RESUMEN
Investigando la intervención política de las asociaciones de masas de mujeres en el período posterior a la Segunda Guerra Mundial, y privilegiando materiales de prensa, archivos y memorias, este artículo se centrará en los primeros diez años posteriores al conflicto, cuando tuvieron lugar la consecución del sufragio, el desarrollo de asociaciones de masas y el nacimiento de la República. En este contexto, se estudiarán las formas y canales de transmisión de la tradición propia por parte de asociaciones de diferentes orientaciones políticas. A través del análisis de publicaciones (incluidos artículos de prensa) dedicadas a figuras individuales activas en la esfera pública (intelectuales, política) o hechos históricos, el objetivo es arrojar luz sobre la restitución colectiva e individual de una experiencia política. En este marco, se profundizará en la relación entre generaciones y se prestará atención a las diferentes declinaciones de la memoria (colectiva e individual), con el objetivo de identificar analogías y rupturas en la elección de estrategias narrativas, en modelos de género, en los valores propuestos tanto en el trabajo de la pedagogía política como en los escritos autonarrativos. Un estudio en profundidad de estos aspectos puede constituir un terreno fértil de análisis para estudiar las relaciones intergeneracionales y la posible construcción de una genealogía femenina, su solidez y su posible fragilidad.
Palabras clave: Italia republicana; movimientos de mujeres; generaciones; memorias; genealogía femenina.
ABSTRACT
Investigating the political intervention of mass women’s associations in the period following the Second World War, and favoring press materials, archives, memoirs, attention will focus on the first ten years after the Second World War, which see the affirmation of suffrage, the development of mass associations and the birth of the Republic. In the context of this periodization, the forms and channels of transmission of one’s own tradition by associations of different political orientations will be considered. Through the research and analysis of publications (including press articles) dedicated to single figures active in the public sphere (intellectuals, politicians) or to historical events, documentary exhibitions, the intention is to shed light on the collective and individual restitution of a political experience. In this frame, the relationship between generations will be explored and attention will be paid to the different declinations of memory (collective and individual), with the aim of identifying analogies and caesuras in the choice of narrative strategies, in genre models, in the values proposed both in work of political pedagogy and from self-narrative writings. The deepening of these aspects can constitute a fruitful area of analysis for studying intergenerational relationships and the possible construction of a female genealogy, its solidity and its possible fragility.
Keywords: Republican Italy; women’s movements; generations; memories; female genealogy.
Honorables colegas, muchos de ustedes son distinguidos juristas y yo no, pero conozco la historia. En 1789 se proclamaron solemnemente en Francia los derechos del hombre y del ciudadano, y las constituciones de otros países se unieron a esa proclamación, que, en la práctica, era solo platónica, porque solo se considera ciudadano al hombre con pantalones, y no a las mujeres, aunque hoy en día la moda les permite llevar pantalones.
Lina Merlin
La extensión del sufragio a las mujeres, la reactivación del debate político sobre
la emancipación y la consolidación de asociaciones femeninas de masas fueron algunas
de las principales novedades del periodo posterior a la Segunda Guerra Mundial en
Italia. La intervención en este panorama cambiante exigió la definición de proyectos
políticos concretos y de canales e instrumentos coherentes para su circulación. La
Unión de Mujeres Italianas (UDI), de matriz socialcomunista, y el Centro Italiano
de Mujeres (CIF), expresión de las fuerzas católicas, fueron las dos organizaciones
de masas protagonistas de la segunda postguerra[2]. La primera nació en Roma, en septiembre de 1944, y puede ser considerada parte del
proyecto de Togliatti del «partido nuevo», anunciado en la primavera de aquel año.
La UDI se presentó como un espacio unitario de mujeres de diferentes afiliaciones.
De hecho, al menos hasta 1947-1948, en el seno de la organización participaron socialistas,
militantes del Partito d’Azione, republicanas y algunas liberales, aunque destacó
el predominio decisivo de las comunistas. En el otoño de 1944, en Roma, las católicas,
conscientes de la hegemonía comunista en la UDI, rechazaron la invitación a unirse
a la organización y, a propuesta de María Rimoldi, presidenta la Unión de Mujeres
de Acción Católica, dieron los primeros pasos para la fundación del Centro Italiano
de Mujeres, una organización de tipo federativo que
pretendía coordinar las iniciativas promovidas por las asociaciones católicas femeninas
ya existentes. No es este el lugar para detenerme en las complejas y articuladas relaciones
entre las dos organizaciones y los partidos políticos de referencia, es decir, el
PCI y el PSI para la UDI y la DC para el CIF, pero merece la pena subrayar la capacidad
de ambas para movilizar consensos electorales. La UDI y la CIF fueron visibles a escala
nacional e internacional, ambas interesadas en adoptar los instrumentos adecuados
para garantizar su visibilidad Para la dimensión internacional de las dos organizaciones, véase Cioci (
Prensa, carteles, escuelas de formación, mítines y conferencias, viajes, actividades
recreativas y de ocio, y actos culturales constituyen el conjunto de elementos desarrollados
para definir una pedagogía política destinada a canalizar el consenso, reforzar la
conciencia femenina y formar a la ciudadanía de la nueva Italia republicana y democrática.
