RESUMEN
En el presente trabajo se analizan dos de las posibles traducciones de la filosofía hermenéutica al campo de la teoría política. Principalmente, se expone la concepción del «pensamiento débil» de Gianni Vattimo, una versión nihilista y posmoderna de la tradición hermenéutica. En contraposición, se presenta la propuesta de Charles Taylor en relación con la gestión de la diversidad multicultural, también informada por principios hermenéuticos, pero dentro de una forma peculiar de realismo moral. A través de una comparación crítica entre la obra de ambos autores, se pretende sostener que la variante de Taylor supera algunas de las contradicciones y defectos que el modelo de Vattimo exhibe. Globalmente, la posición que se busca defender es que una hermenéutica que mantenga un lugar relevante para el concepto de «verdad» está mejor dotada para construir un modelo político productivo.
Palabras clave: Vattimo; Taylor; hermenéutica; filosofía política; diversidad; multiculturalismo; verdad.
ABSTRACT
In this paper I analyse two possible translations from hermeneutic philosophy into the field of political theory. Mainly, Gianni Vattimo’s conception of «weak thought» is presented, a nihilistic and postmodern version of the hermeneutic tradition. Against it, Charles Taylor’s proposal to manage multicultural is put forward —also informed by hermeneutic principles, although within a peculiar form of moral realism. Through a critical comparison between both works, I intend to hold that Taylor’s variant overcomes some of the contradictions and defects that Vattimo’s model exhibits. More generally, the position that I seek to defend is that a Hermeneutics that holds a relevant function for the concept of ‘truth’ is better suited to sustain a productive political model.
Keywords: Vattimo; Taylor; hermeneutics; political philosophy; diversity; multiculturalism; truth.
Gianni Vattimo es uno de los más renombrados exponentes de la hermenéutica filosófica contemporánea. A lo largo de su prolongada carrera (intelectual y práctica) y su extensa obra ha desarrollado y popularizado una línea posmoderna y nihilista de dicha tradición filosófica, con un perfil propio que lo acerca, pero también lo distingue de otros pensadores afines, como Derrida o Rorty. A partir de su peculiar interpretación conjunta de Nietzsche y Heidegger, ha buscado desarrollar una propuesta filosófica amplia, que toca una multiplicidad de aspectos, con miras a realizar una «ontología de la actualidad». Sin embargo, solo en las últimas décadas el filósofo turinense se ha volcado a la publicación de obras explícitamente dedicadas a configurar una filosofía política acorde a su modelo general.
Aunque indudablemente estimulante y provocativa, esta propuesta ha encontrado críticos, tanto desde el punto de vista de su coherencia interna con el esquema filosófico más amplio del autor, como por sus consecuencias y opciones concretas a la hora de manifestar su apoyo o rechazo de regímenes, figuras y proyectos políticos.
En este trabajo, pretendo considerar críticamente la justificación y posibles debilidades del planteo vattimiano, para luego compararlo con una variante filosófico-política alternativa, también de raigambre hermenéutica —aunque con un desarrollo bastante distinto—, como es la elaborada por el filósofo canadiense Charles Taylor. Este también se ha preocupado, entre otros muchos temas, por el problema de la diversidad cultural y el conflicto de interpretaciones de la realidad en nuestras sociedades contemporáneas. Sin embargo, su modelo multicultural descansa sobre premisas metafísicas, epistemológicas y éticas parcialmente distintas, y, en consecuencia, deriva en resultados prácticos diferentes.
A tal efecto, el artículo se organiza del siguiente modo. En la próxima sección, ofrezco una presentación del esquema filosófico de Vattimo y su traducción político-práctica. En la siguiente, abordo el modelo alternativo de Taylor, concentrándome casi exclusivamente en el problema del multiculturalismo y las posibilidades de un diálogo fructífero entre culturas. Finalmente, en la última sección planteo una serie de observaciones críticas de la propuesta de Vattimo y sostengo que la teoría de Taylor está mejor dotada conceptualmente para construir un modelo político exitoso.
Cabe destacar que la presentación de ambos autores no puede sino ser superficial y resumida, dejando de lado múltiples aspectos importantes de sus respectivas carreras intelectuales. Con todo, la exposición pretende ser suficiente para comprender los fundamentos filosóficos que nutren cada proyecto político y su mayor o menor coherencia interna.
La fama de Vattimo está atada a su original propuesta filosófica, producto de su lectura de Heidegger y Nietzsche, los dos grandes filósofos en torno a los cuales su pensamiento siempre ha girado (Vattimo, 1989: 13-16; 1993: 1; Woodward, 2009: 76; Kuçlu, 2016: 136). Declarado cultor de la hermenéutica y uno de los protagonistas de su desarrollo en la última parte del siglo xx, desde temprano sugirió que la interpretación más prometedora de la herencia heideggeriana era aquella que lo abordara de la mano de las principales intuiciones nietzscheanas, en dirección a lo que, siguiendo a este filósofo alemán, dio en llamar «nihilismo consumado» (nichilismo compiuto).
