RESUMEN
En el partido Vox ha existido desde su fundación un doble discurso. Por un lado, se ha destacado su carácter singular, tanto en las circunstancias que propician su existencia como en su idiosincrasia y planteamientos. Por otro lado, se ha ido afirmando e imponiendo un discurso que identifica como compartidos con otros partidos de derecha radical tanto su diagnóstico de las problemáticas que denuncia como las soluciones ofrecidas. Desde este planteamiento el partido ha desarrollado una amplia política de contactos y alianzas con otras formaciones. En este artículo se abordarán las influencias ejercidas por otras formaciones de derecha radical sobre un partido Vox en proceso de definición ideológica. Se argumentará asimismo que, una vez consolidado en el panorama político español, Vox ha centrado sus contactos en las formaciones con las que tiene un mayor grado de coincidencia en planteamientos considerados centrales desde el partido, abandonado una previa política escasamente selectiva al respecto. Se estudiarán de forma individualizada las referencias internacionales más intensas de Vox, en buena medida ordenadas por su creciente relevancia en ese sentido. Estos contactos y alianzas suponen en cualquier caso una colaboración meramente reactiva, centrada en propiciar que cada país pueda anteponer en toda cuestión su estricto interés nacional.
Palabras clave: Vox; derecha radical; nacionalismo; alianzas políticas; influencias políticas; valores conservadores; reacción cultural; democracia iliberal.
ABSTRACT
A double discourse has existed in Vox since its foundation. On the one hand, the party has enhanced its unique character, both in terms of the circumstances that justify its existence and to its idiosyncrasy and political aims. On the other hand, its identification with other radical right parties, both in the interpretation of the problems denounced and the solutions offered, has increasingly gained strength. Grounded on this perspective, the party has developed a broad policy of contacts and alliances with other parties. This article will address the influences exerted by other radical right formations on the process of ideological definition of Vox party. It will also be argued that, once consolidated in the Spanish political scene, Vox has focused its policy of contacts on the formations with which it has a higher level of coincidence in ideas considered central by the party, abandoning a previously less selective approach in this regard. The most intense international references of Vox will be studied individually, to a large extent ordered by their growing relevance in this regard. These contacts and alliances imply in any case a merely reactive collaboration, focused on enabling each country to put its strict national interest first in all matters.
Keywords: Vox; radical right; nationalism; political alliances; political influences; conservative values; cultural backlash; illiberal democracy.
El partido Vox ha centrado su programa y comunicación política en una intensa exaltación y reivindicación de la nación española, presentada como preocupación primordial del partido, y fundamento de su ideología y motivaciones políticas. El catalizador del ascenso inicial de Vox fue su intensa reivindicación de la nación española en el contexto del proceso independentista en Cataluña (Arroyo Menéndez, 2020); el partido apela asimismo a la recuperación de la soberanía de la nación española y el Estado frente a limitaciones e injerencias de instituciones internacionales; otro elemento central de su discurso aboga por la defensa de lo que identifica como identidad tradicional de la nación española, que considera amenazada tanto por la inmigración, en particular musulmana, como por determinados grupos del propio país (feminismo, movimiento LGTBI, izquierda en general).
El discurso centrado en España y la nación española de Vox en ocasiones da pie a declaraciones de singularidad, como es el caso del vicesecretario de Relaciones Internacionales de Vox, Espinosa de los Monteros, entrevistado en abril de 2019: «A Vox se le asocia frecuentemente y con facilidad con otros partidos y cosas nuevas que están sucediendo en otras partes del mundo […], pero no es realmente cierto» (Applebaum, 2019). En contraste con comentarios en esta línea, desde el partido se afirma asimismo con frecuencia estar reaccionando a problemáticas que son similares en otros países, ofreciendo respuestas similares a las de partidos afines en esos países. Vox se presenta en este sentido como expresión de una corriente mundial; se puede considerar el punto de inflexión en este planteamiento el encuentro de la derecha radical en Coblenza en enero de 2017, donde el presidente de Vox vinculó a su formación con una corriente global: «Vox está en el epicentro de la gran reacción que se avecina en todo el mundo y que será un punto de inflexión para la victoria de nuestra ideas, y para la salvación de Occidente, de su libertad y de su identidad» (Abascal, 2017).
Vox ha desarrollado, particularmente desde entonces, una intensa actividad para establecer contactos y alianzas con formaciones consideradas ideológicamente cercanas desde el partido, y para darles proyección mediática. Al ser un partido de aparición comparativamente tardía, en proceso de definición ideológica cuando ya existían en otros países partidos de derecha radical consolidados y de larga trayectoria, Vox ha podido nutrirse de la experiencia de estos para construir su argumentario y estrategias. Vox ha utilizado a estos partidos como ejemplo y estímulo, tanto para uso interno como en su dimensión propagandística de cara a la sociedad española.
El objeto de este estudio será en primer lugar analizar cómo se encuadra el ideario de Vox en el marco ideológico de los partidos de derecha radical, determinando la existencia de influencias de las otras formaciones. En algunas ocasiones estas influencias están explícitamente reconocidas; en otras el discurso y las prácticas comunicativas de Vox, tales como los eslóganes, son réplicas evidentes de los utilizados por otras formaciones.
Entre los partidos de derecha radical existen elementos comunes y tendencias diferenciadas, que han llevado a Vox a inclinarse más por ciertas formaciones. Las posiciones ideológicas no han sido unívocas en el partido; conviven en este personajes con distintos posicionamientos, que muestran distintas preferencias por unas u otras formaciones externas, y por lo tanto en la dirección de los contactos y alianzas internacionales.
Se realizará en este sentido un balance de la política de contactos y alianzas del partido, y de su evolución. Se han tomado para ello en consideración distintos ámbitos de interacción, como la participación en cumbres de la derecha radical europea, encuentros bilaterales, alianzas explícitas establecidas (por ejemplo, en el Parlamento Europeo) y la creación conjunta de centros e instituciones.
Al estar Vox en un proceso temprano de consolidación y definición ideológica, su política de contactos y alianzas ha experimentado importantes variaciones. Su política inicial, según aquí se entiende, ha sido de acercamiento ideológicamente bastante indiscriminado a las distintas formaciones de derecha radical, presumiblemente en parte movido por la intención de aparecer vinculado con formaciones con éxito, y reforzar así la convicción en sus posibilidades. Ya con una presencia importante en el panorama político español, el partido ha variado a una actitud más selectiva en contactos y alianzas. Se ha optado por partidos con los cuales, además de compartir elementos comunes a la derecha radical —inmigración, rechazo al islam, soberanía estatal, políticas de orden— se comparten otras cuestiones centrales en el ideario del partido. Entre otras, y particularmente, un conservadurismo particularmente intenso en los planos moral y cultural.
