RESUMEN
El carácter revolucionario de los comienzos de la democratización lusa generó una compleja identificación de los sectores de centroderecha más o menos próximos a la dictadura con la nueva etapa que vivía el país. Inicialmente, estos sectores bascularon entre un relato favorable al cambio político, apoyando por ello al Movimento das Forças Armadas (MFA) —verdadero tutor del proceso—, y las críticas a la deriva izquierdista en los momentos de mayor agitación. La llegada del Verão Quente de 1975 supuso la ruptura del democristiano Centro Democrático Social con el MFA y su proyecto político, adoptando en adelante un discurso disidente. Discurso al que se sumaría el Partido Popular Democrático inmersos ya en la etapa posrevolucionaria, en un contexto convergente con el modelo europeo occidental que motivaría un cuestionamiento de la revolución a través de una memoria crítica del pasado reciente.
Palabras clave: Memoria; Revolución de los Claveles; derecha.
ABSTRACT
The disruptive nature of the beginnings of Portuguese democratization generated a complex identification of the centre-right sectors somewhat close to the dictatorship with the new stage of the country. These sectors swung initially between a narrative favorable to political change in general, thereby supporting the Movimento das Forças Armadas (MFA) —the real guardian of the process—, with criticism of the leftist drift in moments of greatest revolutionary agitation. The arrival of the Verão Quente of 1975 meant the break between the Christian democrat Centro Democrático Social and the MFA and its political project, adopting a dissident discourse from then on. This discourse was joined by the Partido Popular Democrático in the post-revolutionary stage, in a context of convergence with the Western European pattern that would motivate a questioning of the revolution through a critical memory of the recent past.
Keywords: Memory; Carnation Revolution; right parties.
La Revolución de los Claveles, momento fundacional de la democracia portuguesa, sigue constituyendo hoy día, cumplidos cincuenta años de su comienzo, el ejemplo paradigmático de la caída de un régimen autoritario y colonial de décadas en cuestión de horas, constituyendo el primer eslabón de una nueva ola democrática —la tercera según Huntington (1994)— que se extendería en años posteriores por el sur europeo, América e, incluso, el continente asiático.
La mitificación de la última experiencia revolucionaria acontecida en el viejo continente ha sido un proceso natural, además de constituir la celebración oficial del regreso de la democracia en Portugal, conmemorada cada año con la implicación decidida de todos los cuerpos del Estado y buena parte de los movimientos sociales lusos, así como no pocos ciudadanos. Sin embargo, la memoria del 25 de Abril no está exenta de distintas interpretaciones e, incluso, de recientes polémicas revisionistas de la misma forma que otros momentos de la historia portuguesa que resultan incluso más problemáticos, como el salazarismo o la guerra colonial, siendo por ello el Processo Revolucionário em Curso (PREC) el menos analizado de las tres en cuanto a estudios sobre memoria.
A diferencia de la democratización española, en donde de manera consciente se evitó mirar al pasado en aras de garantizar estabilidad y permanencia a la naciente monarquía de Juan Carlos I (Aguilar, 2008), la nueva República portuguesa se enraizó de manera explícita en el rechazo a la dictadura y su represión tanto en lo político como en lo institucional, al estilo de las democracias de posguerra en Europa occidental (Loff, 2014: 23), ejemplificando los efectos y consecuencias de un cambio por ruptura frente los propios de uno por reforma. Por ello, las «memorias de resistencia» frente al Estado Novo, con un carácter netamente antifascista, fueron compartidas por un amplio espectro ideológico durante el PREC, desde la oposición moderada a las distintas expresiones de la izquierda revolucionaria, consenso que acabaría teniendo su reflejo en la legislación del periodo.
Sin embargo, este escenario no llevó a un único relato ni a una memoria común sobre el salazarismo en sí, y menos aún sobre el conflicto colonial que motivó su caída. De hecho, sería precisamente la polarización vivida durante el PREC y la etapa posterior lo que impediría que germinara, imposibilitando la existencia de una política oficial de lugares de memoria de la represión dictatorial. Como señala Loff (2014), esto relaciona paradójicamente la ruptura portuguesa con un tipo de experiencia más habitual en las democratizaciones por reforma.