Es necesario señalar aquí que esta interpretación fue polémica en su momento debido a que deliberada y explícitamente requiere alterar la posición del propio Heidegger respecto de Nietzsche, a quien entiende como el último paso y articulador del agotamiento de la tradición metafísica occidental, pero no como un autor cuya obra ofreciera prospectivas para una salida o superación de dicha tradición intelectual (Vattimo, 1993: 76-82; Debatin, 2019). Más allá de la letra heideggeriana, otros exponentes notables de la hermenéutica durante el siglo pasado, como Gadamer o Ricoeur, desarrollaron los postulados centrales de sus respectivas teorías por vías alternativas a esta orientación nihilista. No es mi interés aquí enfrentar el problema de qué tan fidedigna es la lectura vattimiana a la obra de Heidegger y, por lo demás, es consistente con las bases de su propia filosofía la noción de que cualquier texto encierra un número infinito de interpretaciones alternativas que, si condicionadas, no están estrictamente limitadas por la intención original de su autor ni por su contexto inmediato. Sin embargo, sí cabe recordar el carácter discutible de la proposición según la cual el destino más prometedor, fructífero (no cabría aquí hablar de «corrección» o «adecuación»), para la continuación contemporánea de la hermenéutica es aquel que enfatiza su faz nihilista. Tener esto en mente abre la puerta a la comparación con la posición de Taylor que realizaré en la siguiente sección.
Sin ninguna pretensión de ofrecer una exposición exhaustiva de la extensa obra de Vattimo, la cual abarca numerosas áreas disciplinares, a los efectos del tema que discutiré en este trabajo no se puede dejar de mencionar algunas claves interpretativas. Central a la concepción del autor es la apropiación de la perspectiva histórica de Heidegger, quien veía a toda la tradición filosófica occidental como fundamentalmente deficiente, al haber olvidado lo que llama la «diferencia ontológica», la distinción que existe entre los entes y el Ser. En esta perspectiva, partiendo de Platón, pasando por toda la tradición medieval neoplatónica o neoaristotélica, e incluyendo a los mayores representantes de la filosofía moderna, como Descartes, Kant o Hegel, se habría identificado el ser erróneamente con la mera presencia efectiva e inmediata de un objeto frente al sujeto cognoscente. A la larga, nuestro mundo contemporáneo, dominado por una racionalidad científico-tecnológica de administración y manipulación absoluta de recursos y personas —también consideradas recursos— (Ge-Stell, en el lenguaje heideggeriano, que Vattimo con frecuencia describe como «mundo de la organización total», citando a Adorno [Vattimo, 1998: 42; 2010: 16; 2018: cap. 16]) sería el último desarrollo de esa misma manera de entender la realidad.
Sería precisamente en Nietzsche donde se revela el carácter fundamentalmente violento de todo pensamiento metafísico: la pretensión de poseer una verdad objetiva, única o absoluta resulta ser una imposición motivada por la voluntad de poder (en un sentido psicológico-antropológico, aunque el propio término es cuanto menos ambiguo en Nietzsche) de aquellos que en cada época y sociedad reclamaron para sí la posesión de dicho conocimiento privilegiado, es decir, los poderosos (extrapolando la intuición a su dimensión sociológico-política). Una vez reconocido lo anterior, ya no es posible sostener convincentemente una certeza metafísica en algún tipo de verdad, sino que la respuesta necesariamente deberá prescindir de la seguridad (psicológica, existencial, pero también social) que dichas nociones ofrecían; en esto consiste la tan mentada «muerte de Dios» nietzscheana.
Ahora bien, en base a esta caracterización del pasado y presente del pensamiento occidental
—pero con efectos universales, en parte debido a los procesos de colonización y globalización,
entre otros— es que Vattimo desarrolla su propia propuesta. Aunque adoptó diferentes
nombres a lo largo de las décadas que abarca su producción intelectual, como «nihilismo
optimista» o, más recientemente, «ontología de la actualidad» (expresión tomada de
Foucault), probablemente sea «pensamiento débil» (pensiero debole)[1] la etiqueta más difundida para designar este estilo y corriente de pensamiento. El
postulado central aquí es que, frente al estado actual del mundo intelectual —atado
al dominio de la ciencia (especialmente natural o física), que adquiere los rasgos
de verdad objetiva y absoluta en esta última etapa de la metafísica— y práctico —el
dominio y organización plenas de la naturaleza y de la sociedad a través de la tecnología—
la única salida posible consiste en el debilitamiento del Ser. Dicho debilitamiento
surte efectos o se manifiesta en múltiples dimensiones, que de ninguna manera podría
abarcar en el espacio de este trabajo. Sin embargo, el núcleo crucial del argumento
reside en el abandono —o, más precisamente, trastocamiento, distorsión (Verwindung) Este concepto, frecuentemente reiterado por Vattimo para caracterizar la relación
que considera necesaria de cara a la tradición metafísica y el mundo contemporáneo
de la Ge-Stell, está tomado de Heidegger, quien, sin embargo, lo utilizó contadas veces en su obra
madura. Se puede traducir de diferentes maneras, como distorsión, convalecencia, pero
esencialmente lo que el autor busca poner de relieve es que no se puede pretender
una sencilla «superación» (Übervindung) que deje atrás completamente la metafísica (ni el mundo contemporáneo que es su producto),
sino que siempre se trata de arrastrar las marcas de esa historia previa, de mantenerse
en su universo conceptual, pero alterando parcialmente, desviando y confiriendo nuevos
y distintos sentidos a sus términos y prácticas centrales (
Sin profundizar en los múltiples aspectos y las sutilezas conceptuales y argumentales
que subyacen a la brevísima y superficial exposición de los últimos párrafos, importa
ahora señalar, a los efectos del tema de esta investigación, cómo desde muy temprano
la atención a la pluralidad (cultural, cosmovisional) está en el corazón mismo de
la posición vattimiana. Es el encuentro con mundos culturales diferentes, a través
de la etnografía del siglo xix, uno de los factores que contribuyen a explicar el énfasis de mucho del ambiente filosófico
de fines del siglo xix y principios del xx en la capacidad humana para la novedad y lo impredecible; así, por ejemplo, queda
claramente expresado en las notas de libertad e historicidad que Heidegger atribuye
al Dasein, que constituyen una reacción contra la reducción científica del hombre,
pero también de cualquier concepción universalista de lo humano (ibid.: 41-43 y 153-156). En este sentido, la idea de pluralidad descansa en el mismísimo
fondo conceptual de la idea de la metafísica como violencia. En efecto, la verdad
es violencia por cuanto una interpretación se pretende la única posible o verdadera,
pero esto solo tiene sentido sobre un trasfondo de múltiples interpretaciones alternativas
que son de este modo silenciadas o relegadas al plano de la no-verdad (falsedad, error,
imaginación), así como infinitas otras posibles, aunque no actualmente expresadas.