Se abordará en las siguientes páginas la relación de Vox con los partidos con los que ha tenido mayor contacto o le han influido de forma más relevante; se empezará por aquellos con los que los contactos inicialmente intensos han ido remitiendo, pasando a aquellos con los que los contactos han terminado siendo más estrechos y en términos más positivos.
En primer lugar, la relación con la Administración Trump y la constelación de la alt-right estadounidense, con las que Vox ha tenido previamente relevantes contactos. Como presumible influencia persistente, Vox destaca por sus postulados económicos neoliberales, cercanos a los de la citada alt-right, y que difieren de las tendencias dominantes en la derecha radical europea.
En segundo lugar, se abordará la relación con el partido francés Agrupación Nacional (antiguo Frente Nacional), con el que se ha mantenido una relación de intensos contactos e influencia, al tiempo que existen diferencias, públicamente manifestadas, que explican el mantenimiento de una cierta distancia.
En tercer lugar, se abordará la relación entre Vox y dos partidos italianos, La Lega y Fratelli d´Italia, con los que se han establecido relaciones muy diferentes. Con La Lega y su líder Matteo Salvini los iniciales intentos de aproximación han ido remitiendo, en buena medida por los sucesivos desencuentros con relación al conflicto independentista en Cataluña. Vox parece haber redirigido su atención hacia Fratelli d´Italia, más afín en la defensa de la soberanía e integridad de los Estados, así como en su conservadurismo moral y cultural.
Se abordará por último la relación con dos partidos de Europa centro-oriental, Ley y Justicia (PiS) en Polonia, y Fidesz en Hungría, cuyo líder Viktor Orban es reiteradamente presentado como referencia y ejemplo. Estos dos partidos ofrecen también afinidad en la defensa de valores conservadores, así como en la actitud hacia la UE, y tienen el aliciente de ser partidos gobernantes, ofreciendo ejemplos de políticas efectivamente aplicadas y una imagen de dirección y mando que Vox desea proyectar hacia sí.
La lista no es exhaustiva; hay numerosas e importantes ausencias, que se explican porque la atención se ha centrado en aquellos partidos con los que Vox ha establecido contactos relevantes y ha mencionado como referencias. La mayor influencia de ciertos partidos ha estado determinada por factores varios, como la relevancia del partido en su país, la relevancia del propio país, la cercanía geográfica, y la cercanía ideológica y de valores. La volatilidad de los sistemas de partidos en los últimos años, más acusada en las formaciones de derecha radical, quizás altere en lo sucesivo alguna de las tendencias señaladas.
La ingente producción académica sobre la derecha radical ha mostrado gran interés por comparar y agrupar ideológicamente a sus distintos partidos. Se ha prestado por el contrario escasa atención académica, a diferencia de los enfoques periodísticos, a los contactos directos y alianzas establecidas entre ellos. La situación es más acusada con relación a la todavía escasa producción académica sobre Vox. El presente artículo intenta ofrecer una visión sistemática y de conjunto en este último sentido, no realizada previamente.
Como se observará en las siguientes páginas, estos contactos y alianzas, aunque intensos, tienen carácter estrictamente reactivo contra antagonistas comunes, y conciben la cooperación básicamente como el instrumento para propiciar la primacía del interés nacional respectivo.
La definición de Vox y la constelación de partidos que ha surgido en las últimas décadas a la derecha de los partidos conservadores y liberales tradicionales es objeto recurrente de debate. Son materia de discusión tanto el término usado como que pueda haber una etiqueta común para estas formaciones (Lerín, 2019: 96). Complica la cuestión que esta definición haya de ser externamente asignada, ya que, a diferencia de otras familias políticas, estas formaciones no se autodesignan con un denominador común. Aunque se identifican en general como afines, tampoco se agrupan en un grupo político común, por ejemplo, en el Parlamento Europeo.
Aunque estas formaciones muestran una considerable heterogeneidad ideológica, importantes elementos compartidos justifican que se les agrupe como una familia política. Entre estos se pueden mencionar un discurso crítico hacia la inmigración, rechazo de la cultura musulmana, énfasis en la necesidad de preservar la identidad nacional propia amenazada, afirmación de la soberanía del Estado frente a organismos supraestatales, y tendencia a soluciones de orden.
El término aquí considerado más adecuado para definir a estas formaciones es el de derecha radical, al ser el que mejor cumple la doble función de individualizar el fenómeno y englobar a todos los partidos considerados. Esta es probablemente la opción más extendida en términos generales (Betz, 1994; Mudde, 2007; Simón Gómez, 2007; Norris, 2009; Rydgren, 2018), y es asimismo considerada la más pertinente en varias de las hasta ahora escasas investigaciones académicas sobre Vox (Ferreira, 2019; Lerín, 2019; Balinhas, 2020).
Para justificar esta elección se hace aquí propia la conceptualización de Mudde, que sirve adicionalmente para explicar la razón de haber descartado el calificativo de extrema derecha, usado también con frecuencia en artículos académicos: «La derecha radical es (nominalmente) democrática, si bien se opone a algunos valores fundamentales de la democracia liberal¸ mientras que la extrema derecha es en esencia, antidemocrática, oponiéndose al principio fundamental de la soberanía nacional» (Mudde, 2007: 31)[2]. Esta distinción es más clara con relación al concepto de ultraderecha, vinculado de forma extendida con tendencias antidemocráticas, e incluso el uso de la violencia como instrumento de acción política. Una argumentación similar resulta aplicable para excluir la definición de estos partidos y en concreto del partido Vox como fascistas (Acha, 2019).
Se descarta asimismo el calificativo de derecha populista, que algunos autores combinan creando la expresión derecha radical populista, pues se considera problemática para diversos partidos, y en particular para Vox. La relación entre derecha radical y populismo es fuente de discrepancias (Barr, 2009; Aslanidis, 2016); la asociación entre ambos se afirmó particularmente en trabajos de la década de los noventa, en los que diversos autores como Betz (1994) y Taggart (1995) presentaron el populismo como un elemento definitorio de la derecha radical y parte de su núcleo ideológico en su conjunto (Ortiz Barquero y Ramos-González, 2021). En años posteriores esta relación ha sido objeto de mayor matización; se ha cuestionado por un lado una tendencia dominante en el debate público a asumir una concepción demasiado laxa del término, en la que se incluyen prácticas que encajarían por ejemplo de forma más adecuada con las etiquetas de demagogia y oportunismo (Mudde, 2004). En un plano más estrictamente académico se ha señalado que el elemento nodal del populismo es el establecimiento de un antagonismo básico, de tipo vertical, entre las élites, vinculadas a corrupción y dominio injusto, y el pueblo, vinculado a una idea de pureza y opresión (Canovan, 2002; Mudde, 2004; Stavrakakis et al., 2017; De Cleen, 2019). El antagonismo fundamental al que apelan algunos de estos partidos es no obstante horizontal; no se establece entre pueblo y elites, sino entre la nación y grupos que se consideran enemigos de esta, o una amenaza para su existencia o su identidad. No se apela al eje arriba-abajo sino al eje dentro-fuera (De Cleen, 2017)[3].
