RESUMEN
Este ensayo explora las consecuencias del pensamiento político y filosófico de Karl Marx. A través de una exégesis del pensamiento de Marx, se señala que este plantea una visión coherente del proceso de emancipación de la humanidad con el objetivo de trascender los procesos económicos relacionados al mercado y de la propiedad privada. Posteriormente, el ensayo establece que dicha visión plantea dos problemas relacionados con las instituciones del poder: primero, el desafío que genera el vórtice del poder al tener este la libertad de reasignar derechos de propiedad a voluntad, haciendo que este sea incompatible con el Estado de derecho y la división del poder. Segundo, la eliminación de los mecanismos de mercado para coordinar la asignación de recursos conduce a la guía racional de la economía, lo que deriva en la planificación y en la subordinación arbitraria de los fines individuales. El ensayo concluye señalando que ambos problemas, que se derivan de la visión emancipadora de Marx, conducen a la concentración del poder, a la supresión de la disidencia y al fin del Estado de derecho.
Palabras clave: Karl Marx; poder; derechos de propiedad; filosofía; teoría política; alienación; filosofía política; economía política.
ABSTRACT
This essay explores the consequences of Marx’s philosophical thought. Through an exegesis of Marx’s work, this essay indicates how he presents a humanist vision of the emancipation process, with the aim of transcending the economic processes of the market and private property. Subsequently, the essay establishes that such vision raises two problems related to power: first, Marx does not recognize the challenge that the vortex of power generates, by having the freedom to reassign property rights at will; making his vision incompatible with the rule of law and the separation of power. Second, the elimination of market mechanisms leads to the need for a rational planning of the economy, leading to both the need for central planning and the arbitrary subordination of individual ends. The essay concludes by pointing out that both problems lead to the concentration of power, the suppression of dissent and the end of the rule of law.
Keywords: Karl Marx; power; property rights; philosophy; political theory; alienation; political philosophy; political economy.
No cabe duda de que Karl Marx (1818-1883) es uno de los intelectuales más importantes de la historia del pensamiento occidental (Stedman Jones, 2017). Marx es, tal vez, uno de los filósofos más influyentes de occidente al desarrollar una teoría política, filosófica, económica y sociológica que dejó profundas huellas en la historia y en el pensamiento de todo el siglo xx (Berlin, 2018). Su legado sigue siendo discutido incluso hasta estos días, como este ensayo prueba. En los últimos años, y en particular después de la crisis financiera, la figura intelectual de Marx se ha elevado a niveles nunca antes vistos desde la Revolución rusa (Hodgson, 2019).
Es tanta la influencia de Marx hoy que su texto el Manifiesto comunista es uno de libros más utilizados como lectura obligatoria para la mayoría de los alumnos universitarios de Estados Unidos. De hecho, el Manifiesto comunista hoy aparece en casi 4000 programas de estudios (syllabus) universitarios en todo Estados Unidos, al punto de ser top dos entre los autores asignados con mayor frecuencia en las universidades (Bemis, 2016). Y es precisamente debido a esta exorbitante influencia que ha tenido en la formación intelectual de muchos, que en la actualidad resulta importante analizar críticamente sus ideas para entender hacia dónde nos podría conducir el pensamiento del filósofo de Tréveris.
A pesar de su gran fama en las universidades, la figura intelectual de Marx merece ser revisitada críticamente debido a un hecho no menor: todos aquellos países que han tratado de implementar en parte sus ideas políticas y económicas, han derivado hacia la osificación económica, el conflicto y, finalmente, intentos de totalitarismo (Arnold, 1989; Hodgson, 2019; Louw, 1997; Weisman, 2013). A los efectos de este ensayo, consideraremos el totalitarismo como un régimen político caracterizado por un control fuerte sobre la sociedad civil y sobre la economía a través del control estatal de los medios de producción y mediante el control o vigilancia estatal de las organizaciones de la sociedad civil (Applebaum, 2012; Hodgson, 2019). Dicho de otra forma:
Uso la palabra «totalitario» en su sentido común, como un sistema político donde los lazos sociales han sido completamente reemplazados por una organización impuesta por el Estado y donde, en consecuencia, todos los grupos y todos los individuos deben guiarse en sus acciones solo por objetivos que son objetivos del Estado […] En otras palabras, un sistema totalitario ideal implicaría la destrucción total de la sociedad civil (Kolakowski, 1977: 158).
La evidencia histórica pareciera ser abrumadora: siempre que se ha buscado implementar las ideas de Karl Marx, aquellos sistemas políticos y económicos han terminado transitando hacia sistemas totalitarios y liberticidas. En palabras del economista G. Hodgson (2019: vii, 19): «Desafortunadamente, la historia de los experimentos socialistas ha sido en gran parte una de falla catastrófica. El costo ha sido decenas de millones de muertes, por hambruna o represión estatal […]. Todos los experimentos con este tipo de gran socialismo han terminado en dictadura». Según Hodgson, «esto no es un accidente. El resultado es una consecuencia de la centralización del poder político-económico» (íd.). Por tanto, no es una coincidencia, sino —como veremos en este ensayo— la consecuencia de las ideas filosóficas de emancipación de Karl Marx.