El arraigo de la UDI y de la CIF, de hecho, debe atribuirse a una organización capilar,
eficaz y estructurada en el territorio, en el caso de la CIF reforzada por la red
de parroquias, al compromiso, en muchos casos entrega, de las dirigentes y de la base,
y a la definición de un aparato litúrgico compuesto por símbolos y mitos atractivos.
Ambas organizaciones definieron lenguajes y señas de identidad para recordar un universo
de valores de referencia, suscitar emociones, alimentar un sentimiento común: banderas,
insignias, flores, colores, encuentros lúdicos y recreativos. Estas actividades se
multiplicaron ya en la inmediata posguerra, contribuyendo al fomento de una «política
festiva»
En esta labor de construcción de un nuevo imaginario político, la UDI, influida por
las opciones y formas organizativas de los partidos de izquierda, encontró un instrumento
válido y adecuado en la revista Noi donne. Su formato híbrido, a medio camino entre órgano político y magazín, favoreció la difusión
de mensajes planos pero eficaces, acompañados de imágenes que hacían más concreto
y veraz el contenido La revista está disponible en: https://tinyurl.com/bdev5uav. Para una panorámica general de sus orígenes y evolución, véase Rodano (
Conviene subrayar, sin embargo, que fueron sobre todo las fuerzas de izquierda las que dedicaron especial atención a estas cuestiones, recurriendo a diferentes formas de autorrepresentación, que van desde la valoración de la memoria hasta la producción de memorias y autobiografías. Las razones de esta diferente orientación son múltiples y en gran medida aún por investigar, pero merece la pena avanzar, si no hipótesis interpretativas consumadas, al menos algunas reflexiones al respecto.
Respecto a la dimensión conmemorativa y simbólica más general, la tradición femenina
católica disponía de un aparato litúrgico vasto y experimentado, además de arraigado,
y el CIF se basó en él, desde la alusión recurrente a santa Catalina hasta la propuesta
de otros modelos, como María y Marta. En cambio, el retraso y las debilidades de la
producción memorialística y autobiográfica pueden leerse en el marco del sistema de
valores compartido en el mundo católico y remontarse al sentido de pertenencia a la
comunidad que prevalece sobre la individualidad, lo que conduce a una especie de mortificación
de la subjetividad más que a su revalorización, rasgo presente en cambio en las culturas
protestantes Lejeune (
Las mujeres católicas se vieron, por tanto, lastradas por la hegemonía de la izquierda en la construcción de la memoria, incluso durante la década de 1970, la fase del descubrimiento femenino en la historia, cuando muchas eruditas militantes fueron en busca de antepasadas para denunciar la opresión y potenciar sujetos que pudieran legitimar las orientaciones del presente. Las católicas tenían posiciones alejadas del radicalismo feminista y no se adecuaban a esta legitimación. Se trata, sin embargo, de posibles criterios interpretativos a explorar a la luz de un examen riguroso de las fuentes, de su lugar en el contexto de producción y del sujeto proponente, a enmarcar en el contexto más amplio de la historia de los movimientos femeninos católicos después de la Segunda Guerra Mundial, con atención tanto a la elaboración política y en las instituciones como a los aspectos organizativos y propagandísticos, cuestiones y procesos sobre los que aún nos queda mucho terreno por desbrozar.
Bianca me regaló un libro sobre el voto femenino que repasa toda la historia del movimiento
sufragista. Es un libro antiguo y no trata temas de actualidad; pero a veces me avergüenzo,
ocupándome tanto de temas femeninos, de ser tan ignorante de todo el movimiento. Y
siento la necesidad de compensar, aunque sea parcialmente, mi ignorancia
Son palabras de Ada Prospero Marchesini Gobetti, partisana, dirigente del Partito
d’Azione, teniente de alcalde de Turín tras la Liberación y autora de una de las primeras
memorias sobre la Resistencia
En la efervescencia política y cultural posterior a la Liberación, los testimonios
de aquella época pasada, preocupados por establecer una línea de continuidad entre
el pasado y el presente, elaboraron una lección de historia para las mujeres. Anna Franchi, socialista, fue la responsable de la publicación en 1946
de Cose d’ieri dette alle donne d’oggi, sobre la historia del feminismo italiano Ibid: 88.
Lo más interesante de este librito no son tanto los hechos narrados como el objetivo que la autora declara explícitamente, el de garantizar a las jóvenes generaciones la memoria y el conocimiento del pasado italiano:
Por lo tanto, las mujeres de hoy tendrán que, con orgullosa humildad (perdón por la paradoja), buscar la obra que sus hermanas hicieron en más de cuarenta años de duro trabajo y completar el paciente edificio de amor que fue más allá de las barreras políticas, hacia la construcción de un huracán que no destruyó, sino que solo trastornó.
Las mujeres tendrán que construir, encontrar las partes desconectadas, reunirlas.
La ayuda espiritual de quienes inspiraron tal vez la hermosa insurrección de 1945
les ayudará en su labor Ibid: 31-32.