La descolonización —que quiebra radicalmente la noción de una historia única, lineal,
homogénea, ante la necesidad de atender a otras perspectivas y otros lugares de enunciación—
es otro de los fenómenos que marcan nuestra época posmoderna, así como la incontrolable
multiplicación de puntos de vista irreconciliables, opiniones y formas de aproximarse
a la realidad, en el marco del surgimiento de tecnologías de la comunicación que dan
lugar a innumerables voces hasta ahora ausentes del discurso público ( Respecto de este último punto, la convicción de que el desarrollo de las tecnologías
de la comunicación, especialmente internet, y la multiplicación de los medios de comunicación
casi por su propia fuerza nos introducen en un mundo de pluralidad irreductible e
incontrolable por los poderes económicos, políticos, sociales, Vattimo se ha manifestado
críticamente en tiempos recientes. Ahora afirma que en aquel momento, a fines de los
años ochenta y principios de los noventa se puso una excesiva esperanza en lo que
el cambio en los recursos tecnológicos, por sí mismo, podría producir a nivel sociológico.
En la práctica, sí parecería que los gobiernos y grandes élites económico-mediáticas
han logrado controlar u ordenar estos discursos con relativo éxito (
Como se hace evidente, una teoría de este tipo necesariamente encierra connotaciones
políticas. Sin embargo, a pesar del precoz interés de Vattimo por esta dimensión de
la existencia social y su activa participación práctica —que va desde su intensa actividad
juvenil en el grupo estudiantil de Acción Católica hasta su más reciente desempeño
como miembro del Parlamento Europeo, en 1999 y nuevamente en 2009 ( Esto permite, quizá, hablar de un pensamiento político «maduro» del autor en este
período. Atendiendo a estos cambios en el foco de atención, algunos autores han propuesto
esquemas alternativos para periodizar las principales etapas de su producción (
Esencialmente, el intento será el de traducir políticamente la actitud o propuesta
(teórica y práctica) del pensamiento débil, o lo que es lo mismo, desarrollar las
consecuencias «anárquicas» de una hermenéutica ontológica nihilista (
Quizá el nodo de sentido donde más evidente se hace la transición es en la insistencia
del autor, repetida en muchas de sus obras más recientes, en identificar el «olvido
del Ser» heideggeriano con los «perdedores de la Historia» de Walter Benjamin —quien,
por los demás, siempre fue una referencia intelectual dentro del pensamiento vattimiano,
en su diálogo (crítico) con el marxismo heterodoxo del siglo xx— (
Ahora bien, la vocación de la hermenéutica como «filosofía de la praxis» ( Esto, desde luego, debe ser leído en paralelo con su propia participación activa,
vinculado a un número de partidos políticos italianos de izquierda.
En una primera aproximación, una concepción procedimental de la democracia parecería adecuarse al espíritu general del enfoque hermenéutico que el autor defiende. La justificación radicaría en que la democracia, en principio, iguala las posibilidades de participación y el peso en la decisión de todos los ciudadanos, evitando que ningún grupo o actor determinado imponga su propia opinión como definitiva; en términos de Lefort, la democracia vacía el lugar del poder. Hay una evidente analogía entre la imposibilidad de identificar un lugar de enunciación privilegiado o final, que tenga la última palabra en el juego democrático, y la necesidad de dar lugar a las interpretaciones alternativas del mundo, especialmente de los más débiles (ibid.: cap. 10). La tentación metafísica de poseer una verdad última o absoluta se identifica así casi linealmente con una clausura autoritaria del régimen democrático.
Con todo, cabe destacar que, al menos en esta primera lectura de la propuesta política
de Vattimo, la definición de democracia que se emplea es procedimental. Ello no necesariamente
significa puramente formal o idéntica a las concepciones mínimas postuladas por algunas
vertientes del liberalismo. En este sentido, a lo que se opondría es a una concepción
sustantiva, donde determinados valores morales o condiciones económicas o estado de
cosas es tomado como la finalidad objetiva del Estado o la comunidad política, con
exclusión de otras orientaciones posibles de la actividad pública ( En el mismo sentido, más de una vez Vattimo busca asociar esta crítica heideggeriana
de la verdad metafísica con la propuesta de Popper, quien —más allá de otras diferencias
importantes— comparte la idea de que una pretensión fuerte de poseer la verdad es
enemiga de la democracia (
En estas últimas dos décadas, su posición ha girado en torno a la recuperación de
la idea de socialismo o comunismo, aunque en un sentido particular, que Vattimo —en
colaboración con Santiago Zabala, uno de sus principales discípulos— ha dado en llamar
«comunismo hermenéutico». La variante que ellos desean rescatar no es el comunismo
estatal del siglo xx, tal como fue practicado en la Unión Soviética y en otros países, y, en un plano más
teórico, rechazan los residuos metafísicos que el socialismo conserva cuando se considera
«científico» o cuando prevé procesos sociales y económicos deterministas y una inevitable
teleología de la historia. Es, asimismo, un comunismo sin revolución (
Ello no conlleva una contradicción o abandono completo de la noción de democracia expuesta en más arriba. Baste señalar que en el mismo libro que dio nombre a esta nueva propuesta, todavía se puede encontrar una continuidad argumental, al señalar la analogía entre el consenso procedimental de la democracia y el derecho a interpretar de los débiles avanzado por la hermenéutica (ibid.: 79). Sin embargo, sí es claro que la afinidad con ideales que todavía se podían razonablemente caracterizar como «liberales» se divorcia en este punto de la estructura jurídico-institucional y práctica del Estado liberal tal como existe hoy. «Genuine liberalism is only possible if human beings are given infinite freedom for their own re-creation. This is the reason that a tolerant society is one in which achievements will be determined by the plurality of conversations with different linguistic communities instead of the imposition of a liberal state, as with the invasion of Iraq» (ibid.: 106).