Este es el caso de Vox para varios autores ( Coinciden con esta valoración los resultados del Pew Research Center, que clasifica
el grado de populismo de los partidos políticos europeos, y vincula asimismo populismo
y antielitismo. Una encuesta de 2019 solicitaba a expertos en esta cuestión calificar
el antielitismo de diferentes partidos de 0 a 10, siendo 7 la puntuación a partir
de la cual se consideraba que el partido en cuestión podía calificarse como populista. Algunos de los resultados son 8,5 para VB en Bélgica, 8,6 para RN en Francia, 9,0
para AfD en Alemania y 9,5 para el PVV holandés. El partido Vox, en llamativo contraste,
obtuvo una calificación de 4,1 (
El discurso antiélites ha estado en Vox poco desarrollado en su definición original
y primeros años, condicionado quizás por ser un partido que surge de una escisión
de un partido consolidado de derecha tradicional (
Existen otros aspectos en los que los partidos de la derecha radical difieren entre ellos; se abordarán tres, especificando la posición de Vox, que ha determinado en buena medida sus alianzas internacionales.
La mayoría de los partidos de derecha radical apelan a una idea fuerte y unitaria de la nación, vinculada a un Estado centralizado, pero algunos defienden una mayor descentralización, e incluso el derecho de secesión. Este es el caso del partido flamenco Vlaams Belang, y La Lega en Italia, cuyos planteamientos y evolución serán abordados. Vox se sitúa en el extremo opuesto, con su demanda de mayor centralismo y rechazo a los nacionalismos subestatales, que ha generado desencuentros con las dos formaciones citadas.
Algunos de los más longevos partidos de derecha radical europea apelaron en sus inicios,
en lo que se ha definido como la fórmula ganadora ( La defensa del Estado de bienestar se hace en cualquier caso en beneficio solo de
la población autóctona, acompañada de un discurso de denuncia del aprovechamiento
de este sistema por población inmigrante.
Aunque minoritario, el de Vox no es un caso único; apelan también a principios neoliberales
Fremskrittspartiet en Noruega y La Lega, e incluso hay partidos como Vlaams Belang,
y AfD que han tenido una evolución inversa a la señalada (
Casi ningún partido de la derecha radical europea se destaca dentro de su sociedad por defender valores liberales, pero algunos no apelan particularmente a la defensa de valores conservadores y tradicionales (Fremskrittspartiet en Noruega y PVV en Holanda son claros ejemplos) mientras que otros convierten su defensa en eje central de su programa político. En este segundo grupo se incluyen de forma destacada los partidos PiS en Polonia, Fidesz en Hungría y Fratelli d´Italia. Se argumentará más adelante que esta es una razón destacada de que Vox haya establecido las relaciones más positivas y estrechas con estos partidos.
Entre los partidos situados en uno y otro extremo del eje señalado se muestran planteamientos muy distintos en cuestiones de género, relacionadas con la constelación LGTBI, en el reconocimiento del cristianismo y sus valores, y en la reivindicación más o menos intensa de identidades tradicionales, consideradas amenazadas por las nuevas formas sociales, morales y culturales. El discurso de Vox destaca por su intensa oposición a lo que presenta como excesos en las nuevas políticas culturales, religiosas, sociales y de género.
La acusada relevancia que esta dimensión conservadora tiene en el partido invita a
precisar su filiación política como derecha radical conservadora. Se ha señalado la creciente importancia en política en los últimos años de una tendencia
de reacción cultural, de reivindicación de valores morales y culturales tradicionales frente a lo que se
presenta como hegemonía de las corrientes disolventes de esa tradición (
En los primeros años de existencia de Vox, y hasta finales de la presidencia de Barack
Obama, la actitud de esta formación hacia la compleja constelación ideológica agrupada
bajo la etiqueta del Tea Party, así como la de la alt-right, había sido de distanciamiento. Por entonces el presidente de la formación afirmaba
que «El Tea Party no tiene parangón en España y es efectivamente una expresión de una sociedad muy conservadora
y muy distinta a la nuestra [...]. La complejidad es enorme en muchos aspectos, igual
que la distancia entre su sociedad y la nuestra» (
Esta actitud cambió notablemente con la nominación de Donald Trump como candidato
presidencial, con explícitos, aunque complejos vínculos con el Tea Party y la alt-right, ya durante su campaña electoral, y sobre todo tras su victoria en las elecciones presidenciales
de noviembre de 2016. En la cumbre que reunió en Coblenza dos meses después, en enero
de 2017, a varios de los grandes partidos de la derecha radical europea, el éxito
de Trump fue celebrado y presentado como indicio de que la corriente histórica apuntaba
en la dirección que dicha cumbre representaba. Santiago Abascal, también asistente,
fue particularmente enfático al respecto, resaltando que «Rafael Bardají se reunía
como embajador de Vox con el equipo de Donald Trump horas antes de que fuera elegido
presidente de los Estados Unidos» (
La influencia del discurso y políticas de Donald Trump parece de hecho particularmente
acusada en Vox, en proceso de definición en el periodo de ascenso político de aquel,
y presumiblemente abierto en mayor grado a emular fórmulas de éxito de otros países.
Ya en junio de 2016, de cara a las elecciones generales, el partido utilizó como lema
de campaña Hacer España grande otra vez, réplica evidente del Make America Great Again, al que ha seguido recurriendo en años posteriores. En junio de 2018 el partido presentó
su manifiesto España lo primero, claro remedo del America First. Idéntico afán emulador se manifestaba ese mismo año en la propuesta en su programa
de «levantar un muro infranqueable en Ceuta y Melilla» (
La actitud hacia Donald Trump y su entorno de asesores y referentes ideológicos fue
en estos primeros años de aproximación y cercanía; el enlace principal entre ambos
fue Rafael Bardají, miembro del Comité Ejecutivo Nacional de Vox, quien intentó estrechar
ese vínculo desde la defensa de una combinación de liberalismo económico y conservadurismo
moral. Como se mencionó, Bardají se reunió en enero de 2017 con el equipo del recientemente
elegido presidente de los Estados Unidos para «analizar el avance de la alt-right europea y el futuro de Europa» (
En contraste con las evidentes influencias señaladas y el énfasis con el que en un
momento se aludió a los contactos con Trump y su entorno, desde Vox se ha ido mostrando
un progresivo distanciamiento, y se ha minimizado la relevancia de previos contactos.
El punto de inflexión parece marcarlo el despegue electoral del partido en España.