Entre 1944 y 1945, las católicas iniciaron también una recuperación de la tradición
femenina, dedicaron conferencias a «la historia del voto femenino en los diversos
Estados del mundo y los beneficios obtenidos» «Qua e là per l’Italia», Azione Femminile, 23 de marzo de 1945. Otros periódicos también intentaron ilustrar los procesos de
emancipación femenina; véase Danesi, «La donna americana in guerra e in pace» y V.C.,
«Donne di cui si parla. I laburisti al potere. Ellen Wilkinson Ministro dell’Alimentazione»,
Domenica, 2 de septiembre de 1946; véase también Memec, «Qui si ricordano le suffragette», La Tribuna illustrata, 9 de febrero de 1946, que anunciaba la realización de una película en Estados Unidos
sobre «la primera ‘sufragista’ de Chicago, que causó mucho escándalo en su época».
Una obra necesaria, comentaba el periodista, porque el sufragio femenino demostró
el triunfo del feminismo «y es natural que en este momento volvamos la vista atrás
y recordemos las etapas» de ese recorrido.
Después de la Segunda Guerra Mundial, el modelo católico presentaba facetas interesantes
que revelaban nuevas exigencias y necesidades. En efecto, si por un lado se ponían
de relieve las virtudes domésticas y la maternidad, por otro se consolidaba «una imagen
fuerte y apasionada de la mujer», que presentaba diferencias con la imagen más tradicional
de esposa y madre. En el transcurso de los años cincuenta, el recurso al pasado fue
menos tímido y, sobre todo entre 1952 y 1954, se orientó hacia la resistencia al nazifascismo, aunque, a pesar de la participación de muchas representantes del CIF y de la Democracia
Cristiana en la lucha partisana —baste citar, entre los ejemplos más conocidos, a
Laura Bianchini, Ida D’Este, Tina Anselmi D’Este ( Crainz (
Las laicas, por su parte, publicaron diversos artículos sobre las partisanas y, ya
en 1948, celebraron la primera asamblea nacional sobre esta experiencia, con la participación
de conocidas dirigentes y —como señaló el escritor Italo Calvino en un relato— «campesinas
con mantones negros, rostros suaves de buenas amas de casa, rostros decididos de obreras
de fábrica, viejecitas vestidas de negro con sombrero, velo y una piel de zorro un
poco desmejorada al cuello, partisanas con curiosos uniformes mitad militares y mitad
de esquiadoras» Calvino, «Nel primo incontro nazionale delle donne della Resistenza. De Gasperi e
Schuster battuti dalle donne di tutta Italia», L’unità, 6 de marzo de 1948.
En la recuperación de la experiencia política pasada, destacó el proyecto de Noi donne, para el que la biografía parecía emerger como un dispositivo válido para sentar las
bases de una memoria integral de las mujeres, sin ahogarlas en el gran magma de lo
universal, apto, además, por su maleabilidad en el plano pedagógico, para permitir
a las lectoras «inscribirse en la historia» en un momento en que los hombres las habían
expulsado
Coincidiendo con la campaña prosufragio, que se inició en octubre de 1944 y se prolongó
hasta la consecución de ese derecho, presentó una columna sobre las luchas por la
paz y sobre la consecución del derecho al voto en distintos países «Si vota», Noi donne, 26 de abril de 1945. Véase también «Si vota», Noi donne, 1 de abril de 1945; Marchi, «L’angelo bianco. Così fu chiamata Florence Nightingale,
la prima crocerossina», Noi donne, 23 de abril de 1950.
Bertoni Jovine, «Giù le armi!», Noi donne, 8 de mayo de 1955.
Un momento significativo en el renacimiento de las luchas feministas fue la celebración
del décimo aniversario del voto, en 1955. La UDI conmemoró la efeméride proponiendo
una serie de testimonios, entre ellos el de Teresita Sandewsky Scelba, quien destacó
el valor de aquella conquista y, retomando un tema central en su largo compromiso,
la importancia de la alianza entre distintas filiaciones y orientaciones, una unidad
interpartidaria que había contribuido al logro del objetivo Saija, «Il voto non ci è stato regalato!», Noi donne, 23 de abril de 1955. Se inicia una serie de entrevistas sobre el papel de la mujer
en la administración local, «Scusi, che ne pensa delle consigliere comunali?», Noi donne, 30 de enero de 1955.
Saija, «Un legame che non si è spezzato», Noi donne, 9 de enero de 1955.
Entre tantas conmemoraciones que nuestros sordos y confusos tiempos proponen celebrar,
era de esperar que este año todas las mujeres italianas (más de la mitad de nuestra
población) se hubieran puesto de acuerdo para conmemorar con legítima satisfacción
el décimo aniversario de su entrada en la vida política nacional. Puede que las veinteañeras
no les hayan hecho caso, tenían diez años en el 45, eran niñas y aún estaban conmocionadas
por la guerra. Pero sus madres y hermanas mayores no pueden haber olvidado el día
en que por primera vez llegó a su nombre la tarjeta del censo electoral; y aquel otro
día en que, encerradas y defendidas por los muros de la jaula, tuvieron el derecho
y, sobre todo, el deber de expresar una opinión política que ni padre ni marido ni
hermanos podían imponer a su libre conciencia Banti, «Un anniversario turbato», Noi donne, 13 de febrero de 1955.