Este ensayo tiene como objetivo el explorar las consecuencias del pensamiento filosófico de Karl Marx a través de dos pasos analíticos. Primero, y a través de una exégesis del pensamiento de dicho autor, señala cómo Marx plantea una visión humanista y liberadora del proceso de emancipación de la humanidad, con el objetivo de trascender los procesos económicos relacionados con las lógicas del mercado y de la propiedad privada (Arnold, 1990). Marx plantea una filosofía del «humanismo revolucionario» consistente en una emancipación total para con la modernidad capitalista (Toretta y Donizetti, 2019: 390). Segundo, este ensayo establece que dicha visión plantea dos problemas inevitables y relacionados con la economía política del poder: primero, Marx no reconoce el desafío que genera el vórtice de poder al tener este la libertad de reasignar y eliminar derechos de propiedad a voluntad y, segundo, tampoco considera que la eliminación de los mecanismos de mercado para coordinar la asignación de recursos conduce a la necesidad de una planificación racional.
Cabe señalar que la intención de esta exégesis no es añadir nuevo conocimiento sobre la obra de Marx, sino ofrecer una interpretación general y una crítica sintética de algunos aspectos cruciales que muestran cómo algunas premisas de la obra de Marx conducen a políticas liberticidas que podrían destruir el Estado de derecho, consecuencias probablemente no deseadas por el mismo autor (Kolakowski, 1977).
Este análisis presenta dos contribuciones al pensamiento político. Primero, este ensayo establece puentes analíticos entra la economía política y la filosofía política para elaborar una teoría del poder y así entender las principales lagunas conceptuales en el pensamiento filosófico de Marx. Segundo, este movimiento analítico, entre la filosofía de la emancipación y la economía política del poder, permite señalar una notable paradoja en Marx: mientras que este buscaba construir una filosofía de la liberación, sus propuestas políticas son incapaces de realizar dicha visión humanista y, más bien, terminan por socavarla. El pensamiento de Marx, entonces, posee una profunda paradoja que comienza con la idea de la emancipación del hombre y termina en la servidumbre (Arnold, 1990; Kolakowski, 1977; Louw, 1997)[2].
La sección 2 explora el pensamiento filosófico y emancipatorio de Marx. La sección
3 establece que dicha visión de Marx plantea dos problemas relacionados con la economía
política del poder. La sección 3 cierra señalando que ambos problemas, que se derivan
de la visión emancipadora de Marx, conducen a la concentración del poder, a la supresión
de la disidencia y al fin del Estado de derecho (
Cabe mencionar que deberíamos considerar a Karl Marx como un importante humanista
(
En particular, Marx (
Para Marx, las fuerzas impersonales del mercado —que se sostienen con la propiedad
privada— generan una forma extrema de alienación y generalizada de explotación a través
de la mercantilización del trabajo y su división coordinada por el capital ( Según Marx, bajo el uso del dinero y el mercado «todo este movimiento aparece como
un proceso social […]. La totalidad del proceso aparece como una interrelación objetiva,
que surge espontáneamente de la naturaleza; surgiendo, es cierto, de la influencia
mutua de los individuos conscientes entre sí, pero ni ubicada en sus conciencias ni
tampoco subsumida bajo ellos como un todo. Sus propias colisiones entre sí producen
un poder social ajeno que se sitúa por encima de ellos, produce su interacción mutua
como proceso y poder independiente de ellos» (
Las fuerzas del capitalismo, señala Marx (
Ha transformado a los individuos humanos, con sus cualidades y capacidades personales,
en mercancías que se venden y compran según las leyes anónimas del mercado […] [esto]
ha generado el marco institucional alienado de las sociedades políticas modernas;
y ha producido una escisión inevitable entre la vida personal, egoísta y egocéntrica de las personas como miembros de la
sociedad civil, por un lado y, por el otro, la comunidad artificial y oscura que forman
como miembros de una sociedad política (
Veamos ahora en detalle estas dos críticas de Marx al sistema capitalista: a saber, la explotación y la alienación.