El propio reformismo de izquierda aparece agotado y demasiado complaciente en su acomodo dentro del sistema social, económico y político vigente. En cambio, son los nuevos socialismos de corte latinoamericano, como los representados por Hugo Chávez, Evo Morales, Luiz Inácio «Lula» da Silva o Rafael Correa, los que ofrecen una alternativa prometedora. Aquí, estos regímenes vienen descritos en términos elogiosos: su acceso al poder y su base de apoyo es sustancialmente popular y democrática (a diferencia de China), se mantienen mediante el éxito electoral continuado y parecen ser los únicos que, a diferencia de los países occidentales centrales, adoptan políticas públicas contrarias al esquema dominante: implementan políticas de nacionalización de empresas y recursos, reconocen o amplían derechos de minorías, fomentan la descentralización burocrática y se oponen al consenso económico neoliberal y la intervención militar estadounidense (ibid.: cap. 4).
La declarada adhesión a estos modelos políticos prácticos despertó, como era de esperarse,
algunas resistencias incluso entre los lectores y seguidores del filósofo italiano.
Una de las críticas más previsibles (aunque no por ello menos fuerte) es que, pese
a la presentación laudatoria que los autores hacen de ellos, resulta muy cuestionable
que los mencionados regímenes representen verdaderamente alternativas políticas «débiles».
Así, por ejemplo, Perkins y Gillespie (
No obstante esta y otras críticas, la opinión de Vattimo no parece haber variado sustancialmente
en los últimos años, y en sus publicaciones más recientes sigue sosteniendo que las
democracias socialistas latinoamericanas se le aparecen como la única alternativa
o novedad en un mundo globalmente sumido en la «ausencia de emergencia» ( Aunque, hay que decirlo, en este lugar morigera parcialmente su entusiasmo por estos
regímenes, añadiendo que para que no degeneren en autoritarios o personalistas es
necesaria una participación activa y continuada de los movimientos sociales y organizaciones
de base.
Habiendo presentado someramente la postura de Vattimo, en esta sección querría abocarme
a introducir una construcción alternativa de los corolarios políticos de la tradición
hermenéutica. Para ello, me apoyaré en la contribución del filósofo canadiense Charles
Taylor, quien también reconoce una influencia de esta corriente en múltiples pasajes
(
Quizá uno de los temas que más ha contribuido a la fama internacional de Taylor haya
sido el del multiculturalismo, especialmente a partir de un famoso ensayo, originalmente
publicado en un volumen colectivo con ocasión de la inauguración del University Center
for Human Values de la Universidad de Princeton ( Por eso es que Taylor ha podido decir que: «Despite the appearance of variety in
the papers published in this collection, they are the work of a monomaniac […]. lf
one had to find a name for where this agenda falls in the geography of philosophical
domains, the term “philosophical anthropology’”would perhaps be best, although this
term seems to make English-speaking philosophers uneasy» (
Limitándonos al campo específico del multiculturalismo, el autor canadiense es evidentemente consciente de en qué medida la pertenencia a un horizonte cultural de sentido y de valores morales es constitutivo de la identidad humana. La dificultad, como es previsible, aparece en cuanto el mundo contemporáneo hace cada vez más frecuente el contacto entre grupos culturalmente diversos, que muchas veces deben convivir en los mismos espacios físicos y dentro de los mismos marcos jurídico-políticos. Lo crucial aquí es el proceso por el cual el reconocimiento de la igualdad se expande como ideal asociado a la democracia moderna y, al menos desde la última parte del siglo xx, esta exigencia de igual reconocimiento se extiende también a las diferentes culturas y otros componentes identitarios. Los antiguos esquemas de relación con otros pueblos se revelan etnocéntricos (o, según la dimensión que analicemos, patriarcales, racistas, etc.) y quedan progresivamente deslegitimados. Hasta aquí, la descripción del escenario global es una que resulta familiar también, en cierta medida, al planteo vattimiano. La experiencia de la pluralidad cultural, cosmovisional, moral atraviesa cualquier intento de articular una comprensión y una propuesta normativa para las sociedades tardomodernas.
Frente a tal situación, el modelo político que Taylor defiende es uno que efectivamente
tome en serio los contenidos morales sustantivos en la esfera pública y en la deliberación
colectiva Aunque sería imposible exponerlo adecuadamente en este trabajo, cabe mencionar que
la posición metafísica general de Taylor consiste en una forma sui generis de realismo, que diferentes autores han dado en llamar «realismo apelativo», «realismo
hermenéutico», «realismo falsable» y «realismo expresivo», expresión que prefiero.