Junto a los testimonios, se ofrecían crónicas de aquellos días con referencias a las
principales elecciones e hitos, y enlazando idealmente el pasado cercano con el lejano,
se unía en una cadena ideal a las mujeres del presente con las primeras feministas,
se citaban sus nombres, insultos y derrotas sufridas Macciocchi, «Dai comizi di Anna Kuliscioff del 1890 alla Assemblea Nazionale delle
Donne Elette. Dove vai, donna?», Noi donne, 30 de enero de 1955.
La voce della donna, número especial dedicado a la labor del Consejo Nacional de Mujeres Italianas, n.º
18-19, 1955.
«Il mandorlo dell’Adriano», Noi donne, 13 de febrero de 1955.
Centro di documentazione donne Modena, Archivio UDI, Modena, b. B1, fasc. 8, A dieci anni dalla conquista del diritto di voto. Assemblea nazionale delle donne
elette per i diritti della donna, per la libertà e la pace, Roma, 29-30 de enero de 1955.
AC UDI, Cronologico, b. 92, fasc. 422. «Scusi, che ne pensa delle consigliere comunali?», Noi donne, 30 de enero de 1955; Macciocchi, «Dove vai, donna?», Noi donne, 30 de enero de 1955. Sobre los acontecimientos locales, véase, por ejemplo, Archivio
UDI Modena, b. B1, fasc. 8, 1945-1946, Consiglio provinciale della donna modenese. Assemblea delle donne elette, 23 de enero
de 1945.
Por su parte, el CIF, confiriendo solemnidad a la ocasión, anunció celebraciones que
coincidirían con el Día de la Mujer Cristiana y el décimo aniversario del nacimiento
de la asociación: «Una serie de eventos, incluido el próximo Congreso Nacional, que
como saben tendrá lugar en abril en Siena, culminará el Día de la Mujer Cristiana
con grandes asambleas en toda Italia» Federici, «I primi dieci anni di presenza della donna italiana nella sfera pubblica
saranno celebrati dal CIF nella Giornata della donna cristiana», Cronache, abril de 1955.
Federici, «Dopo 10 anni. È stata aperta la strada ora bisogna percorrerla», Cronache, enero de 1955.
Las celebraciones y los aniversarios se convirtieron en ocasiones importantes para afirmar la continuidad de la acción de las mujeres en la historia, para ilustrar una comunidad de intenciones con sus antepasadas, reconociendo al mismo tiempo los cambios producidos. Es esta cadena femenina la que ofrece un sustrato de valores a las militantes y una mayor conciencia de los progresos realizados, para proponer modelos femeninos alejados de la imagen tradicional de la fragilidad femenina y captar las múltiples facetas que cada biografía puede ofrecer.
En el centenario de 1848, la celebración de la Primera Guerra de la Independencia
y la concesión del Statuto Albertino, se nombró un Comité General especial encargado
de la conmemoración Archivio Gramsci Torino, b. 650, 1948, carta de Negarville al Gabinete del Primer
Ministro, 11 de septiembre de 1947.
AST, n. 646, 1848-1948: «Torino, culla del Risorgimento chiama a sé tutta l’Italia
per documentare con una rassegna palpitante e vitale –che si svolgerà nel 1948– la
marcia della Nazione nei cento anni trascorsi».
AC UDI, Cronologico, Acta de la reunión del Comité Directivo del 22 de noviembre
de 1947.
Para una biografía, véase Selvi (
Desde la inmediata posguerra, en especial en la década de 1970, líderes y militantes
políticas dieron lugar a un importante conjunto de escritos autonarrativos. Entre
los factores que contribuyeron a esta producción puede mencionarse el surgimiento
de los feminismos. «Fue en este ámbito donde, a través de la práctica de la autoconciencia,
se afirmó la forma del relato de vida, el intento de crear un sujeto histórico a partir
de la propia experiencia y de las condiciones cotidianas, y reivindicar así un doble
derecho, el de “estar en la historia” y el de “tener una historia”» Splendore ( Para una visión general de este proceso historiográfico, véanse los recientes ensayos
de Antonelli et al. ( Bellassai (
La decisión de dedicar las páginas que siguen a las autonarraciones de dos generaciones de comunistas italianas no debe leerse exclusivamente en relación con dicha abundancia y, a la inversa, con la frágil producción memorialística de mujeres pertenecientes a otras familias políticas, sino que obedece a razones metodológicas. El análisis y la interpretación de las fuentes autonarrativas requieren metodologías precisas, definidas con la ayuda de especialistas de diferentes diciplinas que participaron en un amplio debate científico que también implicó a la historiografía italiana. Se prestó atención a la biografía del sujeto productor, al contexto de producción y a la finalidad de cada uno de los escritos. A la luz de estas sólidas enseñanzas metodológicas, se han recopilado e identificado una serie de escritos de dirigentes comunistas activas desde los orígenes del partido, es decir, desde principios de los años veinte hasta el período posterior a la Segunda Guerra Mundial, con la intención de subrayar las continuidades y rupturas presentes en dicho contexto de producción.