De igual modo, la referida polarización explica que tampoco haya existido una memoria compartida ni un discurso común sobre la etapa revolucionaria,[1] más allá de una concepción general positiva en mayor o menor grado al identificarla como el fin del prolongado periodo autoritario y del callejón sin salida bélico, con escasa presencia de discursos nostálgicos que podrían cuestionar el indudable cambio que este episodio trajo consigo para Portugal. Sin embargo, lo que planteamos en esta ocasión es un estudio circunscrito al discurso oficial sobre el 25 de Abril y el proceso democratizador en sus primeros años y la memoria que le sirvió de soporte justo cuando comenzaba a construirse, concretamente en aquellos sectores que pudieron encontrar una mayor complejidad en este nuevo escenario, como el centroderecha liberal o conservador. Esta complejidad motivaría la asunción de un relato adaptado a las circunstancias y hasta cierto punto ambivalente que mutaría hacia un cuestionamiento más abierto durante el periodo posrevolucionario, constituyendo, por tanto, un discurso diferenciado frente otros sectores ideológicos.
Para ello acudiremos a los partidos que representaron ese ámbito ideológico de manera mayoritaria en los sucesivos procesos electorales; el Partido Popular Democrático (PPD), posteriormente denominado Partido Social Demócrata (PSD), y el Partido do Centro Democrático Social (CDS), analizando cualitativamente su discurso público a través de publicaciones oficiales entre 1974 y 1979, principalmente Povo Livre en el caso del PPD/PSD, y Folha CDS para el Centro Democrático Social. Mediante el estudio de una amplia gama de producción textual reflejada en sus páginas, ya sean editoriales, reportajes, artículos de opinión, material infográfico, etc., creemos posible identificar la construcción de un relato y de una memoria del pasado reciente no exenta de contradicciones.
El hundimiento del Estado Novo tras el golpe perpetrado por el Movimiento de los Capitanes
en las míticas jornadas de abril de 1974 cerró el ciclo autoritario y colonial en
Portugal, mantenido de manera ininterrumpida durante casi cinco largas décadas. Los
intentos de evolución en continuidad del régimen desde 1968, de la mano del profesor Marcello Caetano, sucesor de Antonio
de Oliveira Salazar, fueron un fracaso sin paliativos tanto en su vertiente política,
con un reformismo excesivamente limitado, como en la encrucijada bélica irresoluble
que tenía lugar en Angola, Mozambique y Guinea-Bissau, ante las resistencias de los
altos mandos en plantear si quiera un futuro parcialmente descolonizado. La propuesta del general Antonio de Spínola sobre una salida política para la Guerra
Colonial, publicada en su libro Portugal e o futuro, le costaría el cargo como número dos del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas.
El consecuente exilio de buena parte de la élite gobernante depuesta y la desarticulación de los cuerpos represores tras el 25 de Abril generó un cierto vacío de poder, fomentado por las dudas y enfrentamientos entre los nuevos referentes de naturaleza militar que controlaron el Estado (el general Antonio de Spínola, que presidió inicialmente la Junta de Salvación Nacional y la República y el ala izquierdista del Movimento das Forças Armadas, MFA), con una consecuente explosión de la movilización social ante la ventana de oportunidad que se abría, aprovechada por sindicatos, comisiones de trabajadores y colectivos campesinos que llegaron a desbordar al Gobierno provisional e, incluso, a los partidos mejor organizados, como el comunista PCP, poseedor de una dilatada experiencia en la oposición antisalazarista.