Para profundizar en este aspecto ver los trabajos de Thiebaut (
Ahora bien, si la política no puede mantenerse en una posición presuntamente neutral frente a la diversidad cultural o cosmovisional, puesto que esta falsa imparcialidad de hecho genera una estructura favorable a algunas de ellas y perjudicial para otras, todavía no tenemos la respuesta al problema del contacto entre las culturas. El peligro latente sería que el grupo mayoritario en una sociedad multicultural se impusiera a costa de la supervivencia (identitaria) de las minorías. La pata del argumento que todavía falta presentar es aquella según la cual las diversas culturas deben ser preservadas porque encierran algo de valioso. Este punto es fundamental para la comparación que realizaré en la sección siguiente de este trabajo. En sus palabras:
Although it is not often stated clearly, the logic behind some of these demands seems to depend upon a premise that we owe equal respect to all cultures. […] The implication seems to be that absent these distorting factors, true judgments of value of different works would place all cultures more or less on the same footing. Of course, the attack could come from a more radical, neo-Nietzschean standpoint, which questions the very status of judgments of worth as such, but short of this extreme step (whose coherence I doubt), the presumption seems to be of equal worth.
I would like to maintain that there is something valid in this presumption, but that
the presumption is by no means unproblematic, and involves something like an act of
faith (
En la cita precedente, el filósofo canadiense identifica (y rechaza) una variante de la crítica de raíz neonietzscheana, que a grandes rasgos correspondería con la expresada por Vattimo, tal como se vio en la sección anterior. Por el contrario, la formulación de Taylor descansa sobre la convicción de que efectivamente es posible realizar juicios de valor. En efecto, si los juicios de valor fueran puramente arbitrarios y no reflejaran otra cosa que una lucha de poder y una imposición, se perdería de vista la experiencia real que está en el fondo del reclamo. Las colectividades culturales que reclaman su reconocimiento lo hacen a partir de la convicción de que realmente hay algo valioso allí que ha sido históricamente ignorado, mal representado o juzgado con estándares de valoración etnocéntricos y parciales. A ojos del quebequense, se cae en cierta incoherencia al demandar respeto o reconocimiento sin una honesta valoración positiva de parte del interlocutor; se trataría de pura condescendencia o hipocresía (ibid.: 70). Por lo tanto, debe ser posible realizar evaluaciones respecto de cada cultura, e incluso transculturales; no puede establecerse a priori que necesariamente el resultado de esa evaluación será que todas las culturas valen lo mismo. Con todo, cabe partir de la presunción de que cualquier cultura que haya animado a una comunidad humana durante un período de vida considerable probablemente tenga algo valioso que aportar a la humanidad en general, y en consecuencia debe ser tratada con respeto.
La presunción de valor mencionada puede funcionar como compromiso político, pero deja
abierta la pregunta filosófica: ¿cómo es posible entonces realizar la evaluación,
si no existen parámetros neutrales, puramente objetivos, sino que estos siempre están
derivados de una u otra forma de nuestro propio horizonte cultural? La respuesta de
Taylor se apropia de un concepto gadameriano central, el de «fusión de horizontes».
En numerosas obras (
En su traducción práctica, como ya observé más arriba, Taylor adhiere a un modelo
estatal democrático que reconoce la mayoría de los derechos liberales fundamentales,
pero que, sin embargo, abandona la pretensión de neutralidad y se permite una toma
de postura para la defensa y preservación de las culturas y modelos de vida de sus
miembros. Aún más, el propio debate público debe estar permeado por este tipo de discusiones
morales sustantivas, a través de las cuales puede darse el intercambio necesario para
lograr puntos de acuerdo y, en el mejor de los casos, una parcial fusión de horizontes
entre los participantes. Así, las políticas multi o interculturales El filósofo canadiense recoge una diferencia entre ambos términos según se emplean
en Canadá y el Quebec, pero también en Europa, indicando en qué contexto podría ser
más adecuada cada variante (
En la misma línea, también aparece aquí otro de los grandes temas en los que el autor
ha profundizado en las últimas dos décadas, la cuestión de la secularización Debe notarse que también Vattimo hace de la secularización un asunto central a su
teoría, dentro del «giro religioso» que algunos han visto en el campo de la filosofía
sobre fines del siglo pasado y la primera década del presente. Desafortunadamente,
no cuento con el espacio suficiente para abordar toda esta otra dimensión del pensamiento
de ambos pensadores.
Estas mismas recetas acerca del multiculturalismo y el secularismo son las que el mismo autor recomendó a través de su participación en la conocida Comisión Bouchard-Taylor sobre los «acomodamientos razonables» (reasonable accommodation) en Quebec, entre los años 2007 y 2008.
A partir de la exposición de las secciones precedentes, querría ahora realizar una serie de observaciones críticas acerca de las dificultades teóricas que la propuesta filosófico-política de Vattimo enfrenta. En contraste, defenderé la posición de que la teoría de Taylor, también alimentándose (al menos parcialmente) de la tradición hermenéutica, ofrece respuestas más satisfactorias a muchos de esos focos problemáticos.
Un primer punto, que ya ha sido observado por otros estudiosos (
Esta tensión lleva a una segunda ambigüedad dentro del esquema de justificación normativo
de Vattimo. En varias oportunidades él mismo ha hecho notar que el imperativo moral
que guían su teoría y práctica de pensamiento débil es la reducción de la violencia.