Linealidad y continuidad son los puntos de apoyo en torno a los cuales gira la autorrepresentación
comunista, que convierte la coherencia y la dedicación en principios ordenadores de
la enseñanza orientada a las nuevas generaciones. En los primeros relatos, la militancia
se despliega a lo largo de una línea recta no exenta de dificultades y tropiezos,
pero con un rasgo decisivo: personajes adaptados al mensaje pedagógico que se simplifica
para llegar directamente a los destinatarios y ser coherente con una fe «que por definición
no admitía el beneficio de la duda y otorgaba a la figura del líder una investidura
incondicional»
Ejemplar en este sentido es Perché i giovani sappiano, de Adele Bei. El volumen, como otras autobiografías, es solicitado por el partido
y el propósito queda claro desde el título, el deseo de transmitir los valores del
antifascismo a las nuevas generaciones, informándoles de los costes pagados por el
régimen fascista por la represión sufrida, haciéndoles social y políticamente responsables.
La escritura autonarrativa tiene un valor político y militante incluso en los casos
en que la elección de narrar madura espontáneamente Véanse las observaciones de Casalena ( Para una biografía de Adele Bei, véase Serci (
En el ámbito comunista, sin embargo, el verdadero acontecimiento fue la publicación
en 1955 de I giorni della nostra vita de Marina Sereni Sereni ( Bellassai ( Gabrielli ( Ofrece una visión interesante y completa de las características del género del diario.
Véase «Il diario», Quaderni di retorica e poetica, n.º 2, 1985.
En los años setenta, a pesar de los procesos de secularización de la sociedad italiana,
las memorias del mundo comunista seguían caracterizándose por el objetivo educativo,
aunque su incidencia variaba según los casos y, de acuerdo con las reglas del «pacto
autobiográfico», esta intención se hacía explícita desde las primeras páginas: «Que
mis modestas palabras sirvan», escribió Cesira Fiori, «junto con las de tantos otros
antifascistas y combatientes, para recordar a los inconscientes y a los jóvenes la
abominable tortura a la que nos condenó la despreciable tiranía fascista, y el largo
sacrificio de los antifascistas, a quienes debemos que el pueblo italiano haya recuperado
la dignidad y el honor ante el mundo» Forconi [Turchi] (
En estas numerosas memorias destacan al menos dos modelos narrativos y pedagógicos diferentes que maduraron en el mismo momento de la historia de la Italia republicana, o más bien en el mismo contexto de producción, encarnados en los escritos de dos conocidas dirigentes del Partido Comunista Italiano: el caso ya mencionado de Camilla Ravera y el de Teresa Noce, publicados casi simultáneamente, en 1973 y 1974 respectivamente. Dos mujeres muy distintas, en las antípodas en muchos aspectos, diferentes en generación y clase social, nacida la primera en 1889 en el seno de una familia de clase media, maestra; nacida la segunda en el seno de una familia obrera pobre, trabajadora desde muy joven; diferentes en sus experiencias privadas y públicas. Sus memorias son en muchos aspectos reflejo de las continuidades y fracturas producidas durante los años setenta y ochenta en la autorrepresentación de la primera generación de mujeres comunistas, las militantes que vivieron durante los años de «hierro y fuego», sujetos con una larga tradición de compromiso en las instituciones, partidos y movimientos políticos, cambios visibles en la autorrepresentación de la segunda generación, formada durante los años del régimen fascista y la guerra, y activa en la Resistencia.
Cuando, en el transcurso de tu vida, te tomas un momento para volver atrás y mirar
tu recorrido pasado, los recuerdos, sobre todo los más intensos y amargos, acaban
por precipitarse sobre ti, hasta sumergir tu presencia real, no como hechos, como
personas concretas, se abalanzan violentamente sobre ti, pero sin contornos, inexpresados,
inexpresables, como una angustia sin atributos que aniquila el pensamiento. [...]
Hasta que, de ese naufragio de inmensa memoria consigues salir, al encontrar el hilo
que siempre ha sostenido tu vida, el hilo rojo [...] que ha guiado e iluminado mi
larga milicia Las breves memorias se publicaron por primera vez en Gabrielli (
Este es un texto de Camilla Ravera, nacida en 1889 en Turín, socialista, fundadora del Partido Comunista de Italia en 1921, destacada exponente del antifascismo; tras la Segunda Guerra Mundial fue diputada y dirigente de la Unión de Mujeres Italianas (UDI). Apreciada y respetada, fue la primera mujer en recibir el nombramiento de senadora vitalicia de manos del presidente de la República, Sandro Pertini, con quien había compartido la experiencia del confinamiento policial en los años treinta. Fue también en esa etapa cuando disintió del partido en relación con el pacto Molotov-Ribbentropp de 1939, lo que le costó varios años de marginación. «Una vida para la política» podría ser el epígrafe de su biografía. El pasaje citado, escrito en una hoja suelta sin fecha, pero con toda probabilidad redactado cuando era anciana, una fase de la vida en la que la memoria adquiere profundidad y se abre al pasado, es solo una pequeña parte de la extensa producción editorial de la dirigente comunista, que escribió en distintas etapas de su existencia y en contextos históricos igualmente diferentes. Se dedicó a distintos géneros literarios, experimentando con diversas formas de escritura.
