eran los diarios y, especialmente, los de alcance autonómico. El decano
Además de esas ayudas, existen numerosos indicios que apuntan a subvenciones encubiertas y entregadas de manera arbitraria a determinados medios. Según
En esta línea, quien fuera secretario general de Presidencia de la Generalitat entre 1980 y 1991 y hombre fuerte del Gobierno, Lluís Prenafeta, reconoce en una entrevista para esta investigación que durante los ochenta se otorgaban subvenciones encubiertas a otros medios
Ahora bien, cabe matizar que las relaciones entre
Barrera aporta un elemento interpretativo clave para entender esta relación: la propiedad de
La intervención que los Gobiernos de Jordi Pujol llevaron a cabo sobre el sistema mediático existente en Cataluña no fue la suma de acciones aisladas con objetivos dispersos. Más bien al contrario: Pujol llegó al Gobierno convencido de la importancia de los medios de comunicación no solo para llegar y mantenerse en el poder, sino para recuperar y potenciar tanto la identidad nacional catalana y el autogobierno ejercido a través de la Generalitat. Es este motivo por el que Pujol colocó los medios de comunicación, tanto públicos como privados, en el centro de su acción de gobierno. Crear un sistema de medios de comunicación, lo más completo posible, autocentrado en Cataluña y que defendieran la idea de que esta era una nación, era fundamental
En una entrevista para esta investigación, Pujol afirmaba con rotundidad que, si su Gobierno no hubiera apostado por un sistema mediático propio, «habríamos sido unos ilusos. No nos lo hubiera hecho nadie, a nosotros; no lo habría hecho Madrid»
La información obtenida durante el trabajo de campo pone de manifiesto, con meridiana claridad, que Jordi Pujol siempre tuvo una concepción instrumental de los medios de comunicación, que entendía como herramientas para conseguir fines políticos diversos. Así lo indican tanto su comportamiento como también el pensamiento sobre el cual sustentó sus acciones.
Así, el comportamiento de Pujol coincide con la «instrumentalización» de los medios de comunicación que Hallin y Mancini consideran característica del sistema mediático Mediterráneo
En este sentido, las evidencias parecen indicar un doble objetivo ideológico por parte de Pujol. Por una parte, divulgar el catalanismo —del cual también participaban en grados diversos otros partidos como el PSC, PSUC o ERC— en un sentido amplio, no partidista. Esto aparece claramente expresado en el argumentario legitimador de la creación de la CCRTV. Por otra parte, la defensa de su ideario personal y de la acción de gobierno de su partido. La propiedad de
Desde este punto de vista, tanto la actitud como la acción de Pujol encajan en las previsiones teóricas de Guibernau sobre las necesidades de acceso a los medios específicas de los nacionalismos de oposición en los Estados nación contemporáneos
Ahora bien, tal y como sugerían las aportaciones de Gifreu y Guibernau, el papel que Pujol atribuyó a los medios de comunicación iba más allá de la instrumentalización tal y como lo definen Hallin y Mancini
De acuerdo con los resultados obtenidos, pues, Pujol convirtió la creación de medios de comunicación en un objetivo político, entendiendo que eran fundamentales para desarrollar su proyecto «Construir Catalunya». Una vez existieron, fueron instrumentos que iban mucho más allá de la movilización política o la difusión de ideología. Sin duda alguna, la normalización lingüística o la promoción de la identidad nacional no entran dentro de las previsiones teóricas de Hallin y Mancini, aunque sea cierto que son acciones habitualmente encomendadas por los actores políticos a los medios, tal como señala Guibernau
Las estrategias seguidas para conseguir los objetivos apuntados fueron cuatro, según las evidencias recogidas. En primer lugar, la inversión en medios impresos privados. Esta fue la primera estrategia que desarrolló, sencillamente porque era la única posible bajo el franquismo. La segunda estrategia, ya instalado en el Gobierno de la Generalitat, fue el empleo de las competencias autonómicas —en concreto, la concesión de frecuencias de FM— para crear medios privados autonómicos y configurar un grupo multimedia alrededor de la prensa adquirida durante la dictadura. La tercera fue la creación de la CCRTV y su constante crecimiento. Finalmente, la instauración de un sistema de subvenciones a la difusión de publicaciones periódicas —y otras de menos transparentes— cerraba el círculo. Como apunta Amat, los organismos parapolíticos (Banca Catalana y el CIRP) y la presidencia de la Generalitat eran instrumentos para sus objetivos nacionalizadores. Así, aquello que hasta la llegada a la Generalitat se llevaba a cabo con fondos privados, a partir de 1980 se aborda con todos los recursos de los que disponía la administración catalana, que no son solo económicos —aunque estos serían centrales incluso más allá de los años considerados aquí—.
Como se puede observar, se actuó sobre todos los medios existentes y legalmente posibles hasta 1988: prensa privada, radio pública y privada; y televisión pública. Sin duda, el proyecto era globalizante y aspiraba a construir un sistema mediático basado en actores autóctonos potentes prácticamente inexistente a finales de los setenta, tal como sugería Gifreu (
Este artículo se ha basado parcialmente en el trabajo de campo realizado en el marco de la beca Jordi Pujol que el Centre d’Estudis Jordi Pujol otorgó al autor en 2012. El autor quiere hacer llegar su agradecimiento a los/las revisores/as del original, que con sus comentarios y aportaciones han mejorado claramente la versión publicada.
Culla (
Martínez y Oliveres (
Pujol (
Comunicación personal, 5 de septiembre de 2013.
Culla (
Guimerà (
Amat (
Corominas (
Guillamet (
Antich (
Hallin y Mancini (
Hallin y Mancini (
Hallin y Mancini (
Guibernau (
Guibernau (
Guibernau (
Gifreu (
Guibernau (
Guibernau (
Guibernau (
Soriano (
Faulí
Pujol (
Pujol (
Martínez y Oliveres (
Saura (
Geli y Huertas (
Martínez y Oliveres (
Lo Cascio
Faulí
Faulí
Lo Cascio (
Amat (
Amat (
Comunicación personal, 5 de septiembre de 2013.
Pujol (
El proyecto acabó siendo un fracaso que se fue consumando por fases.
Guillamet (
Bonet (
Comunicación personal, 10 de Septiembre de 2012.
Faulí
Pujol (
Comunicación personal, 5 de septiembre de 2013.
Pujol (
Carreras (
Lo Cascio (
Crameri (
Quintà (
Baget (
Pujol (
Pujol (
Corominas y Moragas (
Comunicación personal, 5 de septiembre de 2013.
Pujol (
Comunicación personal, 5 de Septiembre de 2013.
Pujol (
Mateo (
Guimerà (
Fernández y Blasco (
Guillamet (
Huertas (
Favá (
«La Generalitat ha destinado más de 500 millones de pesetas a financiar el grupo periodístico vinculado a Jordi Pujol»,
Comunicación personal, 10 de septiembre de 2012 y 5 de septiembre de 2013.
Comunicación personal, 13 de septiembre de 2013.
Barrera (
Prenafeta (
Barrera (
Pujol (
Comunicación personal, 10 de septiembre de 2012.
Comunicación personal, 5 de septiembre de 2013.
Hallin y Mancini (
Guibernau (
Gifreu (
Hallin y Mancini (