SUMARIO
  1. NOTAS

La presencia italiana en la Guerra Civil española no ha pasado desapercibida en la historiografía española. Hace pocos años se han publicado diferentes obras, como La guerra fascista (Alianza Editorial, 2016), de Javier Rodrigo; Aragón con camisa negra (Rolde de Estudios Aragoneses, 2011), y Credere, obbedire, combattere. Fascistas italianos en la Guerra Civil española (Mira Ed., 2007), de Dimas Vaquero[1]; y también estudios relevantes como La Guerra Civil española en la propaganda fascista (Shangrila ed., 2017), de Daniela Aronica, o el más decano Fascistas en España (CSIC, 1981), coordinado por Ismael Saz y Javier Tusell, entre otros estudios[2].

La temática sigue siendo de profundo interés y los estudios más recientes dedicados a la guerra civil lo demuestran. Es el caso de esta nueva obra que se acaba de publicar, cuya autoría se debe al profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Complutense de Madrid, Javier Muñoz Soro. Infatigable historiador y reconocido experto en cuanto a las relaciones políticas y culturales entre España e Italia, ha dedicado varios años al análisis de la correspondencia que los legionarios de Mussolini —como también se conocían a los voluntarios italianos del bando nacional— intercambiaban con sus familias. El resultado es una obra innovadora que proporciona una mirada rigurosa y al mismo tiempo más humana de las experiencias y vicisitudes de los soldados italianos en España.

La monografía se divide en cuatro capítulos y un epílogo que, grosso modo, no solo cierra el libro, sino que tiene un especial vínculo con el segundo capítulo dedicado a la experiencia del teniente Dario Grixioni. La obra profundiza en su primera parte el concepto de guerra fascista (reanudando un enfoque teórico ampliamente abordado por Javier Rodrigo quién, no es casualidad, firma el prólogo al libro), para, acto seguido, dirigir su atención sobre las causas y organización del alistamiento, las expectativas de los soldados, la carga ideológica del conflicto y la importancia de la correspondencia de guerra. La llegada de miles de legionarios italianos a España (fueron alrededor de 70 000 entre 1936 y 1939), dejó una huella indeleble no solo por su contribución a la causa del bando nacional, sino también en las formas de entender la guerra, luchar en los frentes o interactuar con la población civil. Los italianos cometieron el error de intervenir en España con excesiva confianza (propiciada por la fácil y desigual campaña de Etiopía), pasando desde la triunfal entrada en Málaga (febrero), por la desastrosa derrota en Guadalajara (marzo) y las reparadoras batallas de Bilbao y Santander (junio-septiembre de 1937). Precisamente utilizando como escenario esos cuatros momentos, el autor nos introduce en la figura del ya citado teniente Grixioni. Autor de una voluminosa correspondencia, este soldado retrata a la perfección esa amalgama de emociones y vivencias que le describen como un combatiente comprometido con la causa y las esperanzas de una exitosa carrera militar, quizás unas de las facetas más interesantes y tal vez emotivas del personaje.

Las palabras de Grixioni son un adelanto de los aspectos tomados en consideración por Muñoz Soro en el tercer y cuarto capítulo: la lentitud de una guerra caracterizada por la ineptitud de los mandos, los largos y aburridos descansos a la espera de la acción, las ineficiencias organizativas o las malas conductas y, también, la camaradería entre los soldados, a menudo dificultada por el idioma o las condiciones impuestas por la guerra. Igual de importantes, pero a menudo considerados secundarios en la correspondencia, son otros aspectos relacionados con la imagen del lugar en el que luchaban los combatientes. Me refiero a las impresiones de un país —España— que los italianos veían tan cercano, casi familiar, pero al mismo tiempo desconocido e, incluso, exótico. El conflicto provocó también la adquisición de una percepción de los españoles no exenta «de extremos», donde los estereotipos encontraban terreno fértil para la imaginación de los italianos; algo parecido a lo que ocurrió también con las mujeres, víctimas de una retórica repleta de tópicos y de una fuerte carga sexual. Finalmente, no podía faltar una coral opinión sobre el problema de la represión —sirva como ejemplo la transcripción del comentario de un legionario crítico con las formas: «De otra manera, Franco plantará su bandera victoriosa sobre un cementerio» (p. 75)—, o las rivalidades internas que generaron no pocos apuros conjuntamente al desgaste moral, físico e ideológico a lo largo de todo el conflicto.