Primero, Marx ( Para una revisión de la teoría de la explotación ver: Zwolinski et al. ( Marx aquí sigue las consecuencias lógicas de la teoría del valor de Ricardo: «El
valor de un artículo, o sea, la cantidad de cualquier otro artículo por la cual puede
cambiarse, depende de la cantidad relativa de trabajo que se necesita para su producción
y no de la mayor o menor compensación que se paga por dicho trabajo» (
Solo hay una clase, la suya propia [obrera], que produce más riqueza que la que consume,
y que otros hombres [los capitalistas] se apropian de este residuo simplemente en
virtud de su posición estratégica como únicos poseedores de los medios de producción,
a saber, recursos naturales, maquinarias, transportes, crédito financiero, etc., sin
los cuales los obreros no pueden crear, al paso que el control de dichos medios confiere
a quienes lo ostentan el poder de hacer morir de hambre al resto de la humanidad y
obligarla a capitular conforme a las condiciones por ellos impuestas (
El resultado para Marx (
Según Marx (
La solución, según dicho autor, pasaría por eliminar o superar las fuentes esenciales
del conflicto entre las clases: a saber, la propiedad privada, los mercados, la acumulación
de capital y la división del trabajo (
En palabras de Marx (
De la relación del trabajo enajenado con la propiedad privada se sigue, además, que
la emancipación de la sociedad de la propiedad privada, etc., de la servidumbre, se
expresa en la forma política de la emancipación de los trabajadores […] y esto es así porque toda la servidumbre humana esta encerrada en la relación
[capitalista] del trabajador con la producción, y todas las relaciones serviles son
solo modificaciones y consecuencias de esta relación. […] El comunismo como superación
positiva [o abolición] de la propiedad privada en cuanto autoextrañamiento del hombre, y por ello como apropiación real de la esencia humana por y para el hombre; por ello como retorno del hombre para sí en cuanto hombre social, es decir, humano» (ibid.: 149, 173) De esta manera, «lo que diferencia al comunismo no es en modo alguno la abolición
de la propiedad, sino la abolición de la propiedad burguesa. […] En este sentido,
los comunistas pueden resumir su teoría en una formula: supresión de la propiedad
privada […]. ¡Y la burguesía asegura que abolir esta situación equivale a abolir la personalidad
y la libertad! Tiene razón […] se trataría de una abolición de la personalidad, la
independencia y la libertad burguesas. En las actuales relaciones burguesas de producción,
se entiende por libertad la libertad de comercio, compra y venta. Pero si cae el mercadeo,
también lo hará la libertad de mercadeo» (
El argumento marxista de que el sistema capitalista es inherentemente explotador, tiene una dificultad no menor: su teoría de la explotación ubicua del capitalismo
se construye sobre la base de su teoría ricardiana del valor trabajo (íd.). Marx «sostenía
que los trabajadores en una sociedad capitalista son explotados en la medida en que
se ven obligados a vender su fuerza de trabajo a los capitalistas por menos del valor
total de las mercancías que producen con su trabajo» ( Para una revisión de las controversias respecto al valor, véase: Steedman (
De esta forma, uno de los grandes problemas de la teoría de la explotación de Marx
es que esta asume que la única fuente de valor en la economía capitalista es el trabajo manual o visible ( En palabras de Marx: «El terrateniente y el capitalista, que como terrateniente y
capitalista son simplemente dioses privilegiados y ociosos, están en todas partes por encima del obrero y le dictan leyes» (
Por motivos de espacio no podemos explorar el debate respecto a las teorías del valor
en detalle (véase Para una revisión teórica e histórica de las distintas teorías del valor y los problemas
que tiene la teoría del valor trabajo de Marx, consultar: Brewer (
El problema de este esquema es cómo podemos establecer equivalencias entre el valor
generado por las horas de trabajo de distintos trabajadores heterogéneos; sobre todo
en productos que —en apariencia— son iguales, pero tienen procesos productivos distintos.
Ante esto, Marx trata de evadir la complicación al señalar que el valor de una mercancía
dependerá de las horas de trabajo simple que sean realmente necesarias para fabricarla, llegando a la abstracción de «tiempo de trabajo socialmente necesario»
(
En síntesis, el problema más importante de la teoría del valor trabajo es el supuesto
de que el precio de un bien debería reflejar algún rasgo intrínseco suyo, algo que
adquiere durante el proceso de producción, más que algo que está en las preferencias
del comprador. Dicha teoría supone que los costes de producción determinan el precio
de venta, en lugar de ser al contrario. Existen numerosos problemas fundamentales con la teoría del valor trabajo de Marx,
que la hacen ser inferior a la teoría del valor marginal y subjetivo. Para un exhaustivo
y completo análisis de dichos problemas consultar Rallo (
Segundo, Marx ( Para una revisión de la literatura en torno al concepto de alienación, consultar:
Leopold (
Marx, construyendo desde las ideas de Hegel y Feuerbach, argumenta que la alienación
del yo es consecuencia de ser parte mecanicista y racional de una sociedad industrial que se deja guiar por
las señalas abstractas de los mercados, cuya condición aleja a la persona de su humanidad
y mercantiliza su trabajo (
Así las cosas, según Marx (
Bajo las fuerzas del mercado, Marx cree que las personas «quedan irremediablemente
separados así los unos de los otros por un egoísmo radical, tan hondo y deformante
que en cada hombre lo específicamente humano queda subordinado a lo genéricamente
animal, a lo puramente individual. […] la esencia a la existencia y la sociedad se
disuelve en una pluralidad de átomos aislados» (
El hombre se vuelve tanto más egoísta, carente de sociedad, enajenado de su propia
esencia, cuanto mayor y más desarrollado se presenta el poder social dentro de las
relaciones de propiedad privada. […] [la división del trabajo] hace del hombre un
ser abstracto; lo convierte, en la medida de lo posible, en una máquina para tal o
cual efecto, en un aborto espiritual y físico. […] En el régimen del dinero, en la
completa indiferencia tanto hacia la naturaleza del material o naturaleza específica
de la propiedad privada como hacia la personalidad del propietario privado, se hace manifiesto el dominio completo de la cosa enajenada sobre el hombre. Lo que fue dominio de una persona sobre otra es ahora dominio general de la cosa sobre
la persona, del producto sobre el productor (
En síntesis, a través de la alienación del trabajo «la conciencia del hombre que el
hombre tiene de su género se transforma, pues, de tal manera que la vida genérica
se convierte para él en simple medio» (ibid.: 144). Véase: Buchanan (
La unidad de la sociedad se destruye y las vidas de ambas clases se distorsionan.