La hegemonía del discurso marxista en distintas intensidades fue la consecuencia lógica
de este escenario, en donde la vinculación entre la derrocada dictadura, el capitalismo
y el perceptible atraso económico generó un consenso socializante revolucionario y
anticolonialista del que resultaba muy complejo disentir, en el que se profundizó
aún más con la salida de Spínola tras el fracaso de su intento de tomar el control
en septiembre de 1974 y el reforzamiento del papel del MFA ( Caracterizada por reivindicaciones salariales, exigencia de dimisión de administradores
o gestores de empresas, ocupación de fábricas e incluso secuestro de bienes o personas
(
Este escenario también tuvo su lógico reflejo en el cuadro político-partidista, puesto
que la sorpresiva caída de la dictadura y la irrupción de un proceso democratizador
encontró a las distintas opciones o en plena articulación —como el Partido Socialista
(PS)— El PS fue creado en 1973 en Bad Münstereifel (República Federal Alemana) con el decidido
apoyo de la socialdemócrata Fundación Ebert. El SPD apoyó más estrechamente al PS
a partir de la primavera de 1974, y sobre todo tras el 25 de Abril. Pero en mayo de
aquel año apenas contaba con un centenar de afiliados y su implantación en el mundo
obrero era casi nula (
El Partido Popular Democrático fue fundado en mayo de 1974 por diversos grupos que
habían desarrollado una oposición más bien formal al salazarismo al participar en diversas iniciativas oficiales desde una posición
crítica, caso de la denominada Ala Liberal, que formó parte de la aperturista Asamblea Nacional de 1969 y que ante la ausencia de reformas concretas decidió abandonarla
en señal de protesta en 1973 (
El caso del CDS, creado en el verano de 1974, resulta un tanto distinto al anterior
porque sus promotores fueron tecnócratas y juristas con una mayor conexión con el
Estado Novo al no participar de una posición especialmente crítica, aunque también
hubo reformistas vinculados a ámbitos locales. De hecho, algunos de sus cuadros más
relevantes contaron con innegables conexiones con las altas esferas del régimen, caso
del primer presidente del CDS, Diogo Freitas do Amaral, procurador en la Cámara Corporativa
y discípulo de Marcello Caetano, o Basilio Horta, miembro fundador del CDS, que fue
dirigente local del partido oficialista Acção Nacional Popular (
El izquierdismo ambiental motivó que ambas organizaciones nacieran situándose ideológicamente
en posiciones más progresistas de lo que hubiera correspondido si el escenario hubiera
sido distinto, pues el PPD adoptó una línea centro-izquierda que evidenció una disparidad
entre su definición como partido y la identificación de buena parte de sus bases,
algunas provenientes de ámbitos próximos a la dictadura o a la Iglesia. Para estos sectores, el PPD se convirtió en la principal alternativa en los momentos
álgidos del PREC. Mientras que muchos de los partidarios y financiadores del CDS huyeron
a Brasil o Europa, el PPD fue reforzado por el apoyo más modesto de los que tuvieron
que quedarse y luchar (
Mientras que el PPD participó desde el comienzo en los Gobiernos provisionales, En el I Gobierno provisional fueron ministros Francisco Sá Carneiro, líder del partido,
y Joaquim Magalhaes Mota, ambos diputados del Ala Liberal entre 1969 y 1973.
A pesar de que su principal referente y líder, el militar José Sanches Osório, fue
uno de los organizadores del 25 de Abril, llegando a ocupar una cartera ministerial
durante el II Gobierno provisional entre julio y septiembre de 1974.
Las elecciones para la Asamblea Constituyente de abril de 1975 resultaron reveladoras
a la hora de mostrar el apoyo real de las fuerzas de la izquierda revolucionaria —que
no lograron obtener representación— El sector más radical del MFA defendió el voto en blanco o nulo en las elecciones
como una forma de demostrar el apoyo al MFA, desvalorizando a los partidos, para continuar
con la vía revolucionaria militar-popular. Opción que finalmente tampoco tuvo respaldo
(
Este contexto tan complejo, que motivaría la construcción de un discurso sobre el
25 de Abril adaptado a las circunstancias, como luego veremos, evolucionaría paulatinamente
en un sentido distinto durante la etapa posrevolucionaria. Y es que, a partir de finales
de septiembre de 1975, la salida del Gobierno provisional del primer ministro Vasco
Gonçalves —próximo al PCP—, la toma de control del MFA por el moderado Grupo de los
Nueve y el fracaso de los sectores izquierdistas en su intento de recuperar posiciones
en noviembre propició que se fuera cerrando la ventana de oportunidad de una legitimidad
revolucionaria que se pretendió sobreponer a una Asamblea Constituyente con una mayoría
de fuerzas opuestas a construir un modelo que no fuera plenamente democrático. El
nuevo pacto MFA-Partidos de comienzos de 1976 garantizó la vía pluralista para Portugal,
dando por terminado el PREC, pero constitucionalizando un sistema en cierto modo híbrido,
pues en la carta magna aprobada en abril de aquel año se incluyeron aspectos como
la irreversibilidad de las nacionalizaciones de los sectores estratégicos, la pervivencia