Esto parece encajar con una progresiva tendencia, que también se abordará en el contexto
europeo, a abandonar una actitud inicial de acercamiento poco selectivo a movimientos
que evocasen éxito y apoyo masivo. El escaso y declinante atractivo de la figura de
Trump en la sociedad española presumiblemente incitó a una creciente desvinculación
con relación a este y su entorno ideológico. En 2019 Santiago Abascal utiliza asimismo
un lenguaje diferente respecto a Steve Bannon: «Es una figura interesante [...]. Pero
Bannon no me puede asesorar sobre política española». En contraste con afirmaciones
previas, Abascal comenta ahora que los contactos «han sido muy breves» y se habrían
limitado a que «se comprometiera a explicar a la derecha europea la necesidad de defender
la unidad de España frente al separatismo catalán» (
Otra figura central del partido, Espinosa de los Monteros, marcó distancias de manera
más evidente entre el partido y Bannon, desdiciendo anteriores comunicaciones oficiales:
«Es un amigo de Rafael Bardají, miembro del Comité Ejecutivo. ¿Qué ha hecho Bannon
por Vox? [...] Nada, que yo sepa no ha venido a España» (
La ausencia de referencias directas no ha alterado no obstante la particular coincidencia
del partido Vox con importantes tendencias de la derecha de Estados Unidos, que combinan
conservadurismo moral con un programa económico intensamente neoliberal. Esta combinación,
particularmente la segunda dimensión, distancian a ambos de la señalada tendencia
de los partidos europeos de derecha radical a asumir un enfoque más social, con políticas
estatistas, intervencionistas y proteccionistas. Se ha matizado que el programa económico
de Vox incluye también algunas injerencias propias del conservadurismo clásico, con
medidas proteccionistas de base nacionalista (
La intensa influencia en este caso del referente estadounidense ha sido señalada por
González Cuevas, quien define el programa económico de Vox de 2019, como «un programa
neoliberal, absolutamente distante de los defendidos por los partidos neopopulistas
e identitarios de Europa. [...] Le aproximaba a Donald Trump, el Tea Party o al brasileño Jair Bolsonaro» (
Agrupación Nacional (Rassemblement National, RN), denominado Frente Nacional desde su fundación en 1972 hasta 2018, es el partido de derecha radical más citado con relación a la proyección exterior de Vox. Entre las razones de esa atención preferente se encuentran la larga historia y amplio apoyo electoral de este partido, que le han convertido en el más conocido de la extrema derecha europea, la propia relevancia de Francia como país, y su vecindad geográfica y cercanía cultural e histórica con España.
En sus primeros años de existencia, Vox utilizó con frecuencia el ejemplo del Frente
Nacional como referente de la posibilidad de cosechar apoyo masivo. Su presidente
escenificó esa cercanía en diversas ocasiones. En la mencionada cumbre de Coblenza
en enero de 2017 expresó su satisfacción de «haberse reunido con el Frente Nacional,
que representa nada más y nada menos que a un tercio de los franceses» (
Desde Vox se ha intentado, no obstante, particularmente desde que es una fuerza política
relevante en España, mostrar autonomía respecto a la agrupación francesa. Abascal
ha expresado reiteradamente su independencia de criterio: «Que Le Pen tenga un discurso
no quiere decir que tengamos que copiarlo» (
La vecindad y consiguiente pluralidad de intereses imbricados y potencialmente contrapuestos
entre los dos países supone un motivo adicional de distanciamiento entre partidos
que anteponen en todo momento su respectivo interés nacional. El presidente de Vox
expresa con rotundidad esa limitación: «Ellos se deben a Francia. Nosotros a España.
Y ahí puede haber, y hay, intereses contrapuestos» (
Existen además importantes diferencias programáticas. Varias figuras centrales de
Vox han expresado distancia con el estatismo e intervencionismo de RN, particularmente
aquellos más cercanos a posturas neoliberales Espinosa de los Monteros afirma de Marine Le Pen que «tiene una postura estatalista
e intervencionista con la que no me identifico para nada» (
Con relación a la Unión Europea, aunque el partido Vox ha evolucionado desde el europeísmo
rotundo de sus orígenes En el manifiesto fundacional del partido se afirma: «Nuestra posición en la Unión
Europea ha de ser de actor implicado y principal, conjugando nuestro compromiso con
el proceso de integración y el interés comunitario con la defensa de nuestros legítimos
intereses nacionales» (
Por último, en cuestiones culturales y morales, RN tiene un componente más secularizado, con una menor referencia al catolicismo y sus valores, especialmente desde la asunción de la presidencia por Marine Le Pen, salvo para establecer una contraposición cultural con el islam. En línea con esta tendencia el partido no cuestiona por ejemplo el aborto ni el matrimonio homosexual.
El partido Vox no ha dejado, no obstante, de señalar coincidencias en otros aspectos
programáticos. Abundan las declaraciones en las que se señala que, al margen de importantes
diferencias, existe un corpus de ideas comunes que les coloca en el mismo frente.
Según el presidente Abascal, «El Frente Nacional es un partido [...] con el que Vox
tiene importantes puntos de contacto [...] si analizamos los programas, hay muchas
diferencias. Pero en la elección de civilización y en las propuestas migratorias estamos
de acuerdo» (
El corpus de valores comunes está, como se observa, claramente definido: defensa de
la soberanía nacional frente a instituciones que la limitan, control de la inmigración,
rechazo al crecimiento de la cultura musulmana en el país, rechazo a la atribuida
hegemonía cultural de la izquierda, y rechazo a unas élites políticas, nacionales
y europeas, a las que se hace responsables de todo lo anterior. En torno a estas afinidades
se ha creado un marco estable de colaboración, con la apertura en 2020 en Madrid de
una sucursal del Instituto Superior de Sociología, Economía y Política (ISSEP). La
sede de dicha institución fue inaugurada en Lyon en 2018 por Marion Marechal, nieta
y sobrina respectivamente de Jean Marie y Marine Le Pen. El instituto se presenta
como un think tank de la derecha radical dispuesto, en formulación recurrente tanto en Vox como en RN,
a disputar la hegemonía cultural de la izquierda (
Aunque el instituto se desvincula institucionalmente tanto de RN como de Vox, la relación
es evidente en ambos casos. En el primero, aparte de la propia figura de Marion Marechal,
diputada por el FN entre 2012 y 2017, el principal creador del proyecto, Thibaut Monnier,
es consejero regional por RN, y cuenta con el apoyo operacional de Agnès Marion, del
Consejo Nacional del partido. En el segundo caso, buen número de quienes integran
el patronato directivo de la sucursal en Madrid, así como su profesorado, apoyan a
Vox Cabe señalar entre otros a Pedro Baños, José Javier Esparza, Javier Tebas, Kiko Méndez-Monasterio,
Julio Ariza y Jesús Trillo-Figueroa (
El ISSEP aspira, en palabras de su fundadora, a potenciar una alianza mediterránea
conformada por Francia, España e Italia, explícitamente definida como un «Visegrado
del Sur» (
La vinculación de Marion Marechal, alejada de la política activa, con el ala más conservadora de RN ha favorecido esa vinculación con Vox. En relación con el sector oficial y dominante del partido francés las diferencias señaladas se han manifestado, por el contrario, también en un distanciamiento institucional. Tras las elecciones al Parlamento Europeo en 2019, Vox ha decidido no integrarse junto a RN en el grupo Identidad y Democracia, y ha optado por establecer sus alianzas y declarar sus mayores afinidades ideológicas en relación con otras formaciones.