La mayoría —es decir, los proletarios que nada poseen— trabaja ahora en beneficio
de otros y conforme a las ideas de estos y se ve desposeída del fruto de su trabajo,
así como de sus instrumentos; su modo de existencia, sus ideas e ideales, no corresponden
a su propia condición real (puesto que son seres humanos a quienes artificialmente
se les impide vivir tal como lo exigen sus naturalezas, es decir, como miembros de
una sociedad unificada, capaces de comprender las razones por las cuales hacen lo
que hacen, y de gozar de los frutos de su actividad racional, libre y cooperativa),
sino a las aspiraciones de sus opresores. De ahí que la vida de la mayoría de los
hombres repose en una mentira (
Mentira mercantil que Marx (
Marx era un filósofo humanista porque buscaba, a través de la filosofía y la crítica
al capitalismo, liberarnos de las opresiones, la explotación, la alienación y el fetichismo
que surgirían, según este, de la propiedad privada, la división del trabajo y el dinero
( Según Marx: «la división del trabajo hace al obrero cada vez más unilateral y más
dependiente, pues acarrea consigo la competencia no solo de los hombres, sino también
de las maquinas. … la división del trabajo … empobrece al obrero hasta reducirlo a
máquina» ( Para ver la importancia del trabajo como actividad humana vital que permite realizar
al ser y como este es la dimensión esencial del ser genérico (su esencia) consultar:
Toretta y Donizetti (
Con todo, Karl Marx establece que la única forma de poder emancipar a la humanidad de la alienación avanzada que el capitalismo genera
es a través de desmontar las instituciones del capitalismo: abolir la propiedad privada
de los medios de producción mediante su colectivización o estatización, la planificación
central y nacional de las grandes industrias, estatizar y monopolizar la banca y la
generación de crédito y, finalmente, eliminar o marginar radicalmente a los mercados
(
El salario es una consecuencia inmediata del trabajo enajenado y el trabajo enajenado
es la causa inmediata de la propiedad privada. Al desaparecer un término debe también,
por esto, desaparecer el otro. De la relación del trabajo enajenado con la propiedad
privada se sigue, además, que la emancipación de la sociedad de la propiedad privada,
etc., de la servidumbre, se expresa en la forma política de la emancipación de los trabajadores. […] El comunismo […] es la expresion positiva de la propiedad privada superada; es, en primer lugar, la propiedad privada general. […] [y] quiere aniquilar todo lo que no es susceptible de ser poseído por todos […]
El comunismo como superación positiva de la propiedad privada en cuanto autoextrañamiento del hombre, y por ello como apropiación real de la esencia humana por y para el hombre; por ello como retorno del hombre para sí en cuanto hombre social, es decir, humano ( Dicho de otra forma: «Ciertamente, en la filosofía desarrollada por Marx, solo con
la supresión de las relaciones sociales capitalistas y la superación de la propiedad
privada por medio del comunismo sería posible en la historia el retorno del hombre
al propio hombre, o sea, la superación de la alienación humana y el desarrollo de
su personalidad como hombre social, lo que posibilitaría su emancipación humana» (
En síntesis, no cabe duda de que Karl Marx ( En palabras de Marx: «El presupuesto necesario del intercambio es la propiedad privada. […] la división del trabajo y el intercambio descansan sobre la propiedad privada» ( Véase Engels: «Solo la organización consciente de la producción social, en la que
la producción y la distribución se llevan a cabo de forma planificada, puede elevar al hombre por encima del resto del mundo animal en lo que se refiere
al aspecto social» (
Siguiendo a Marx ( Para ver el estatus y el rol de la violencia en el pensamiento de Marx y en su teoría
de la revolución ver: Singh (
El momento en que estalla en forma de revolución abierta y, a través del violento derribo de la burguesía, el proletariado instaura su dominio […] el primer paso de la revolución obrera es
la transformación del proletariado en la clase dominante […]. El proletariado utilizará su poder político para arrebatar progresivamente a la burguesía todo el capital, para concentrar todos los instrumentos
de producción en manos del Estado, es decir, del proletariado organizado como clase
dominante […] esto solo podrá tener lugar si se interviene de forma despótica en el derecho de propiedad y en las relaciones burguesas de producción […] el proletariado tiene que unirse como
una clase, si se convierte, a través de una revolución, en la clase dominante y si,
como tal, acaba violentamente con las antiguas relaciones de producción, al hacerlo acabará también con las condiciones
que permiten la existencia del enfrentamiento entre las clases (
De hecho, en otro texto de Marx y Engels (
Esencialmente, cabe decir de Marx que «toda su vida fue convencido e intransigente
creyente en una violenta revolución de la clase trabajadora» (
El punto esencial es que la visión emancipadora de Marx establece lo siguiente: la
única forma de liberar a la humanidad de la alienación y la explotación es a través