del militar Conselho da Revolução como órgano fiscalizador de la legalidad y un capítulo
exclusivo sobre la reforma agraria, entendida como uno de los instrumentos fundamentales
para la «construcción de una sociedad socialista» (
Como luego veremos con más profundidad, mientras el PPD/PSD participó del consenso
constitucional, apoyando el nuevo texto ante su defensa de un «socialismo democrático»
frente la opción revolucionaria, en consonancia con su «distorsión izquierdizante»
—como la denominó César Oliveira (
A partir de ese momento, con el comienzo del fin de la hegemonía progresista y la
aparición de un escenario algo más abierto en el país, se produjo la paulatina reorganización
y búsqueda de mayor influencia de colectivos, como la patronal Confederação da Indústria
Portuguesa (CIP), la Confederacão dos Agricultores de Portugal (CAP), de propietarios
agrícolas afectados por la reforma agraria y las ocupaciones de latifundios, y la
Confederação do Comércio Português (CCP), del sector servicios, así como la compleja
reubicación ideológica del PPD/PSD hacia posiciones de centro, abandonando para ello
su defensa del «socialismo democrático» (
En la narrativa que el propio CDS construyó sobre sus orígenes, se hizo evidente el
intento de desligarse del pasado dictatorial, por más que su principal promotor y
primer presidente, Diogo Freitas do Amaral, contara con una innegable vinculación. En sus memorias afirma que en enero de 1970 hubiera aceptado entrar en el Gobierno
de la dictadura, algo que se llegó a barajar, al creer entonces que la liberalización
pacífica del régimen era posible y que Caetano era la persona adecuada para cumplir
con ese objetivo. Sin embargo, en 1973 rechazó el ofrecimiento para ser ministro de
Justicia por los motivos contrarios (
En ese mismo discurso también se hizo evidente su inicial posicionamiento de adhesión
hacia el proyecto democratizador, pues al mencionar los primeros contactos de Freitas
con el nuevo régimen De hecho, Freitas do Amaral sería nombrado miembro del nuevo Consejo de Estado.
Más allá de la conceptualización positiva del cambio político producido, en el mencionado
informe se hacía notar un cierto tono crítico sobre algunos aspectos del mismo, como
la transformación del frente unitario de partidos, el Movimento Democrático Portugûes,
en un bloque de izquierda en el que el PPD decidió participar a pesar de que en teoría
estaba destinado a representar al electorado centrista, lo que sería el aldabonazo
que motivó la creación del CDS, con la voluntad de ser la voz de una parte de la sociedad
que no estaba siendo representada, situándose aun así en una posición de centro, como ya se ha mencionado. El control de la idoneidad política por parte de la izquierda tendría estas consecuencias, haciendo que los partidos no
marxistas, en concreto el CDS y el PPD, adoptaran programas más progresistas que el
posicionamiento de sus líderes, y que estos se situaran más a la izquierda que sus
militantes y electores (
Este contexto explicaría en buena medida la «escrupulosa fidelidad al programa del
MFA» expresada por el CDS en esta primera etapa, a pesar del innegable componente
progresista que fue adquiriendo la Comisión Coordinadora del MFA. De hecho, con ocasión
de la crisis que motivó la caída del I Gobierno provisional en julio de 1974, cuando
el Ejecutivo del moderado Adelino da Palma Carlos, alineado con el presidente Spínola,
pretendió modificar el programa del MFA para limitar su control, Freitas se opuso
a la iniciativa, pues en su opinión las Fuerzas Armadas ostentaban la legitimidad
por «derecho propio» mientras durase el periodo de transición hacia la convocatoria
electoral y constitucional, ya que el 25 de Abril «no fue una insurrección popular
ni un golpe llevado a cabo por los partidos de la oposición», sino una revolución
netamente militar (
Sin embargo, en la narración que hizo el secretario general en aquel acto no se ahorró espacio a los desórdenes que ya se vivieron en el verano de 1974, en concreto aquellos experimentados en primera persona al poco de la fundación del partido en julio de aquel año, mencionando los sabotajes protagonizados por grupos expresamente dedicados a perturbar, con violencia si era necesario, las sesiones y actos que el CDS programó en el Algarve. Esto constituía una evidencia de que «en el país ya se había instalado, por lo menos en algunas zonas, un clima perfectamente antidemocrático», que imposibilitaba la expresión libre y la confrontación de ideas, «como se requiere en una verdadera democracia libre y pluralista» (ibid.: 12). Pero en aquel entonces, aunque decidieron adaptar sus actividades públicas para evitar que sirvieran de pretexto para situaciones «desfavorables a la consolidación del proceso democrático», las críticas a ciertas derivas del PREC no eran conceptuadas como responsabilidad de los capitanes de abril y su guía revolucionaria, más bien al contrario al señalar a «las fuerzas antidemocráticas comprometidas en oponerse a cualquier coste al programa del MFA» como causantes del miedo propagado en algunas regiones (ibid.: 17).