Debutó en las columnas de L’Ordine Nuovo, fundado por Antonio Gramsci, y en las de Compagna, la primera publicación periódica de propaganda comunista para mujeres, en cuya creación
se dedicó con energía y pasión; siguió escribiendo artículos en la prensa después
de la Segunda Guerra Mundial, tanto para Noi donne como para otras publicaciones del PCI; en 1955 publicó un volumen sobre la continuidad
entre las mujeres del Risorgimento y las de la Resistencia; más de veinte años después,
escribió una historia del movimiento de mujeres en Italia que le valió el premio Viareggio,
en la que destacaba sus principales etapas y relacionaba estrechamente las luchas
por la emancipación con las del movimiento obrero socialista y comunista Orientación diferente en la entrevista en Palumbo ( El carácter coral se ve confirmado por las investigaciones de historia oral, en las
que los protagonistas recurren al uso de la primera persona del plural, hecho destacado
por varios estudiosos. Existe una buena bibliografía sobre las biografías de comunistas,
siendo fundamental la de Boarelli (
Un significado diferente adquiere Rivoluzionaria professionale, de Teresa Noce, un documento autobiográfico que, como las obras anteriores, sigue
centrado en la denuncia y el orgullo de pertenencia, pero con otro modelo narrativo
y con un formato pedagógico diferente. Y es este hecho el que lo hace ejemplar, el
que lo convierte en una ocasión importante capaz de inyectar nuevos contenidos a la
transmisión del mensaje político. La dirigente expresa su disidencia respecto al partido,
valora su autonomía frente a un marco cultural de modelos tradicionales de género,
exalta su propia carga rebelde. Frente a Ravera y otras autoras, ella supone una ruptura,
poniendo en primer plano sus propias opciones. El mensaje, por tanto, va mucho más
allá del respeto a las normas y la disciplina, temas en torno a los cuales gira la
autorrepresentación comunista. Afirma su propia forma de ser. «Fea, pobre, comunista»,
con estas tres palabras Teresa Noce, nacida en Turín en 1900, abre su conocida autobiografía,
verdadero hito de las memorias comunistas, publicada en una época fructífera para
la visibilidad de los escritos de tantas mujeres, conocidas y menos conocidas, implicadas
en la esfera política. Con ese arranque, la autora se posiciona entre la representación
y la autorrepresentación, remite a los cánones de una imagen persistente, la de la
«horrorosa», recuerda las negaciones, empezando por la familia de su marido, Luigi
Longo, opuesta a su matrimonio Para una colección de representaciones de Teresa Noce en la Italia republicana, véase
www.eletteedeeltti.it.
La elección del registro narrativo parece ser consciente; la autora, desde las primeras
líneas del texto, subraya una originalidad incómoda y valora la elección política,
su proyecto autobiográfico —no muy diferente del de otros y otras comunistas— se basa
en un proceso coherente y lineal de construcción de la identidad política, cuyos orígenes
se remontan a un pasado lejano, y se nutre de la pertenencia de clase, una especie
de predestinación: «Una vida coherente la mía, siempre en la misma cuerda floja, desde
que tenía diez años luchando por las mujeres trabajadoras» Giasi ( D'Alessandro ( Gabrielli (
Su testimonio es una síntesis eficaz de esa confluencia de malestar, rabia y esperanzas
ampliamente presente en los barrios obreros de Turín, donde los jóvenes socialistas
activos y dinámicos, pronto comunistas, quieren cambiar el mundo y confían en esa
oportunidad, subestimando la crisis italiana e internacional. Estas orientaciones
maduraron e intervinieron en el contexto de los orígenes y la afirmación del fascismo
o la derrota del movimiento obrero y de las democracias. «Los partidos comunistas»,
observa Silvio Pons, «fueron hijos, al mismo tiempo, de una revolución victoriosa
en Rusia, de un proyecto global y de una derrota histórica en Europa, que en Italia
tuvo consecuencias extremas»
A pesar de la originalidad inherente a toda escritura autonarrativa, estas memorias siguen hitos similares a las de otros dirigentes: clandestinidad, cárcel, emigración; pero, incluso en este caso, la autora hace referencia explícita a la dimensión privada y a la especificidad dada por la pertenencia de género. Estas cuestiones encuentran espacio en las páginas dedicadas a la prisión y la emigración y a sus efectos en la relación con sus hijos, del mismo modo que relata sin ocultarla la dolorosa separación de Luigi Longo, destacando el moralismo y la persistencia de modelos de género retrógrados en el PCI, así como su firme condena de este acto.
La decisión de pasar a la clandestinidad impone el desarraigo, los riesgos y los sacrificios, es un compromiso global con repercusiones específicas en las mujeres obligadas a vivir como una mortificación la experiencia maternal en un contexto que había asimilado en gran medida los prejuicios de género.
Teresa Noce dista mucho de estar exenta de estas dificultades, pero desafía obstinadamente
la construcción de género que dicta la supuesta incompatibilidad de lo público y lo
privado, optando por el matrimonio y la maternidad. De sus hijos la separarán las
vicisitudes de la clandestinidad. La renuncia a la maternidad es para ella, como para
toda una generación de comunistas antifascistas, el mayor coste pagado a la política.