de una revolución en donde un grupo de vanguardia se tiene que hacer con el poder
político y económico con el objetivo de eliminar y reconfigurar los derechos de propiedad a voluntad, para así colectivizar los medios de producción
y acabar con la economía de mercado (
Primero, uno de los problemas del pensamiento político de Marx es que su planteamiento
económico respecto a erradicar la propiedad privada (i.e., alterar los derechos de
propiedad de la tierra y de los medios de producción a voluntad), hacerse con el control
colectivo de las empresas y dirigir los medios productivos, no es complementado de
forma sólida con una teoría coherente de los derechos de propiedad, del Estado y del
cómo hacer frente a la convergencia del poder político-económico. Es decir, Marx no elaboró en profundidad ninguna teoría
política que nos indicara cómo hacer frente a la concentración del poder en las manos
de una entidad política como un partido o un grupo de revolucionarios que tendrá el
poder respecto a la creación, eliminación y reasignación de todos los derechos de
propiedad. Como establece Berlin ( Según Marx, «entre la sociedad capitalista y la sociedad comunista media el período
de la transformación revolucionaria de la primera en la segunda. A este período corresponde
también un período político de transición, cuyo Estado no puede ser otro que la dictadura
revolucionaria del proletariado» (
Así las cosas, uno de los problemas de la visión de Marx es que no reconoce el desafío
que genera el vórtice de poder al tener este la libertad de reasignar y eliminar derechos de propiedad de toda la
economía a voluntad, haciendo que esta forma de emancipación socialista sea incompatible
con el Estado de derecho y la democracia (
Dicho de otra forma, si nos tomamos en serio la idea de reconfigurar los derechos
de propiedad —y seguimos la idea de Marx de abolir la propiedad privada, la religión,
la familia tradicional, los intercambios comerciales, etc.—, ¿cómo podemos sostener
este proceso transformador sin una avasallante concentración del poder jurídico, político
y económico en manos de unos pocos? Todo esto genera un problema de poder no menor,
ya que aquellos políticos o revolucionaros que obtienen dicho poder político-jurídico
para reconfigurar los derechos de propiedad van a ser los mismos que, además, luego
tendrán el poder de la coacción y el poder económico sobre los medios de producción:
todos estos poderes residirán en las manos de unos pocos individuos. Dicho poder concentrado
puede terminar socavando la democracia, el Estado de derecho y, finalmente, las libertades
de la sociedad civil y la de los individuos en general (
La concentración del poder económico-jurídico requiere y, a su vez, refuerza la centralización del poder político. A fin de cuentas, todos los otros poderes compensatorios
(la sociedad civil y las empresas) son socavados y lentamente eliminados del mapa
porque carecen de propios recursos económicos independientes, resguardo jurídico de
sus derechos de propiedad e influencia económica ( En dicha sociedad socialista, «solo quedaba el recurso de la violencia, y ella, a
fin de cuentas, se destruiría a sí misma, pues una sociedad erigida por la espada,
aun cuando inicialmente la justicia estuviera de su lado, no podía dejar de convertirse
en una tiranía de la clase victoriosa —aun cuando esta fuera la de los trabajadores—
sobre el resto, lo que resultaría incompatible con aquella igualdad humana que el
verdadero socialismo procuraba establecer» (
Este problema del vórtice del poder —al buscar monopolizarlo para cambiar los derechos de propiedad— ya había sido advertido por el anarquista ruso Mikhail Bakunin (2018) cuando desarrolló su crítica a Karl Marx al predecir que si los socialistas se hiciesen con el poder mediante una revolución que monopolizara el poder político, jurídico y económico, dicha revolución será peligrosa por aparecer como una expresión ficticia de la voluntad del pueblo. Como diría Bakunin:
La única diferencia que existe entre la dictadura revolucionaria y el estatismo no
está más que en la forma exterior. En cuanto al fondo, representan ambos el mismo
principio de la administración de la mayoría por la minoría en nombre de la pretendida
estupidez de la primera y de la pretendida inteligencia de la última. Son, por consiguiente,
igualmente reaccionarias, pues el resultado de una y de otra es la afirmación directa
e infalible de los privilegios políticos y económicos de la minoría dirigente y de
la esclavitud política y económica de las masas del pueblo (
Si alguien o un colectivo se hace con el poder político y de decisión de una nación, con el objetivo de poder hacer, deshacer y abolir derechos de propiedad a voluntad —como aconseja Marx—, entonces estamos concentrando de manera ad hoc todo el poder político y el poder económico en manos de un grupo de la población que tomará decisiones arbitrarias por toda la comunidad. Pero, cuando esto ocurre, significa que estamos abriendo la caja de pandora del poder: todo vale de cara al arbitrio del más fuerte o de cara al que sustenta el poder o el monopolio de la violencia.