Sin embargo, diferentes pasajes de la obra del turinense revelan que, en rigor, no
rechaza toda violencia, sino solamente aquella fundada metafísicamente ( Desde un punto de vista cronológico, Rivera (
En alguna medida, las objeciones anteriores parecerían resolverse en lo que, a la
postre, no es sino un problema teórico adicional. Toda la prospectiva socio-política
de Vattimo remite a la aceptación de la concepción histórica general de Heidegger
y su periodización: la historia de Occidente entendida como historia de la metafísica,
su eventual consumación en el mundo contemporáneo de la Ge-Stell y la lectura vattimiana (que en algunos lugares designa «heideggeriana de izquierda»
[
Frente a las dificultades y tensiones internas mencionadas, querría esbozar apenas
una propuesta alternativa. Como Jeff Malpas y Nick Malpas (
En cambio, la noción de verdad puede resultar esencial a un trabajo crítico sobre
las prácticas e ideas vigentes. Así, por ejemplo, sucede en el modelo Taylor, para
quien es necesario un reconocimiento hermenéutico de la importancia de la interpretación
que constituye en cierta medida el sentido de la realidad social. Tanto a nivel individual
como colectivo-cultural, nuestras interpretaciones pueden ser corregidas en el intercambio
y enfrentamiento con interpretaciones alternativas. Pero esta operación solamente
puede tener lugar si conservamos un criterio de verdad (nunca plenamente alcanzada)
en virtud del cual la nueva interpretación resulta marginalmente superior a la anterior
(
La teoría de Taylor no hace una opción política apriorística por un grupo determinado. Es indudablemente sensible a la diversidad cultural y, por lo tanto, busca proteger a minorías culturales de los peligros espejados de la asimilación etnocéntrica y la exclusión social. Sin embargo, la integración se hace a partir de una valoración positiva sustantiva del aporte moral y filosófico que cada cultura encierra. Dicho de otro modo, precisamente por cuanto se valora la cuota de verdad que puedan poseer es que todos los puntos de vista deben ser escuchados e interpretados en sus propios términos (y no en los del grupo cultural, económica o políticamente dominante). Pero ello exige adoptar una concepción realista o cuasi-realista respecto de la realidad y de la ética. De un modo similar a Vattimo, Taylor cree que nuestra realidad social está parcialmente constituida por interpretaciones compartidas, pero estas deben ser interpretaciones «de algo» y, por lo tanto, ser corregibles, perfectibles, en función de que expresen más o menos perfectamente aquello —cuyo objeto no tiene por qué ser tratado como un ente físico externo, al modo naturalista; perfectamente puede darse una expresión más o menos adecuada de sentimientos, emociones, valores, ideales—. Solo en la medida que se atienda a que el intercambio con otras culturas puede contribuir a perfeccionar o ampliar mi propia aprehensión de una realidad que de otro modo perdería de vista es que la interacción puede ser vista como algo positivo.
Esto implica, ciertamente, una modificación parcial del modelo liberal occidental del Estado, para permitir una mayor participación en el debate público e injerencia de los ciudadanos en las decisiones políticas. Hasta ahí, hay cierta coincidencia con la propuesta vattimiana. No obstante, el modelo que Taylor tiene en mente todavía conserva más del esquema liberal vigente. Difícilmente podría, por ejemplo, verse reflejado en regímenes más o menos personalistas, tal como el italiano ha creído ver en los últimos años. Del mismo modo, la preocupación es cierta integración armónica, antes que una oposición que se presupone entre poderosos y débiles, por lo que, si el Estado ha de tomar partido y no permanecer neutral, no será solamente para oponer un grupo a otro, sino para intentar conciliar las posiciones. El objetivo de reducir la violencia no es menos evidente, pero se aleja resueltamente de cualquier justificación de una violencia revolucionaria, así como de modos de violencia contrahegemónicos no metafísicamente fundados.
Según el mismo Vattimo ha afirmado una y otra vez, la verdadera motivación detrás
de su proyecto filosófico-político (y del de Heidegger, agregaría él) es ético-política
y no epistemológica, es decir, la adhesión se justifica más en el objetivo de liberación
del hombre que pretende lograr, antes que por haber demostrado «falsa» la visión metafísica
o «verdadera» la propia (
[1] |
Este nombre titulaba un famoso libro coeditado por Vattimo y Pier-Aldo Rovatti en
1983, si bien terminó por designar a todo el movimiento intelectual del que formaban
parte. La expresión está originalmente tomada de Carlo Viano, como el propio Vattimo
reconociera en más de una ocasión ( |
[2] |
Este concepto, frecuentemente reiterado por Vattimo para caracterizar la relación
que considera necesaria de cara a la tradición metafísica y el mundo contemporáneo
de la Ge-Stell, está tomado de Heidegger, quien, sin embargo, lo utilizó contadas veces en su obra
madura. Se puede traducir de diferentes maneras, como distorsión, convalecencia, pero
esencialmente lo que el autor busca poner de relieve es que no se puede pretender
una sencilla «superación» (Übervindung) que deje atrás completamente la metafísica (ni el mundo contemporáneo que es su producto),
sino que siempre se trata de arrastrar las marcas de esa historia previa, de mantenerse
en su universo conceptual, pero alterando parcialmente, desviando y confiriendo nuevos
y distintos sentidos a sus términos y prácticas centrales ( |
[3] |
Respecto de este último punto, la convicción de que el desarrollo de las tecnologías
de la comunicación, especialmente internet, y la multiplicación de los medios de comunicación
casi por su propia fuerza nos introducen en un mundo de pluralidad irreductible e
incontrolable por los poderes económicos, políticos, sociales, Vattimo se ha manifestado
críticamente en tiempos recientes. Ahora afirma que en aquel momento, a fines de los
años ochenta y principios de los noventa se puso una excesiva esperanza en lo que
el cambio en los recursos tecnológicos, por sí mismo, podría producir a nivel sociológico.