Sobre los sucesos de septiembre de 1974, uno de los momentos claves del periodo, el
referido informe del secretario general señaló que, «a pesar de las calumnias y difamaciones»
sobre la actitud del CDS, el partido explicitó a la comisión coordinadora del MFA
que no apoyaban la iniciativa del presidente Spínola, Al entender que en un movimiento de este tipo la máxima autoridad del Estado debía
contar con el apoyo de todos los partidos (que no era el caso), por el contrario,
que la iniciativa fuera completamente apartidaria.
Entre esas dificultades identificaron que mientras el combate contra la reacción contrarrevolucionaria
«fue claro en su desarrollo, no ocurrió igual con los movimientos extremistas violentos»
—refiriéndose a los de izquierda— o, incluso, con aquellos «que se declaraban favorables
a impedir las elecciones». Para el secretario general, estos eran «aliados objetivos
de la reacción» y su actividad no solo había demostrado ser «antidemocrática», sino
incluso «hostil al propio MFA y a su programa» (ibid.: 26). En ese sentido, en la construcción de una memoria propia de la revolución ocuparían
un lugar primordial —y en adelante más todavía— las acciones violentas contra el partido;
de ahí la mención que se hizo en el congreso de episodios como el ataque contra una
reunión de la Juventude Centrista (las juventudes del CDS) en noviembre de 1974 por
«fuerzas genuinamente antidemocráticas», de las que no solo se resaltaba la violencia
política, sino la actitud de los medios de comunicación en lo que consideraron una
auténtica «campaña de calumnias, mentiras y difamaciones» contra el CDS, «contradictorias
con el espíritu del 25 de Abril» (ibid.: 16). De hecho, los incidentes vividos durante el primer congreso de Oporto, con el
Palacio de Cristal rodeado por manifestantes, con los más de setecientos asistentes
atrapados en el recinto durante más de diez horas y los disturbios en las calles de
la ciudad, se convirtieron muy pronto en episodio
referencial para el partido. Según Freitas do Amaral, aquellas horas vividas «cimentaron una unidad, una cohesión
y una fuerza de voluntad que el CDS de otro modo nunca habría tenido». De hecho, el
líder contaba la anécdota de que la frase que más veces escuchó durante los doce años
que estuvo en la presidencia fue: «Sr. Profesor, yo estuve en el congreso de Oporto».
Hasta tal punto que, si hiciera cuentas, los congresistas no habrían sido setecientos,
sino unos cinco mil (
En el mismo sentido de crítica, resulta sintomática la analogía que Amaro da Costa
(ibid.: 27) realizó entre el anticomunismo del Estado Novo y el antifascismo del PREC, como
una suerte de recurso de disculpa o de excusa común. En el primer caso, se explicaba
por la imposibilidad del régimen de obtener la adhesión del pueblo a través de elecciones
libres, y en el segundo, ante las posiciones de algunos partidos completamente opuestas
a una democracia pluripartidista. Actitudes que se intentaban justificar respectivamente
a través del anticomunismo o antifascismo. Otros elementos cuestionados fueron la
referida situación de los medios de comunicación —denunciando «falta de objetividad,
demagogia o sensacionalismo innecesario»— Fueron habituales en el partido las críticas a la prensa, pues muchas redacciones
comenzaron a estar controlados por la izquierda tras el 25 de Abril, siendo especialmente
críticos con el CDS.