Bajo el sistema de Marx, toda la economía y la sociedad civil pueden quedar supeditadas
bajo el arbitrio y la suerte de la espada del poder de Damocles. De ahí al fin del
Estado de derecho, la eliminación de contrapesos de poder, la erradicación de toda
disidencia y, finalmente, al totalitarismo hay pocos pasos (
Al poner toda la vida bajo el control del Estado, el socialismo necesariamente da
poder a un círculo interno de burócratas, que en casi todos los casos serán hombres
que quieren el poder por sí mismo y no se apegarán a nada ni a la orden con tal de
retenerlo. […] el colectivismo no es inherentemente democrático, sino que, por el
contrario, otorga a una minoría tiránica poderes con los que los inquisidores españoles
nunca soñaron (
Segundo, y consecuencia de lo anterior, la eliminación de los derechos de propiedad
privados (su colectivización) y la libertad de intercambiar lleva, naturalmente, a
la eliminación de los mercados y, por necesidad, a la centralización del control de
los medios de producción y la planificación ( La conexión entre reconfigurar los derechos de propiedad de los medios de producción y la planificación central de
la economía era reconocida como evidente por Engels: «La toma de los medios de producción
por parte de la sociedad pone fin a la producción de mercancías (es decir, a la producción
para el intercambio) […]. La anarquía en la producción social es reemplazada por una
organización consciente sobre una base planificada» (
Lo anterior se desprende, de forma lógica, de la filosofía de la emancipación de Marx:
si la sociedad postcapitalista ha de ser armónica y no alienante, entonces no puede tener un sistema de mercado y una producción que se deje guiar por las señales mercantiles.
Como diría Engels: «Ninguna sociedad puede retener permanentemente el dominio de su
propia producción […] a menos que se suprima el intercambio entre individuos» ( Para Marx: «La centralización nacional de los medios de producción se convertirá
en la base natural de una sociedad que consistirá en una asociación de productores
libres e iguales que actúan conscientemente de acuerdo con un plan racional y general»
(Marx, n.d.: 241, citado en
No obstante, sabemos hoy que la planificación central conlleva al fin del Estado de
derecho y a la predominancia de las decisiones arbitrarias del más fuerte (
De hecho, el sistema socialista de emancipación y de unidad armónica bajo el sistema
filosófico de Marx presupone tal grado de armonía y colectivización que no tiene necesidad
de establecer un Estado de derecho (
La humanidad liberada de Marx no necesita ninguna de las maquinarias con las que la
sociedad burguesa resuelve los conflictos entre los individuos o entre ellos y la
sociedad: la ley, el Estado, la democracia representativa y las libertades negativas
[…] su misma existencia presupone una sociedad donde las actividades y los deseos
humanos chocan naturalmente entre sí. […] Una vez que el orden burgués es reemplazado
por un sistema de propiedad colectiva, esta maquinaria ya no tiene ningún propósito
(
F. A. Hayek (
El Estado de derecho es lo opuesto al gobierno arbitrario e impredecible que interviene en la economía y, por este motivo, la planificación central es incompatible con el Estado de derecho y con la democracia. Esencialmente, «decir que una sociedad planificada no puede mantener el Estado de derecho […] significa tan solo que el uso de los poderes coercitivos del Estado no estará ya limitado y determinado por normas preestablecidas» (ibid.: 146). La planificación racional de la economía es el imperio del libre arbitrio de aquellos que tienen el poder para formular dichos planes racionales y cambiarlos cuando les plazca.
Así las cosas, la lección de la planificación socialista del siglo xx es la siguiente: salvaguardar y proteger la libertad económica bajo un sistema de
mercado con reglas estables es fundamental si queremos preservar nuestras libertades
políticas y sociales (
La planificación [central] conduce a la dictadura porque la dictadura es el más eficaz
instrumento de coerción y de inculcación de ideales, y, como tal, indispensable para
hacer posible una planificación central en gran escala. El conflicto entre planificación
y democracia surge sencillamente por el hecho de ser esta un obstáculo para la supresión
de la libertad, que la dirección de la actividad económica exige. Pero cuando la democracia
deja de ser una garantía de la libertad individual, puede muy bien persistir en alguna
forma bajo un régimen totalitario. Una verdadera «dictadura del proletariado», aunque
fuese democrática en su forma, si acometiese la dirección centralizada del sistema
económico, destruiría, probablemente, la libertad personal más a fondo que lo haya
hecho jamás ninguna autocracia. […] en una sociedad planificada no puede mantenerse
el Estado de derecho (
Ahora bien, si consideramos de forma benevolente la idea de la colectivización de
Marx y asumimos que este, en realidad, abogaba por una forma colectiva y bastante
difusa de propiedad general —en la cual todas las personas pudiesen poseer derechos
de propiedad en común y los medios de producción pudiesen ser manejados de manera democrática—, el problema del poder y de la asignación de derechos de propiedad siguen en pie. Pues, no obstante hablemos de «propiedad común» y «control democrático»
de los medios de producción, todavía hay que hacerse cargo de asignar responsabilidades y penalizaciones, monitorear dichas responsabilidades y habilitar el control real entre las personas o entidades que efectivamente se harán cargo de la producción de