Los italianos, como decíamos con antelación, llegaron a España subestimando no solo las condiciones de su participación, sino también la duración de aquel conflicto. La correspondencia dejó en evidencia el agotamiento de los soldados, que generó frustración e, incluso, desacato hacia las autoridades militares. La censura jugó en este caso un papel fundamental para controlar el relato bélico, suscitando entre la opinión pública un gran interés por una causa que, a diferencia de la más exótica y civilizadora conquista de Etiopía, se refería al caso español a través del nuevo orden fascista europeo. Sin embargo, la cruzada contra el bolchevismo —como también se dio a conocer en Italia— acabó agotando frente y retaguardia, convirtiendo el entusiasmo inicial en una univoca petición de vuelta a casa de los combatientes. La Guerra di Spagna concluyó con un elevado número de muertos y heridos que fueron celebrados con desfiles y monumentos, coronados por una persistente retórica fascista que monumentalizaba la muerte como símbolo de la victoria, lo que, sin embargo, ocultó —o por lo menos dejó en un segundo plano— la difícil vuelta a la normalidad de unos soldados psíquica y físicamente afectados por un largo conflicto que daría paso a otro de más grandes proporciones. No tuvieron mejor suerte los caídos, quienes acabaron en un limbo memorialístico (enterrados en mausoleos y cementerios construidos ad hoc[3]), alejados por las más perentorias necesidades de una nueva guerra y el consiguiente ostracismo del régimen franquista.

Con este libro, Javier Muñoz Soro no solo cumple con las necesidades historiográficas que nos obliga un conflicto como la Guerra Civil española, sino aporta un conocimiento más íntimo y personal del mismo, ofreciendo un relato poco o escasamente conocido hasta la actualidad. La constante referencia a las fuentes primarias demuestra de por sí el gran trabajo de investigación, aunque puede que haya alguna posibilidad de ampliar el estudio si tenemos en consideración el fenómeno —muy difuso en Italia— de los archivi della scrittura popolare, que en los últimos años han acumulado centenares de miles de textos y correspondencias también de carácter militar[4]. No obstante, este libro está destinado a ser una lectura obligada y un claro referente para todas aquellas personas que estén interesadas no solo en la Guerra Civil española, sino en el más amplio conjunto de obras dedicadas a la comprensión de los conflictos en su totalidad —la «guerra total» según la percepción schmittiana—, capaces de ofrecer una perspectiva más íntima y profunda de aquellos eventos.

NOTAS[Subir]

[1]

Ambas obras han sido analizadas en reseñas o fichas técnicas por quien escribe; véase: Tomasoni, M. (2018). Javier Rodrigo, La guerra fascista. Italia en la Guerra Civil española, 1936-‍1939. Diacronie. Studi di Storia Contemporanea, (34, 2), disponible en: https://tinyurl.com/bcr535dy; Tomasoni, M. (2011). Dimas Vaquero Peláez, Aragón con camisa negra. Las huellas de Mussolini. Diacronie. Studi di Storia Contemporanea, (8, 4), disponible en: https://tinyurl.com/2nvpsa8f.

[2]

Considero importante recordar también la investigación defendida por Martínez Sáez, C. (2014). La presencia italiana en la Guerra Civil Española: el Corpo Truppe Volontarie en la provincia de Burgos, Instituto de Historia Simancas, Universidad de Valladolid, disponible en: https://tinyurl.com/y78ax4mn.

[3]

Un caso ejemplar en este sentido es la llamada «pirámide de los italianos» en el puerto del Escudo, en la frontera entre la provincia de Burgos y Cantabria. Sobre este monumento-mausoleo, véase los estudios de Jiménez, J. M. M. (2017). Una arquitectura de la memoria: tipo, estilo y simbología de la Pirámide de los Italianos en el puerto del Escudo (1938-‍1939). Butlletí de la Reial Academia Catalana de Belles Arts de Sant Jordi, 127-142; Jiménez, J. M. M. (2018). Aspectos paisajísticos de un sacrario español: la Pirámide de los Italianos (1938-‍1939) en el puerto del Escudo (Valdebezana, Burgos). Atrio. Revista de Historia del Arte, (24), 138-‍153.Atrio, 24 (2018), pp. 138-153. Véase también el trabajo de Carlota Martínez citado con antelación, pp. 161-164.

[4]

Entre otros, me refiero al caso del Archivio della scrittura popolare (ASP), creado por el historiador Quinto Antonelli (Fondazione Museo Storico del Trentino), a partir del cual ha sido posible editar el más amplio y complejo Archivio online del Novecento trentino (en colaboración con otros museos y archivos locales), en el que encontramos una sección dedicada a los legionarios trentinos voluntarios en España (véase: https://tinyurl.com/4fp7xjwz).