Sobre este punto, Amaro da Costa (
El relato del CDS sufriría una importante modificación, o por lo menos el diagnóstico
de la situación del país que le servía de sostén, con motivo de los instantes álgidos
del PREC, a partir de la primavera de 1975, con el definitivo enfrentamiento entre
el sector moderado y el izquierdista, en el que el centroderecha apostó por la legitimidad
democrática de la mayoría parlamentaria expresada en las urnas en abril de aquel año
frente la legitimidad revolucionaria de tipo militar-popular. Este cambio se hizo
más evidente si se compara con la reacción pública del CDS a raíz de los sucesos del
11 de marzo de 1975 —la nueva intentona del spinolismo por hacerse con el control,
que acabó igualmente en fracaso—, en la que el partido mantuvo su apoyo al MFA, «garante
del proceso de democratización del país», reprobando «vehementemente» lo que calificaron
como «violentos acontecimientos antidemocráticos» ( El Consejo Nacional del CDS, reunido el 3 de mayo de 1975, aun llegó a declararse
«socio leal» de la «opción socialista» propuesta por el MFA (
En el número tres de Folha CDS se recogen declaraciones proferidas por los líderes del partido durante el primer
mitin del CDS tras las elecciones, que tuvo lugar en Póvoa de Varzim, localidad del
distrito de Oporto, en las que, por ejemplo, Freitas do Amaral no dudó en denunciar
que al MFA —o a los distintos grupos de oficiales en los que se había dividido— no
le competía decidir sobre el futuro de Portugal, sino a la Asamblea Constituyente,
al ser la «única y verdadera representante del pueblo». En esa línea de abierta crítica,
el militar y diputado Carlos Galvão de Melo Militar que participó en la Junta de Salvación Nacional, de la cual fue apartado
tras los sucesos de septiembre de 1974. Diputado independiente por el CDS en la legislatura
constituyente, fue conocido por sus diatribas parlamentarias con diputados de izquierda.
Álvaro Cunhal fue el histórico secretario general del Partido Comunista Portugués
entre 1961 y 1992.
Folha CDS, n.º 3, 8-8-1975.
El relato de esta nueva etapa quedó bien representado a través de contenido gráfico,
con la viñeta del ilustrador Zeta, publicada en el número catorce de Folha CDS, en la que bajo el título de «concepciones de democracia» aparecía un manifestante
con un cartel que llevaba escrito el lema «paz, amor, libertad, democracia», pero
que al cruzarse con un militante del CDS, este arremetía violentamente con el referido
cartel, bajo gritos de «¡oh el fascista!, ¡oh el capitalista!» Folha CDS, n.º 14, 13-11-1975.
Otra de las consecuencias del PREC, como el fin del imperio colonial, también se incluyó
en la conceptualización negativa de este instante histórico, con Angola como caso
paradigmático, del cual el presidente del partido sentenció que, lejos de haber sido
«ejemplar», como algunos se atrevieron a señalar, fue más bien una «descolonización
ejemplarmente escandalosa». Para Freitas do Amaral, el resultado había sido transformar
el sangriento conflicto colonial en una guerra civil, habiendo traído una internacionalización
de la lucha política en vez de la deseada independencia nacional, una desorganización
de la economía en vez de un avance hacia el progreso, y un éxodo de la población blanca
en vez de la deseable paz racial. En definitiva, una oportunidad perdida en la que
Portugal «no estuvo a la altura del momento histórico», al no saber comportarse «como
árbitro de un proceso cuya dinámica dejó escapar de sus manos» Íd.
La llegada de los sucesos de noviembre de 1975, epílogo de un PREC que se daría por
cerrado tras el fracaso del sector izquierdista por retomar el control, provocó una
consecuente reacción discursiva en el partido, publicando un llamamiento al pueblo
portugués en el que no solo se denunció las intenciones del «comunismo» de «destruir
la libertad» y «la muerte de la democracia» (en donde también implicaban a PCP y a
la «coacción sindical»), sino que animaban a «todos los demócratas» y a «todos los
patriotas» a salir a las calles para «construir una barrera decisiva frente al avance
de las fuerzas antidemocráticas y poner en pie el régimen libre y pluralista que el
25 de Abril nos prometió» Folha CDS, n.º 15, 20-11-1975.
La derrota de la intentona del 25 de noviembre, aunque conceptuada por Amaro da Costa
como «un nuevo 25 de Abril» O Jornal, 5-12-1975.
Como se encargaron de señalar en Folha CDS, las palabras de Melo Antunes sonaban «casi igual a las del almirante Rosa Coutinho
en abril pasado», uno de los referentes del ala izquierdista del MFA.