Maternità difficile es el título de un párrafo de un folleto biográfico que presenta su candidatura a
la Asamblea Constituyente: «La maternidad no limita su trabajo», «sola en la miseria»
se consagra a su primogénito, luego «se convierte en madre por segunda vez». En tono
enfático, se alude a la pérdida de su segundo hijo, a la enfermedad y el dolor, pero
Teresa es imbatible, «curada se lanza a la lucha con renovadas energías» Dirigenti comunisti. Teresa Noce, editado por la Comisión de Propaganda del PCI, Roma, s.d.
Las separaciones matrimoniales, un asunto considerado muy incómodo y una infracción
de la moral comunista, se mantuvieron generalmente acalladas Felicita Ferrero rompió con la tradición mucho antes que sus compañeros de partido
y fue acusada de traición en la URSS estalinista, posición y experiencia que motivaron
su escritura. Ferrero (
Rivoluzionaria professionale suscitó una gran atención, como demuestran sus ediciones y reimpresiones (en 1975
la segunda edición; la reimpresión de 1977 con la editorial Bompiani; en 2003 con
Aurora, y en 2016 con Red Star Press), y pronto traspasó las fronteras italianas para
ser traducida a varios idiomas. Sobre todo, «no deja indiferentes a sus camaradas
de partido, hasta el punto de provocar su distanciamiento, pero fascina a un público
más amplio», como confirman las cartas de una escuela de Monastir, en la provincia
de Cagliari: «Los testimonios de las colegialas sardas son solo el último ejemplo
de un público de lectores sencillos que aprecian la autobiografía como un vistazo
a la vida de una mujer que, como escribió Elena, una niña de diez años, “supo hacer
valer sus ideas”»
No disponemos de datos específicos sobre la recepción de las memorias de Ravera y
tampoco de las de Noce. Los datos recogidos son significativos pero insuficientes
para esbozar los contornos y las posibles ramificaciones de su circulación, para comprender,
por ejemplo, si llegaron y en qué medida a las jóvenes que nutrieron las manifestaciones
feministas y los grupos de autoconciencia. La investigación está aún por realizar
y, con toda probabilidad, su realización podría tropezar con serios obstáculos, empezando
por la búsqueda de fuentes, aunque un censo de reseñas, presentaciones, volúmenes
adquiridos por colectivos feministas y centros culturales podría ofrecer indicios
interesantes. Si la cuestión de la circulación, diríamos de la fortuna, de las dos autoras queda por investigar, es, sin embargo, posible verificar, a partir
del análisis de estas y otras memorias, el paso entre generaciones, indicando con
esta categoría no el dato biológico, sino, como enseña Karl Mannheim, la definición
a partir de experiencias comunes maduradas dentro de determinados procesos sociohistóricos,
es decir, en ese espacio social, no solo temporal, dentro del cual las generaciones
nacen y se suceden Mannheim (
En este caso concreto, la transición entre generaciones de diferentes interpretaciones
y visiones políticas se concreta en el trasvase de contenidos y reivindicaciones del
neofeminismo, expresión —aunque resulte complejo encapsular las diferentes identidades
en una sola generación Véanse las observaciones realizadas por Francesca Socrate en su estudio en profundidad:
Sócrate ( Existen numerosas biografías paradigmáticas en este sentido. Aquí, por razones de
espacio, solo se indican la de Vittorina Dal Monte, reconstruida en Guerra (
La recuperación de una memoria y una identidad femeninas largo tiempo muertas surge
de la autobiografía de Teresa Noce, de su relato del moralismo y del antifeminismo
extendidos en el partido, mientras que Giulia Nocchi se refirió a la doble moral imperante
en el PCI posterior a la Segunda Guerra Mundial Noce (
Se rompen silencios, se da voz a las injusticias sufridas también por la pertenencia
de clase, a las dificultades para gestionar la maternidad y una militancia absorbente
en los años cincuenta De Grada Treccani (
En el transcurso de la década de 1970, diversos escritos trazaron el canon comunista
tradicional basado en la pertenencia al partido y en el compromiso en la esfera pública
en detrimento del universo privado y afectivo, sobre un decidido comportamiento de
fe Turchi (
En la relación entre generaciones, al menos en este caso concreto, la transmisión
parece moverse en sentido inverso, de abajo hacia arriba. Las jóvenes, con su impugnación
de la izquierda histórica, su crítica a las «camaradas» que luchan por la emancipación
como vía de homologación al modelo masculino, instan a la defensa de sí mismas y de
sus propias opciones, pero también arrojan luz sobre las contradicciones de la tradición
marxista. La crítica y el debate incitan a la reflexión, pero asimismo provocan una
confrontación política. Entre la generación de los años setenta y las anteriores hay
un vacío. Vania Chiurlotto, dirigente de la UDI y feminista
El «derecho a la autobiografía» trasciende las fronteras de la izquierda y encuentra
legitimidad en otras familias políticas. Si a partir de mediados de los años cincuenta
en el ámbito católico dominaron la novela autobiográfica Croce sulla schiena Federici Agamben (