En la práctica, sí parecería que los gobiernos y grandes élites económico-mediáticas
han logrado controlar u ordenar estos discursos con relativo éxito ( |
[4] |
Esto permite, quizá, hablar de un pensamiento político «maduro» del autor en este
período. Atendiendo a estos cambios en el foco de atención, algunos autores han propuesto
esquemas alternativos para periodizar las principales etapas de su producción ( |
[5] |
Esto, desde luego, debe ser leído en paralelo con su propia participación activa, vinculado a un número de partidos políticos italianos de izquierda. |
[6] |
En el mismo sentido, más de una vez Vattimo busca asociar esta crítica heideggeriana
de la verdad metafísica con la propuesta de Popper, quien —más allá de otras diferencias
importantes— comparte la idea de que una pretensión fuerte de poseer la verdad es
enemiga de la democracia ( |
[7] |
Aunque, hay que decirlo, en este lugar morigera parcialmente su entusiasmo por estos regímenes, añadiendo que para que no degeneren en autoritarios o personalistas es necesaria una participación activa y continuada de los movimientos sociales y organizaciones de base. |
[8] |
Por eso es que Taylor ha podido decir que: «Despite the appearance of variety in
the papers published in this collection, they are the work of a monomaniac […]. lf
one had to find a name for where this agenda falls in the geography of philosophical
domains, the term “philosophical anthropology’”would perhaps be best, although this
term seems to make English-speaking philosophers uneasy» ( |
[9] |
Aunque sería imposible exponerlo adecuadamente en este trabajo, cabe mencionar que
la posición metafísica general de Taylor consiste en una forma sui generis de realismo, que diferentes autores han dado en llamar «realismo apelativo», «realismo
hermenéutico», «realismo falsable» y «realismo expresivo», expresión que prefiero.
Para profundizar en este aspecto ver los trabajos de Thiebaut ( |
[10] |
El filósofo canadiense recoge una diferencia entre ambos términos según se emplean
en Canadá y el Quebec, pero también en Europa, indicando en qué contexto podría ser
más adecuada cada variante ( |
[11] |
Debe notarse que también Vattimo hace de la secularización un asunto central a su teoría, dentro del «giro religioso» que algunos han visto en el campo de la filosofía sobre fines del siglo pasado y la primera década del presente. Desafortunadamente, no cuento con el espacio suficiente para abordar toda esta otra dimensión del pensamiento de ambos pensadores. |
[12] |
Desde un punto de vista cronológico, Rivera ( |
Abbey, R. (2000). Charles Taylor. Teddington: Acumen. Disponible en: https://doi.org/ 10.1017/UPO9781844653188. |
|
Bellomo, S. (2011). Lenguaje, verdad, libertad. El realismo expresivo de Charles Taylor. Barañáin, Navarra: Ediciones Universidad de Navarra. |
|
Bohmann, U. y Montero, D. (2014). History, Critique, Social Change and Democracy. An Interview with Charles Taylor. Constellations, 21 (1), 3-15. Disponible en: https://doi.org/10.1111/1467-8675.12069. |
|
Debatin, G. (2019). Aproximando-se da Distância: as principais disparidades do Pensamento Fraco de Vattimo ante a Ontologia heideggeriana. Ekstasis: Revista de Hermenêutica e Fenomenología, 8 (1), 183-200. Disponible en: https://doi.org/10.12957/ek.2019.42605. |
|
Ginev, D. (2010). The Political Vocation of Post-Metaphysical Hermeneutics: On Vattimo’s Leftist Heideggerianism and Postmodern Socialism. Critical Horizons, 11 (2), 243-264. Disponible en: https://doi.org/10.1558/crit.v11i2.243. |
|
Giorgio, G. (2009). La portata politica del «pensiero debole» di Giannni Vattimo. Trópos, 2 (1), 113-125. |
|
Glyn-Williams, O. (2017). Are the Oppressed «Weak»?: Emancipation and Hermeneutic Communism. En S. Mazzini y O. Glyn-Williams (eds.). Making Communism Hermeneutical. Reading Vattimo and Zabala (pp. 182-188). New York: Springer. Disponible en: https://doi.org/10.1007/978-3-319-59021-9_25. |
|
Gracia Calandín, J. (2010). La interculturalidad en el quicio de la hermenéutica filosófica. Recerca. Revista de Pensamiento y Análisis, 10, 101-120. |
|
Kuçlu, E. (2016). Gianni Vattimo. Truth’s Violence and Weak Thought. Uludağ Üniversitesi Fen Edebiyat Fakültesi Sosyal Bilimler Dergisi, 30 (1), 133-142. Disponible en: https://doi.org/10.21550/sosbilder.290789. |
|
Lindsey, J. R. (2013). Vattimo’s Renunciation of Violence. Ethical Theory and Moral, Practice, 16, 99-111. Disponible en: https://doi.org/10.1007/s10677-011-9324-5. |
|
Malpas, J. y Malpas, N. (2017). Politics, Hermeneutics, and Truth. En S. Mazzini y O. Glyn-Williams (eds.). Making Communism Hermeneutical. Reading Vattimo and Zabala (pp. 20-28). New York: Springer. Disponible en: https://doi.org/10.1007/978-3-319-59021-9_3. |