Folha CDS, n.º 17, 4-12-1975.
Folha CDS, n.º 18, 11-12-1975.
Este esquema se mantendría sin grandes variaciones durante la etapa posrevolucionaria,
justificando el voto contra la Constitución de los diputados del CDS en abril de 1976,
siendo el único del arco parlamentario en desmarcarse. Su concepción de que se estaba
produciendo una transacción entre el modelo democrático y el militar-socialista motivó
este posicionamiento diferenciado, expresado en la publicación oficial mediante un
comunicado que denunciaba «el énfasis socialista dado a la constitución», a través
de la «apropiación dogmática, por la colectividad, de los medios de producción», la
«concepción antidemocrática del ejercicio del poder por las clases trabajadoras» o
«la vinculación de las Fuerzas Armadas y del Gobierno a un proyecto político restringido:
el socialismo» Folha CDS, n.º 34, 8-4-1976.
Pese a que el PPD participó desde el comienzo en los Gobiernos provisionales, evidenciando
una mayor integración en el nuevo sistema democrático que el CDS, y a pesar también
de que abrazó posiciones socialdemócratas que lo hicieron bascular a la izquierda
desde sus iniciales propósitos centristas, para los sectores más revolucionarios siempre
se trató de un partido de élites burguesas, como demuestra una jocosa traslación de
sus siglas que se hizo popular en aquellos años, como el «Partido de los Patrones
Desesperados». Ante el déficit de legitimidad que sufrían las opciones que no eran
abiertamente marxistas durante el PREC, el PPD no quiso desvincularse del pasado de
sus dirigentes, tal y como hizo el CDS, sino más bien reivindicarlo mediante la articulación
de una memoria de oposición al régimen, como parte de una estrategia para reforzar
sus credenciales antifascistas y dar prueba de su compromiso revolucionario (
De ahí la importancia que Povo Livre otorgó en sus páginas a personalidades como Emídio Guerreiro, histórico opositor al
salazarismo que se afilió al PPD —y que llegó a sustituir a Sá Carneiro en la Secretaría
General durante algunos meses en 1975—. En un amplio reportaje dedicado al profesor
Guerreiro, publicado en septiembre de 1974, además de relatar su azarosa experiencia
vital se le dio un espacio preferencial a la relación que tuvo con el general Humberto
Delgado Povo Livre, 24-9-1974, p. 1. y p. 3.
El general Humberto Delgado fue un militar que en la década de 1950 adoptó un discurso
crítico con la dictadura, articulando una candidatura presidencial alternativa para
las elecciones oficialistas de 1958, lo que constituyó un desafío a Salazar, recibiendo
el apoyo de la oposición. Fue asesinado por la policía secreta, la temida PIDE, en
1965.
Povo Livre, 7-1-1975.
En lo referente a la construcción discursiva sobre la revolución, el PPD no contó
inicialmente con un posicionamiento muy distinto al descrito para el CDS. La propia
denominación de su publicación oficial (Pueblo Libre), cuyo primer número apareció en el verano de 1974, nos muestra un compromiso tácito
con el PREC y lo que consideraban su principal conquista: la libertad. Tal y como
expresó una de sus portadas poco antes de los sucesos de septiembre de 1974, los portugueses
recuperaron «su condición de ciudadanía gracias al 25 de Abril», en claro contraste
con un pasado dictatorial que no dudaban en calificar como un «régimen fascista» Povo Livre, 24-9-1974, p. 1.
A pesar de que el secretario general del partido, Francisco Sá Carneiro, apoyó el
primer intento de Spínola para neutralizar a la Comisión Coordinadora del MFA, con
su consecuente salida del primer gobierno provisional tras la crisis de julio de 1974,
los popular-demócratas siguieron expresando en adelante su adhesión al programa del MFA. De hecho, asimilaron
sin titubeos el objetivo de una democratización «en transición al socialismo» Tal y como expresó el propio Sá Carneiro en una rueda de prensa en octubre de 1974,
que Povo Livre transcribió íntegra: «el PPD cree en una vía portuguesa al socialismo». Povo Livre, 22-10-1974.
Íd.