bienes y servicios (
En consecuencia, el problema de la concentración del poder para reasignar derechos
de propiedad es ineludible, pues todo esto implica que hay que asignar límites, responsabilidades
ligadas a formas de derechos de propiedad, obligaciones y poderes a ciertos sectores
de la sociedad para que de facto estos se hagan cargo y sean responsables de la producción (íd.). Pero, la reasignación
de todos estos derechos y deberes en partes del «colectivo» requiere de un nuevo poder
político y jurídico soberano que dirima, elija y posea el control para reasignar dichos
derechos de propiedad a voluntad (
Pero lo que es imposible, para todos los tiempos, es una improvisación democrática
y una producción exclusivamente colectiva sin manos firmes que la gobiernen y sin
responsabilidad individual inmediata o intereses materiales por parte de los participantes
en la producción […] [la] producción colectiva, la panacea universal de los socialdemócratas,
sería completamente imposible a menos que la autoridad más cuidadosamente graduada
fuera otorgada a los distintos órganos de gobierno corporativo; formas de autoridad
que deben extenderse desde las partes más bajas a las más altas y centrales del sistema
productivo (
Aquellas nuevas formas de asignación de responsabilidades, de graduación de autoridad
y reconocimientos de derechos, en última instancia, nos conducen nuevamente a un problema
de concentración del poder político y jurídico y al ejercicio arbitrario de este para
otorgar y asignar derechos y deberes a algunos en desmedro de otros. De esta forma,
las ideas de Marx parecieran no poder conducir hacia la igualdad jurídica, la estabilidad
y homogeneidad de la ley de cara a los ciudadanos y, finalmente, a sostener el Estado
de derecho (
Como en el sistema de Marx ( Marx, en El Manifiesto comunista reconoce la necesidad de una «obligación de trabajo para todas las personas», y, para
los niños, una «combinación de la educación con la producción material»; es decir,
trabajo obligado y guiado para todos bajo el régimen socialista (
Por lo demás, un sistema de planificación racional que comande y controle no puede
dejar abierta la posibilidad de que haya cuestionamientos constantes a sus decisiones
económicas o disidencia respecto a los objetivos socioeconómicos impuestos, por lo
que la disidencia, el debate y la oposición política terminan también por desvanecerse
gracias a la lógica interna del sistema. Así las cosas, «el objetivo económico estatista
de la nacionalización [o colectivización] generalizada disuelve el pluralismo económico
del cual dependen la apertura política y la democracia para subsistir. […] la propiedad
estatal de gran parte de la industria económica crea las condiciones para el posterior
control estatal de la vida política, la erosión de la sociedad civil y la represión
estatal de la disidencia» (
Con todo, las ideas de Marx parecieran ser imposibles de realizar de forma beneficiosa
en cuanto son incompatibles con la libertad individual y con las esferas de libertad
económica y política estables que necesita un ser humano para desplegarse dignamente (
El tratar de aplicar las ideas de Marx a gran escala requiere de ciertas condiciones
jurídicas, políticas y económicas que, inevitablemente, erosionan las libertades de
la sociedad civil y de los individuos, minando el Estado de derecho y la democracia
—aumentando así la probabilidad de que surjan sistemas totalitarios—. En consecuencia,
el pluralismo político, la democracia representativa y la alternancia en el poder
no pueden sobrevivir sin pluralismo económico y la fragmentación de la propiedad privada
que le hacen de contrapeso (
Una conclusión valiosa que podemos desprender de las lagunas analíticas de Marx es
que no basta con un reconocimiento verbal y discursos loables de los lideres revolucionarios
para salvaguardar la democracia y a la sociedad civil, pues una adhesión no instrumental
de la democracia y un respeto serio por el ser humano requieren un compromiso institucional por defender variadas formas de pluralismo, fragmentación y contrapesos de poderes
—que parecieran estar ausentes en el esquema filosófico de Marx (
Todo lo anterior nos lleva a una paradoja fundamental que está en el centro de este
ensayo: el socialismo de Marx —en cuanto desea superar al capitalismo y los mercados
con la intención de liberarnos— conduce a un vórtice de poder con pocos contrapesos,
que termina minando los fundamentos en los cuales la democracia y los derechos de
los individuos pueden sobrevivir. Pareciera ser, entonces, que amplias formas de propiedad
privada, de mercados y de algunos aspectos clave del capitalismo son inevitables para
mantener una sociedad democrática robusta que respete la alternancia del poder, la
sociedad civil y a los individuos que la conforman (
[1] |
Agradezco a Fernando Claro y a la revista Átomo por brindarme la oportunidad y el espacio para reflexionar respecto de los temas tratados en este artículo. Esta investigación se inspiró en un breve ensayo que el autor escribió para Átomo. |
[2] |
Señalar dicha paradoja en el pensamiento de Marx no quiere decir que este haya deseado
que sus ideas llevaran al totalitarismo y la subyugación del hombre por parte de una
avanzada revolucionaria. Como bien ha señalado Kolakowski ( |
[3] |
Según Marx, bajo el uso del dinero y el mercado «todo este movimiento aparece como
un proceso social […]. La totalidad del proceso aparece como una interrelación objetiva,