Italia se cuenta entre los pocos países con dos partidos de derecha radical en competencia, La Lega y Fratelli d´Italia. Ambas formaciones coinciden en cuestiones características como el discurso crítico hacia la inmigración, el euroescepticismo y la defensa de la soberanía del Estado hacia el exterior, pero adoptan posiciones distintas en materias como el modelo territorial del Estado y el grado de conservadurismo en temas sociales y morales. La relación de fuerzas entre ambos partidos ha sido cambiante: La Lega ha tenido un variable, pero a grandes rasgos amplio apoyo electoral desde su fundación en 1991, como Lega Nord. Este apoyo aumentó tras su mutación de partido centrado en reivindicaciones del norte de Italia a formación federalista de implantación estatal, centrada en cuestiones que apelan al electorado de todo el país, y en particular en la inmigración. Fratelli d´Italia, herederos del Movimiento Social Italiano y la Alianza Nacional, y con una trayectoria ascendente desde su creación en 2012, es centralista y favorable a un Gobierno unitario y fuerte.
Para buena parte de los partidos de la derecha radical europea estas diferencias en el modelo de Estado, incluso las simpatías hacia el secesionismo, no son determinantes. No es el caso de Vox, que tiene como uno de sus temas centrales la oposición al proyecto independentista del nacionalismo catalán. Esto ha condicionado de forma decisiva sus relaciones con el partido liderado por Mateo Salvini.
La corta existencia del partido Vox coincide con un intenso protagonismo en Italia
de este político, que en 2017 cambió el nombre de su partido a La Lega y la transformó
en buena medida según el modelo del Frente Nacional (
En los años de Lega Nord y la presidencia de Umberto Bossi, este había apoyado rotundamente
al nacionalismo catalán; aunque estableció relaciones con figuras políticas centrales
del nacionalismo catalán, desde este entorno en general no se percibió como conveniente
este apoyo y se intentó marcar distancias (
En la relación de Vox con La Lega se han sucedido mensajes escenificando cercanía
y colaboración con otros de reprobación a declaraciones de su líder consideradas inaceptables.
En el primer encuentro entre los líderes de ambos partidos en la cumbre de Coblenza,
Abacal se mostró optimista respecto a su intento por desactivar el apoyo de Salvini
al independentismo «Mateo Salvini es un hombre cabal e inteligente, y gracias a VOX dispone hoy de una
información sobre el separatismo catalán que hasta ahora desconocía» (
Las diferencias parecen limarse en los meses siguientes; a partir del nombramiento
de Salvini como ministro de Interior en junio de 2018, desde Vox se elogian en repetidas
ocasiones sus políticas antiinmigración, como ejemplo y realización efectiva de lo
que ellos mismos propugnan. Abascal comenta de Salvini que «lo que está haciendo en
Italia —y está haciendo lo que hay que hacer— es lo que haría yo en España: defender
las fronteras» (
La referencia final, que daría a entender que Salvini habría atendido las demandas
de Vox de no cuestionar la unidad del Estado español, se vio pronto refutada con su
envío de «un pensamiento al pueblo catalán» en un mitin un mes más tarde. La inmediata
respuesta del presidente de Vox denota hartazgo: «Salvini se equivoca una vez más.
Se lo hemos dicho en público y en privado, con la soberanía y la unidad de España
no se juega. Por mucha coincidencia que tengamos en materia de inmigración, no aceptamos
el guiño al separatismo de un líder extranjero, sea quien sea» (
Vox no se ha integrado en el mismo grupo que La Lega en el Parlamento Europeo. El
Grupo de Conservadores y Reformistas Europeos por el que optó acogía no obstante al
otro gran partido secesionista de la derecha radical europea: Vlaams Belang. La relevancia
que Vox concede a esta cuestión queda de manifiesto en la forma en que se comunicó
el ingreso en el grupo, enfatizando que este había asumido el compromiso de que «los
partidos que lo integran, sin excepción, no interferirán en el orden constitucional,
la integridad territorial y la soberanía de los Estados miembros» (
En este grupo se encuentra asimismo Fratelli d´Italia, partido con el que Vox ha establecido
crecientes contactos, hasta convertirlo en su referencia y principal aliado en Italia.
El ascenso de este partido, en buena medida en pugna con La Lega y a costa de esta
(
Su líder Giorgia Meloni se ha convertido en la referencia de Vox en Italia; en septiembre
de 2019, Abascal acudió invitado en Roma a la reunión Atreju, evento de gran impacto mediático organizado por entidades juveniles cercanas a Fratelli
d´Italia. Cinco meses más tarde Abascal acudió de nuevo a Roma, a la Conferencia Internacional
del Conservadurismo, inaugurada por Meloni. El también asistente eurodiputado del
partido Hermann Tertsch confirmó que Vox tenía mucha mejor relación con Meloni que
con Salvini desde que este mandó el citado saludo al pueblo catalán (
Desde Vox se siente asimismo mayor afinidad con Fratelli d´Italia en su identificación
más firme y explícita que la de La Lega con el cristianismo y valores conservadores y tradicionales, considerados en peligro
por la inmigración, el multiculturalismo y la secularización extrema. El lema de Giorgia
Meloni es Patria, Dios y familia (
La creciente desvinculación por parte de Vox respecto a La Lega, y el acercamiento a Fratelli d´Italia, favorecidos también por las tendencias políticas en Italia, son una nueva muestra de cómo Vox va progresivamente siendo más selectivo en el establecimiento de alianzas internacionales. El estrechamiento de relaciones con el partido Fidesz húngaro y el partido Ley y Justicia polaco son iniciativas que apuntan en esta misma dirección.
Junto a la reciente aproximación a Fratelli d´Italia, Vox ha encontrado sus mayores referentes y aliados en el entorno geográficamente alejado de Europa centro-oriental, en el partido Fidesz (Unión Cívica Húngara) y el polaco Ley y Justicia (PiS). Las razones de esta preferencia son varias; al margen del núcleo de ideas compartidas por la derecha radical europea, en importantes cuestiones en las que no existe coincidencia generalizada Vox encuentra particular afinidad con estos dos partidos. Con relación a la Unión Europea, Vox se muestra más cercano al algo más moderado euroescepticismo de los partidos polaco y húngaro, que reivindican un alto margen de autonomía política desde el énfasis en la soberanía propia, que a la oposición generalmente más rotunda de otras formaciones, como por ejemplo RN, La Lega o el PVV holandés.