La memoria histórica, las referencias a las antecesoras/antepasadas, las memorias, junto con un conjunto de instrumentos de formación y propaganda, contribuyeron a reforzar la conciencia y la identidad. Pero en esta evaluación de los canales de transmisión, incluso en la investigación histórica, merece la pena incluir, como elemento útil para la interpretación, la relación y la cercanía, el sustrato de solidaridad y reconocimiento mutuo que animaba los lugares de la política de las mujeres, así como los conflictos y la capacidad de reconstruirlos, elementos que afloran, no siempre explícitamente, en los testimonios de las protagonistas, que remiten a la historia social de la posguerra y al papel de las organizaciones femeninas en los procesos de modernización, como confirma el de Bice Occhi, conocida como Vilma, nacida en 1933, de la provincia de Ferrara, obrera, que narra su experiencia de maduración individual y civil antes que la política:
La UDI me enseñó a caminar, a hablar, a estar entre la gente [...] a comer el primer
filete [...] porque para estar entre la gente hay que comportarse... no reírse demasiado,
no decir palabrotas, hay que estar con la gente. ¿Verdad? Cuando caminas tienes que
tener cuidado, porque siempre hay gente mirándote [...]. Nunca había estado en un
restaurante. Así que [con una delegación de la UDI de Massa quedábamos ocho o diez]
fuimos a un restaurante y nos trajeron el filete, y entonces... Nunca había usado
cuchillo y tenedor a la vez, son demasiados a la vez... Entonces una dice «¿cómo podemos
comer?» «¡Cállate!» «¡¿Cómo que me calle?! ¿No ves que tengo todos estos utensilios
aquí?». Así que, mientras estábamos allí... yo siempre miraba a la mesa de las dirigentes,
porque era como aprendía, mirándolas... y entonces: «Venga, es así...» [...] «Ah,
bueno, tú lo sabes todo...», me decían: ¡porque yo ya había mirado! [...] ¿Entiendes?
Aquello fue toda una escena; la UDI nos hizo comer el primer filete
La construcción de la nueva República italiana, nacida en 1946 de un referéndum con sufragio universal, supuso la definición de una nueva clase política cuya acreditación electoral, como ocurre en las sociedades de masas, requiere símbolos, mitos, líderes y una sólida memoria colectiva como fuente de legitimidad y pertenencia a la comunidad. Conscientes de ello, la UDI y el CIF identificaron la memoria histórica como un campo de intervención política y, aunque con muchas dificultades dictadas por la fragilidad y el carácter fragmentario de los datos historiográficos, esbozaron un panteón femenino y un calendario de celebraciones articulado de manera diferente, destinado a restituir a las jóvenes generaciones la dimensión colectiva e individual de la experiencia política de las mujeres.
Parte integrante de ese proceso de legitimación y transmisión del mensaje identitario intra e intergeneracional son las memorias y autobiografías de dirigentes y militantes activas a lo largo de la década estudiada, marcadas por una intencionalidad político-pedagógica. El estado actual de la investigación y la riqueza y fragmentación de la documentación autobiográfica no permiten conclusiones cerradas sobre la prevalencia de modelos de género consolidados y diferenciados entre el ámbito laico y el católico. La historiografía, no obstante, ha puesto de relieve, al menos durante los diez primeros años de la historia de la Italia republicana, una convergencia sustancial entre laicas y católicas en cuanto a los papeles y funciones atribuidos a las mujeres, entre los que destaca la función materna. Teniendo en cuenta que es la producción más copiosa y estudiada de la historiografía, en el presente trabajo hemos considerado en particular los escritos de las mujeres comunistas. Estas autoras pertenecen a dos generaciones. La primera incluye a las militantes de la «primera hora», que ingresaron en el PCd’I en 1921; la segunda a las que se incorporaron al Partido entre la Resistencia y la posguerra, pero todas ellas fueron protagonistas de la década que abarca esta contribución. Del análisis de estos escritos surgen al menos dos modelos femeninos, encarnados respectivamente por Camilla Ravera y Teresa Noce. La primera, aunque revela con fuerza el hecho identitario y un alto grado de conciencia individual, muestra una mayor coherencia con la tradición autonarrativa comunista imbuida de intenciones político-pedagógicas. En definitiva, se trata de un canon autobiográfico caracterizado por la coralidad (considerada también una característica del género autobiográfico femenino), por la centralidad de lo público en detrimento de lo privado y por la linealidad de la experiencia política. Teresa Noce, en cambio, se aparta de este modelo al abrirse a los nuevos escenarios de los años setenta, que inauguraron una época inédita y prolífica. A lo largo de esta década, si por un lado podemos captar la permanencia del modelo narrativo comunista habitual, por otro surgen variaciones; una tensión, diríamos, entre el deseo de reafirmar la propia pertenencia e identidad, criticado por los neofeminismos y la transferencia de culturas de los movimientos feministas al Partido. Estos cambios, al dar cabida a la cultura de la liberación y a la valorización de la subjetividad características del feminismo, intervienen en la autorrepresentación y la modifican. La valoración de la autorrepresentación como acto y práctica política, por tanto, conduce a escrituras narrativas autónomas dirigidas a la deconstrucción de estereotipos generalizados y a una resignificación de la pertenencia de género, que incluye el reconocimiento de una genealogía femenina.
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