|
Martin, J. (2019). The risks of hermeneutic politics. Iride: filosofia e discussione pubblica, 32 (87), 415-424. |
|
Miller, T. (2009). In Hermeneutic Circles. A Reply to White. Political Theory, 37 (6), 817-822. Disponible en: https://doi.org/10.1177/0090591709345466. |
|
Perkins, L. y Gillespie, M. (2017). The Dangerous Divide: Between Weak Thought and Practical Politics. En S. Mazzini y O. Glyn-Williams (eds.). Making Communism Hermeneutical. Reading Vattimo and Zabala (pp. 137-149). New York: Springer. Disponible en: https://doi.org/10.1007/978-3-319-59021-9_19. |
|
Rivera, V. (2017). El fin del pensamiento débil. Gianni Vattimo, nihilismo y violencia global. Estudios Filosóficos, 66, 59-84. |
|
Saiz, M. J. (2020). El diálogo entre tradiciones y culturas. El pensamiento de A. MacIntyre y C. Taylor. Buenos Aires: Teseo. |
|
Taylor, C. (1985a). Human Agency and Language. Philosophical Papers 1. Cambridge: Cambridge University Press. Disponible en: https://doi.org/10.1017/CBO9781139173483. |
|
Taylor, C. (1985b). Interpretation and the Sciences of Man. En Philosophy and the Human Sciences (pp. 15-57). Cambridge, Massachusetts: Cambridge University Press. |
|
Taylor, C. (1994). The Politics of Recognition. En A. Gutmann (ed.). Multiculturalism and the «Politics of Recognition» (pp. 25-73). Princeton, New Jersey: Princeton University Press. |
|
Taylor, C. (2007). A Secular Age. Cambridge, MA: Harvard University Press. |
|
Taylor, C. (2011). Understanding the Other: A Gadamerian View on Conceptual Schemes. Dilemmas and Connections. Selected Essays (pp. 24-38). Cambridge, Massachusetts: Harvard University Press. |
|
Taylor, C. (2012a). Interculturalism or multiculturalism? Philosophy Social Criticism, 38, 413-423. Disponible en: https://doi.org/10.1177/0191453711435656. |
|
Taylor, C. (2012b). Secularism and multiculturalism. En Values and Ethics for the 21st Century (pp. 77-100). Bilbao: Banco Bilbao Vizcaya Argentaria. |
|
Taylor, C. (2016). The Language Animal. The Full Shape of the Human Linguistic Capacity. Cambridge, Massachusetts: Belknap Press. |
|
Taylor, C., Nanz, P. y Beaubien Taylor, M. (2020). Reconstructing Democracy. How Citizens Are Building from the Ground Up. Cambridge, Massachusetts: Harvard University Press. Disponible en: https://doi.org/10.4159/9780674246652. |
|
Thiebaut, C. (1994). Introducción. Recuperar la moral: la filosofía de Charles Taylor. En C. Taylor. La ética de la autenticidad (pp. 11-34). Barcelona: Paidós. |
|
Vattimo, G. (1989). Essere, storia e linguaggio in Heidegger. Genova: Marietti. |
|
Vattimo, G. (1993). The Adventure of Difference. Philosophy after Nietzsche and Heidegger. C. Blamires (trad.). Baltimore: Johns Hopkins University Press. |
|
Vattimo, G. (1995). Dialettica, differenza, pensiero debole. En G. Vattimo y P. A. Rovatti (eds.). Il pensiero debole (pp. 12-28). Milano: Feltrinelli. |
|
Vattimo, G. (1998). La fine della modernità. Milano: Garzanti. |
|
Vattimo, G. (2000). La società trasparente. Milano: Garzanti. |
|
Vattimo, G. (2010). Adiós a la verdad. M.ª T. d’Meza (trad.). Barcelona: Gedisa. |
|
Vattimo, G. (2012). Della realtà. Milano: Garzanti. |
|
Vattimo, G. (2017). Response to Perkins and Gillespie. En S. Mazzini y O. Glyn-Williams (ed.). Making Communism Hermeneutical. Reading Vattimo and Zabala (pp. 151-152). New York: Springer. Disponible en: https://doi.org/10.1007/978-3-319-59021-9_20. |
|
Vattimo, G. (2018). Essere e dintorni. Milano: La nave di Teseo. |
|
Vattimo, G. y Zabala, S. (2011). Hermeneutic Communism. New York: Columbia University Press. Disponible en: https://doi.org/10.7312/vatt15802. |
|
White, S. (2009). Violence, Weak Ontology, and Late-Modernity. Political Theory, 37 (6), 808-816. Disponible en: https://doi.org/10.1177/0090591709345464. |
|
Woessner, M. (2017). Hermeneutic Communism: Left Heideggerianism’s Last Hope? En S. Mazzini y O. Glyn-Williams (eds.). Making Communism Hermeneutical. Reading Vattimo and Zabala (pp. 35-48). New York: Springer. Disponible en: https://doi.org/10.1007/978-3-319-59021-9_5. |
|
Woodward, A. (2009). The Verwindung of Capital: On the Philosophy and Politics of Gianni Vattimo. Symposium: Canadian Journal of Continental Philosophy, 13 (1), 73-99. Disponible en: https://doi.org/10.5840/symposium20091315. |
|
Zabala, S. (2007). Introduction: Gianni Vattimo and Weak Philosophy. En S. Zabala (ed.). Weakening Philosophy. Essays in Honor of Gianni Vattimo (pp. 3-34). Montreal: McGill-Queen’s University Press. |