La afinidad en los planos moral y cultural es asimismo mayor con estos partidos. Fidesz y PiS apelan intensamente a la identidad cristiana de sus respectivos países y de Europa, y abogan por un mayor reconocimiento político de esta, y sus valores y símbolos. Esto se traduce en la defensa de posiciones intensamente conservadoras en cuestiones como el matrimonio homosexual, adopción, aborto, fecundación in vitro, reconocimiento y visibilización de la comunidad LGTBI, y reivindicaciones feministas en general. Esto se ha concretado en la prohibición de determinadas actitudes en el espacio público, así como de la expresión pública de ciertos planteamientos, particularmente en medios de comunicación, textos educativos y producción impresa en general, colisionando con el principio de libertad de expresión.
Supone un aliciente adicional para Vox que ambas formaciones sean partidos gobernantes, que no se limitan por lo tanto a denunciar políticas de gobierno ajenas, sino que convierten sus planteamientos en decisiones políticas y leyes efectivamente aplicadas. Estos son por ello los principales referentes de Vox en políticas de inmigración, junto a Salvini cuando fue ministro de Interior de Italia. La vinculación con estos partidos y sus líderes atenúa la imagen de Vox como partido meramente de reacción y oposición, y le confiere hechuras de partido potencialmente gobernante.
Tanto la concreción en políticas efectivas como los contenidos de estas explican la
consideración de ejemplo que para Vox supone el grupo de Visegrado, que queda reconocida
en una de las propuestas de su programa político: «Impulsar en Bruselas un nuevo tratado
europeo, en la línea que defienden los países del grupo de Visegrado en cuanto a fronteras,
soberanía nacional y respeto por los valores de la cultura europea» (
La aspiración de Vox de proyectar hacia sí una imagen de partido potencialmente gobernante
se vio satisfecha cuando en marzo de 2019 el Gobierno polaco invitó oficialmente a
Varsovia a una delegación de Vox El Gobierno polaco recae en PiS desde su victoria electoral en 2015, con mayoría
absoluta de escaños, que revalidó en 2019.
La afinidad entre estos dos partidos quedó refrendada institucionalmente con el ingreso
de Vox en el Grupo de Conservadores y Reformadores Europeos, al que pertenece el PiS,
en el Parlamento Europeo. Fue de hecho un miembro de este partido y copresidente del
grupo, Ryszard Legutko, quien reiteró a la delegación de VOX el compromiso de que
los partidos integrantes «no participan ni promueven, bajo el amparo del grupo, actividades
que cuestionan la política interior, la Constitución, o la integridad soberana de
otro Estado miembro» (
Las decisiones políticas del Gobierno polaco han sido particularmente desde entonces
consideradas por Vox como un referente, y en varias ocasiones se han asimilado a problemáticas
propias Así el proyecto de ley en Polonia para multar a redes sociales que bloqueasen cuentas
por contenidos que no vulnerasen la ley del país fue intensamente elogiado desde Vox,
tras haber Twitter bloqueado una cuenta del partido (
Desde Vox se ha animado al partido Fidesz a incorporarse también al Grupo de Conservadores
y Reformadores Europeos, una vez abandonado el Partido Popular Europeo, tras la adopción
por este de un reglamento interno que el partido húngaro consideró hostil e inaceptable.
El presidente del partido y primer ministro de Hungría Viktor Orban, ganador en las
elecciones parlamentarias de 2010, 2014 y 2018 con supermayorías, es el personaje
internacional más frecuentemente señalado como referente desde Vox. Con frecuencia
es comparado favorablemente con otros líderes de la derecha radical europea, por su
actitud hacia la Unión Europea o como modelo frente al registro más secularizado de
estos (
Ya en 2018 Abascal muestra esa afinidad preferencial por el presidente húngaro en
la política europea: «debemos hacer un reconocimiento a Viktor Orbán, que ejerce el
liderazgo de una nueva Europa, asentada en la soberanía de sus naciones, en la identidad
cristiana de Europa y en la oposición a la inmigración masiva» (
En estas citas se resume el elenco central de temas que configuran el discurso favorable
a Orban; se elogia en particular su defensa de la identidad cristiana, y su reivindicación
de esta como fundamento cultural y moral de su país y de Europa, frente a lo que presenta
como una amenazadora y dominante tendencia secularizante. A la amenaza interna contra
el cristianismo por quienes reniegan de sus raíces se añade la amenaza externa que
supone la inmigración musulmana, favorecida por políticas migratorias consideradas
culturalmente suicidas. Vox suscribe las más que rigurosas medidas de Orban de contención
de la inmigración, así como su consideración de estas tendencias migratorias como
producto de un complot de las élites internacionales para disolver las identidades
nacionales En un tuit del partido: «Cada vez más europeos están con Viktor Orbán, indignados
de que con dinero público se fomente la inmigración ilegal y la violación de nuestras
leyes por las ONG de extrema izquierda» (
Orban se refiere de forma recurrente a George Soros, multimillonario estadounidense judío de origen húngaro, como figura individualizada que encarna esa intriga globalista y multiculturalista. Muy crítico con el régimen del presidente húngaro, Soros ha sido convertido por este en personificación de las elites globalistas, cuyo objetivo es secularizar el mundo y desintegrar las naciones fomentando la inmigración. Además de generar un multiculturalismo disolvente de culturas e identidades particulares, esto tendría como efecto buscado adicional el abaratamiento de los puestos de trabajo en los países receptores.
La adopción por parte de Vox de este argumento es un caso particularmente evidente
de influencia del discurso de Orban ( Así cuando Abascal menciona la «pataleta» de Soros por lo que considera una victoria
de Polonia y Hungría en la pugna con la Unión Europea por el reparto de fondos europeos
( «Si combatir la ingeniería social, la Agenda 2030 y las ideas de la extrema izquierda
significa ser enemigo de Soros, estamos orgullosos de serlo» ( «La fundación criminal de Soros Open Society que pretende disolver la identidad, el equilibrio, la cultura y el modo de vida de
todas las naciones europeas, y que en España se dedica a financiar a separatistas,
filocomunistas y medios progres, es expulsada de Hungría» (
Esta afinidad quedó refrendada con un encuentro entre los presidentes de los dos partidos
en febrero de 2020, con ocasión de la Conferencia Nacional de Conservadurismo organizada
en Roma Ambos habían coincidido en septiembre de 2019 en la celebración del ya citado Atreju, pero no se informó de ninguna entrevista personal. Fidesz fue asimismo invitado al
acto de Vox en Vistalegre en octubre de 2019.
Otro objetivo de este encuentro era el de convencer al presidente húngaro para integrar
a su partido en el Grupo de Conservadores y Reformistas Europeos, ante su previsible
salida del Partido Popular Europeo ( Los primeros contactos del presidente húngaro, manteniendo la vinculación con el
partido PiS polaco, se han establecido con Matteo Salvini.