que surge espontáneamente de la naturaleza; surgiendo, es cierto, de la influencia
mutua de los individuos conscientes entre sí, pero ni ubicada en sus conciencias ni
tampoco subsumida bajo ellos como un todo. Sus propias colisiones entre sí producen
un poder social ajeno que se sitúa por encima de ellos, produce su interacción mutua
como proceso y poder independiente de ellos» ( |
[4] |
Para una revisión de la teoría de la explotación ver: Zwolinski et al. ( |
[5] |
Marx aquí sigue las consecuencias lógicas de la teoría del valor de Ricardo: «El
valor de un artículo, o sea, la cantidad de cualquier otro artículo por la cual puede
cambiarse, depende de la cantidad relativa de trabajo que se necesita para su producción
y no de la mayor o menor compensación que se paga por dicho trabajo» ( |
[6] |
De esta manera, «lo que diferencia al comunismo no es en modo alguno la abolición
de la propiedad, sino la abolición de la propiedad burguesa. […] En este sentido,
los comunistas pueden resumir su teoría en una formula: supresión de la propiedad
privada […]. ¡Y la burguesía asegura que abolir esta situación equivale a abolir la personalidad
y la libertad! Tiene razón […] se trataría de una abolición de la personalidad, la
independencia y la libertad burguesas. En las actuales relaciones burguesas de producción,
se entiende por libertad la libertad de comercio, compra y venta. Pero si cae el mercadeo,
también lo hará la libertad de mercadeo» ( |
[7] |
Para una revisión de las controversias respecto al valor, véase: Steedman ( |
[8] |
En palabras de Marx: «El terrateniente y el capitalista, que como terrateniente y
capitalista son simplemente dioses privilegiados y ociosos, están en todas partes por encima del obrero y le dictan leyes» ( |
[9] |
Para una revisión teórica e histórica de las distintas teorías del valor y los problemas
que tiene la teoría del valor trabajo de Marx, consultar: Brewer ( |
[10] |
Existen numerosos problemas fundamentales con la teoría del valor trabajo de Marx,
que la hacen ser inferior a la teoría del valor marginal y subjetivo. Para un exhaustivo
y completo análisis de dichos problemas consultar Rallo ( |
[11] |
Para una revisión de la literatura en torno al concepto de alienación, consultar:
Leopold ( |
[12] |
Véase: Buchanan ( |
[13] |
Según Marx: «la división del trabajo hace al obrero cada vez más unilateral y más
dependiente, pues acarrea consigo la competencia no solo de los hombres, sino también
de las maquinas. … la división del trabajo … empobrece al obrero hasta reducirlo a
máquina» ( |
[14] |
Para ver la importancia del trabajo como actividad humana vital que permite realizar
al ser y como este es la dimensión esencial del ser genérico (su esencia) consultar:
Toretta y Donizetti ( |
[15] |
Dicho de otra forma: «Ciertamente, en la filosofía desarrollada por Marx, solo con
la supresión de las relaciones sociales capitalistas y la superación de la propiedad
privada por medio del comunismo sería posible en la historia el retorno del hombre
al propio hombre, o sea, la superación de la alienación humana y el desarrollo de
su personalidad como hombre social, lo que posibilitaría su emancipación humana» ( |
[16] |
En palabras de Marx: «El presupuesto necesario del intercambio es la propiedad privada. […] la división del trabajo y el intercambio descansan sobre la propiedad privada» ( |
[17] |
Véase Engels: «Solo la organización consciente de la producción social, en la que
la producción y la distribución se llevan a cabo de forma planificada, puede elevar al hombre por encima del resto del mundo animal en lo que se refiere
al aspecto social» ( |
[18] |
Para ver el estatus y el rol de la violencia en el pensamiento de Marx y en su teoría
de la revolución ver: Singh ( |
[19] |
Según Marx, «entre la sociedad capitalista y la sociedad comunista media el período
de la transformación revolucionaria de la primera en la segunda. A este período corresponde
también un período político de transición, cuyo Estado no puede ser otro que la dictadura
revolucionaria del proletariado» ( |
[20] |
En dicha sociedad socialista, «solo quedaba el recurso de la violencia, y ella, a
fin de cuentas, se destruiría a sí misma, pues una sociedad erigida por la espada,
aun cuando inicialmente la justicia estuviera de su lado, no podía dejar de convertirse
en una tiranía de la clase victoriosa —aun cuando esta fuera la de los trabajadores—
sobre el resto, lo que resultaría incompatible con aquella igualdad humana que el
verdadero socialismo procuraba establecer» ( |
[21] |
La conexión entre reconfigurar los derechos de propiedad de los medios de producción y la planificación central de
la economía era reconocida como evidente por Engels: «La toma de los medios de producción
por parte de la sociedad pone fin a la producción de mercancías (es decir, a la producción
para el intercambio) […]. La anarquía en la producción social es reemplazada por una
organización consciente sobre una base planificada» ( |
[22] |
Para Marx: «La centralización nacional de los medios de producción se convertirá
en la base natural de una sociedad que consistirá en una asociación de productores
libres e iguales que actúan conscientemente de acuerdo con un plan racional y general»
(Marx, n.d.: 241, citado en |
[23] |
Marx, en El Manifiesto comunista reconoce la necesidad de una «obligación de trabajo para todas las personas», y, para
los niños, una «combinación de la educación con la producción material»; es decir,
trabajo obligado y guiado para todos bajo el régimen socialista ( |
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