Vox ha obviado hasta el momento pronunciarse sobre la conocida definición de Viktor
Orban de su sistema de gobierno como democracia iliberal Destaca su discurso en julio de 2014 en Băile Tuşnad, en una región de mayoría étnica
húngara de Transilvania (Rumania).
Es por ejemplo el primer país de la Unión Europea que ha perdido el estatus de democracia,
según la valoración de Freedom House en 2020 ( En Băile Tuşnad Orban comenta: «The new state that we are building is an illiberal
state, a non-liberal state. It does not deny foundational values of liberalism, as
freedom, etc. But it does not make this ideology a central element of state organization,
but applies a specific, national, particular approach in its stead» ( «[A] trending topic in thinking is understanding systems that are not Western, not
liberal, not liberal democracies, maybe not even democracies, and yet making nations
successful. Today, the stars of international analyses are Singapore, China, India,
Turkey, Russia. And I believe that our political community rightly anticipated this
challenge» (íd.).
La democracia liberal está siendo sustituida por formas políticas más exitosas a juicio
de Orban, quien se proclama pionero en Europa en esa transformación. Los principales
referentes de Orban en este sentido son Rusia y Turquía, países en deslizamiento hacia
un creciente autoritarismo, con cuyos máximos dirigentes, Vladimir Putin y Recep Tayyip
Erdogan, el presidente húngaro ha establecido estrechas relaciones (
La afinidad de Orban con Putin contrasta con el sempiterno desencuentro entre los
Gobiernos ruso y polaco, así como con la actitud abiertamente crítica desde el partido
Vox hacia el presidente ruso (
Otra área en la que existen profundas diferencias entre Vox y los partidos Fidesz
y PiS es en política económica. El partido polaco se encuentra entre las formaciones
de derecha radical con un más intenso componente social e intervencionista. Sus promesas
económicas en los últimos años han incluido elevación del gasto social, aumento de
impuestos a los más ricos y reducción de la edad de jubilación. Dentro de una estrategia
de repolonización de la economía, también descrita como patriotismo económico, el partido ha asumido un amplio programa que incluye renacionalización de sectores
estratégicos, control y aumento de presencia estatal en el sistema bancario y apoyo
fiscal a pequeñas empresas, en detrimento de grandes bancos y empresas extranjeras.
La política de control estatal ha afectado particularmente a medios de comunicación,
buena parte de ellos adquiridos por una empresa energética pública (
Las diferencias en política económica de Vox con el partido Fidesz, no tan intensas,
son asimismo importantes. La política de Orban en esta área es difícilmente clasificable,
singularizada como Orbanomics. El presidente húngaro ha desarrollado políticas proteccionistas e intervencionistas,
con tintes nacionalistas, poniendo límites y tasas especiales a las actividades de
empresas y bancos extranjeros, y nacionalizando sectores estratégicos. En el plano
laboral y fiscal algunas medidas tienen asimismo carácter estatista e intervencionista,
como la imposición de IVA y una carga fiscal sobre las rentas más elevadas. Las prestaciones
sociales son asimismo altas, particularmente en capítulos que apuntan al reforzamiento
de la familia tradicional y el aumento de la natalidad de la población étnicamente
húngara (
Estas medidas conviven no obstante con otras intensamente liberales, como flexibilizaciones
laborales de gran calado, recortes de derechos laborales, reducción del seguro de
desempleo, privatizaciones de suelo público, reducción del impuesto de sociedades,
y una tarifa plana fiscal en la que Vox parece haberse inspirado, y convertido en
medida estrella de su programa económico (
Al margen de estas similitudes, las diferencias señaladas colocan a Fidesz en una posición muy alejada en política económica de Vox, que se encuentra, como se argumentó, entre los partidos de la derecha radical europea más intensamente neoliberales.
Las diferencias con Orban y su partido, así como con PiS, son como se ha observado también importantes. En lo que ha alcanzado esta investigación no se ha observado, sin embargo, que desde Vox se haya incidido nunca en estas, en contraste con su actitud hacia otros partidos de derecha radical. Se puede suponer que no se quiere incidir en divergencias que podrían empañar la relación con sus principales aliados internacionales; no obstante, el silencio hasta ahora guardado por Vox con relación a la defensa de Orban de un Estado iliberal, y a medidas en línea con esta definición tanto del Gobierno húngaro como polaco, parecen indicar tolerancia hacia estas políticas, y presumiblemente un considerable grado de identificación con ellas.
El discurso de Vox se centra en un acusado nacionalismo particularista, que da lugar a esporádicas afirmaciones de excepcionalidad; de responder a un contexto único y circunstancias singulares. Sin embargo, en paralelo a esta argumentación existe y se ha ido afianzando otra línea de discurso que presenta al partido como parte integrante de una corriente transnacional, que plantea problemáticas similares a las expresadas por otros partidos de derecha radical, y formula respuestas igualmente coincidentes. Vox de hecho ha establecido contactos e importantes vínculos con otras formaciones de derecha radical. Se ha argumentado en este estudio que algunas de estas formaciones han influido intensamente en los planteamientos y discurso de Vox, más de lo que desde el partido explícitamente se admite, y se ha detallado en qué formas se ha producido esa influencia.
El seguimiento de la actividad internacional de Vox muestra, por otro lado, que tras una algo indiscriminada política inicial de acercarse a muy diversos partidos de derecha radical consolidados, ha ido siendo más selectivo en sus contactos y alianzas una vez afianzado en el panorama político español, para centrarse en aquellas formaciones con las que encuentra mayor afinidad. Existe alto grado de coincidencia entre los partidos de derecha radical europeos en cuestiones como la inmigración, el rechazo al islam, un discurso crítico hacia la Unión Europea, el énfasis en la soberanía de los Estados, y una tendencia a soluciones de orden. Vox, no obstante, se encuentra alejado del registro más secularizado y moralmente liberal de algunos de estos partidos, que se expresa con relación a diversidad sexual, políticas de género o el papel de la religión y la identidad religiosa en la sociedad. En coherencia con esta línea, Vox ha optado por alinearse con aquellos partidos que muestran mayor tendencia hacia principios moral y culturalmente conservadores, y que enfatizan más intensamente su función de reacción ante lo que condenan como una poderosa y amenazadora tendencia al rechazo de estos valores en sus sociedades.
Esta es una razón fundamental por la que Vox mantiene actualmente los contactos más estrechos con los partidos Fratelli d´Italia, Fidesz y PiS, y que explica asimismo el acercamiento preferencial dentro de la derecha radical francesa con Marion Marechal, representante de su vertiente más conservadora.
Existen factores adicionales que explican estas preferencias; Vox se ha inclinado también por Fratelli d´Italia, distanciándose progresivamente de La Lega de Salvini, por los desencuentros con relación al proceso independentista en Cataluña. Los partidos Fidesz y PiS tienen un grado de euroescepticismo cercano al de Vox, y cuentan con el aliciente de ser partidos gobernantes, que ofrecen el ejemplo de políticas efectivamente aplicadas, no propuestas programáticas, y permiten en sus contactos proyectar una imagen de Vox como partido de dirección y mando, y de su presidente como potencial estadista.
El partido Vox se singulariza en materia económica, donde muestra, al menos de momento, planteamientos neoliberales sin apenas parangón en la derecha radical europea, más cercanos a la estadounidense. Aunque en este asunto Vox tampoco coincide con los partidos europeos con los que ha establecido una relación más estrecha, ha optado por no incidir en ello y cultivar una imagen de plena sintonía.
Desde Vox se guarda asimismo silencio respecto a políticas de estos partidos, particularmente los gobernantes Fidesz y PiS, que colisionan con derechos individuales y abandonan principios centrales de la democracia liberal. El rechazo explícito de esta por su líder más elogiado, Viktor Orban, tampoco ha sido comentado; un mutismo que denota tolerancia hacia sus políticas en este sentido, y que plantea importantes dudas sobre hasta qué punto supone también identificación.
La volatilidad de los sistemas de partidos en los últimos años, que afecta con mayor intensidad a las formaciones de derecha radical, hace suponer que algunos de los datos aquí ofrecidos experimenten modificaciones. Por ejemplo, la salida de Fidesz del Partido Popular Europeo presumiblemente llevará a una redefinición de las alianzas de la derecha radical europea, aún no concretada. Lo que parece que será una constante en años venideros es la acusada tendencia de los partidos de derecha radical, entre ellos Vox, a estrechar lazos en alianzas de carácter meramente reactivo, contra enemigos comunes, con el objetivo último de imponer el principio de que cada país pueda anteponer de forma general su exclusivo interés nacional.
[1] |
Este artículo ha sido realizado en el marco del proyecto de investigación «La España global. Las identidades españolas en perspectiva transnacional» (PID2019-108299GB-C21), financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación. |
[2] |
Entre los valores de la democracia liberal que señala Mudde se encuentran el pluralismo y la protección institucional de las minorías» (ibid.: 25). |
[3] |
David Art señala en este sentido que la definición de populista debería en el caso de la derecha radical con frecuencia ser sustituida por la de nativista o autoritario ( |
[4] |
Coinciden con esta valoración los resultados del Pew Research Center, que clasifica
el grado de populismo de los partidos políticos europeos, y vincula asimismo populismo
y antielitismo. Una encuesta de 2019 solicitaba a expertos en esta cuestión calificar
el antielitismo de diferentes partidos de 0 a 10, siendo 7 la puntuación a partir
de la cual se consideraba que el partido en cuestión podía calificarse como populista. Algunos de los resultados son 8,5 para VB en Bélgica, 8,6 para RN en Francia, 9,0
para AfD en Alemania y 9,5 para el PVV holandés. El partido Vox, en llamativo contraste,
obtuvo una calificación de 4,1 ( |
[5] |
La defensa del Estado de bienestar se hace en cualquier caso en beneficio solo de la población autóctona, acompañada de un discurso de denuncia del aprovechamiento de este sistema por población inmigrante. |
[6] |
Aunque minoritario, el de Vox no es un caso único; apelan también a principios neoliberales
Fremskrittspartiet en Noruega y La Lega, e incluso hay partidos como Vlaams Belang,
y AfD que han tenido una evolución inversa a la señalada ( |
[7] |
Espinosa de los Monteros afirma de Marine Le Pen que «tiene una postura estatalista
e intervencionista con la que no me identifico para nada» ( |
[8] |
En el manifiesto fundacional del partido se afirma: «Nuestra posición en la Unión
Europea ha de ser de actor implicado y principal, conjugando nuestro compromiso con
el proceso de integración y el interés comunitario con la defensa de nuestros legítimos
intereses nacionales» ( |
[9] |
Cabe señalar entre otros a Pedro Baños, José Javier Esparza, Javier Tebas, Kiko Méndez-Monasterio,
Julio Ariza y Jesús Trillo-Figueroa ( |
[10] |
«Mateo Salvini es un hombre cabal e inteligente, y gracias a VOX dispone hoy de una
información sobre el separatismo catalán que hasta ahora desconocía» ( |
[11] |
El Gobierno polaco recae en PiS desde su victoria electoral en 2015, con mayoría absoluta de escaños, que revalidó en 2019. |
[12] |
Así el proyecto de ley en Polonia para multar a redes sociales que bloqueasen cuentas
por contenidos que no vulnerasen la ley del país fue intensamente elogiado desde Vox,
tras haber Twitter bloqueado una cuenta del partido ( |
[13] |
En un tuit del partido: «Cada vez más europeos están con Viktor Orbán, indignados
de que con dinero público se fomente la inmigración ilegal y la violación de nuestras
leyes por las ONG de extrema izquierda» ( |
[14] |
Así cuando Abascal menciona la «pataleta» de Soros por lo que considera una victoria
de Polonia y Hungría en la pugna con la Unión Europea por el reparto de fondos europeos
( |
[15] |
«Si combatir la ingeniería social, la Agenda 2030 y las ideas de la extrema izquierda
significa ser enemigo de Soros, estamos orgullosos de serlo» ( |
[16] |
«La fundación criminal de Soros Open Society que pretende disolver la identidad, el equilibrio, la cultura y el modo de vida de
todas las naciones europeas, y que en España se dedica a financiar a separatistas,
filocomunistas y medios progres, es expulsada de Hungría» ( |
[17] |
Ambos habían coincidido en septiembre de 2019 en la celebración del ya citado Atreju, pero no se informó de ninguna entrevista personal. Fidesz fue asimismo invitado al acto de Vox en Vistalegre en octubre de 2019. |
[18] |
Los primeros contactos del presidente húngaro, manteniendo la vinculación con el partido PiS polaco, se han establecido con Matteo Salvini. |
[19] |
Destaca su discurso en julio de 2014 en Băile Tuşnad, en una región de mayoría étnica húngara de Transilvania (Rumania). |
[20] |
Es por ejemplo el primer país de la Unión Europea que ha perdido el estatus de democracia,
según la valoración de Freedom House en 2020 ( |
[21] |
En Băile Tuşnad Orban comenta: «The new state that we are building is an illiberal
state, a non-liberal state. It does not deny foundational values of liberalism, as
freedom, etc. But it does not make this ideology a central element of state organization,
but applies a specific, national, particular approach in its stead» ( |
[22] |
«[A] trending topic in thinking is understanding systems that are not Western, not liberal, not liberal democracies, maybe not even democracies, and yet making nations successful. Today, the stars of international analyses are Singapore, China, India, Turkey, Russia. And I believe that our political community rightly anticipated this challenge» (íd.). |
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