En los momentos críticos del PREC, como los sucesos de septiembre de 1974, es interesante
comprobar la posición adoptada por el Secretariado del PPD, publicada en Povo Livre, donde se llega a rendir homenaje al general Spínola tras su salida, describiéndolo
como «fiel a su conciencia de ciudadano y de militar, contribuyó decisivamente al
despertar del pueblo portugués contra el régimen fascista y para la dinamización del
proceso que culminó el 25 de Abril», valorando también su labor como Jefe de Estado,
al subrayar su papel «en el reencuentro de Portugal con los caminos de la democracia».
Sobre su sucesor en el cargo, el general Costa Gomes, confiaban que garantizaría «la
implantación de una democracia pluralista de acuerdo con la letra y espíritu del programa
del MFA», al que el partido demostraba una vez más su adhesión. Sin embargo, no obviaron
que los acontecimientos vividos aquellos días «vinieron a demostrar que lo que estaba
en juego es la garantía misma del proceso democrático», posicionándose en favor de
«la única mayoría válida en democracia», la de «los sufragios» frente «cualquier supuesta
mayoría silenciosa», ni tampoco «el juego de cualquier minoría ruidosa» Povo Livre, 1-10-1974, pp. 1 y 3.
En Povo Livre aparecieron otros reportajes donde la condena a los elementos «reaccionarios» que
provocaron la crisis, definida como «conspiración fascista», tenían mucho más protagonismo,
algo que lo diferenciaba del discurso del CDS.
El secretariado del partido y Povo Livre identificaron de la misma manera una serie de dificultades en la consolidación del
proceso democrático, como la situación económica, la salvaguarda del orden público,
la imprescindible existencia de sindicatos libres («única forma de defensa democrática
de la clase trabajadora»), la reforma de la empresa —en el sentido de que los trabajadores
participen de manera activa en su gestión— y la fidelidad a los compromisos internacionales
asumidos por Portugal. Preocupaciones similares a las explicitadas por el CDS, aunque
se puede apreciar una mayor atención al debate de la «unidad» sindical, al centrarse
en una defensa de la «libertad» que se oponía al modelo unitario. Su preocupación respecto la unicidad sindical quedó reforzada con posterioridad,
a comienzos de 1975, como demuestra la portada de una edición especial de Povo Livre
(16-1-1975) con motivo del proyecto de ley de asociaciones sindicales al que se opusieron,
titulada: «La unicidad sindical es opresión cuando se impone por ley». Entendían que
se trataban de una «violación» del programa del MFA, mostrando un indisimulado rechazo
a la Intersindical, expresada también a través de una viñeta.
Aun así, el compromiso del PPD con uno de los objetivos principales de la revolución,
como era transformar social y económicamente Portugal, era notorio, como se comprueba
en el comunicado publicado en Povo Livre con motivo de la celebración del 5 de octubre, día de la proclamación de la I República.
En dicho documento se explicita que para que la democracia funcione «no bastan instituciones
formalmente democráticas»; era necesario que estas ganaran efectividad «a través de
transformaciones económicas y sociales de base», algo que, en su opinión, no se dio
durante la primera experiencia republicana, por lo que «la dictadura salazarista de
sabor arcaico y retrógrado» acabó abriéndose paso. La memoria de la I República, habitualmente
crítica ante una inestabilidad política y económica que motivaría el intervencionismo
militar, era de esta manera parcialmente rehabilitada, asumiendo la necesidad de no
repetir sus errores para garantizar el éxito en este nuevo intento. Para el PPD, tanto
el 5 de octubre como el 25 de Abril eran «fechas de libertad» dignas de ser celebradas,
prestando homenaje a los revolucionarios de 1910, de los que «son continuadores los
revolucionarios de 1974». El partido reivindicaba así «la tradición liberal portuguesa»,
conjugándola con su apuesta por «un socialismo humanista y democrático» Povo Livre, 8-10-1974, p. 7.
Aunque su actitud de denuncia ante los excesos revolucionarios o las actitudes antidemocráticas
de ciertos sectores izquierdistas fue sensiblemente menor que la del CDS, a partir
de comienzos de 1975 fueron apareciendo referencias a este respecto con mayor asiduidad.
Un ejemplo fueron las declaraciones proferidas en un mitin en Lisboa celebrado en
enero y destacadas por Povo Livre, donde Pinto Balsemão aseguró que «hoy, quien no es comunista es un reaccionario»,
o las del diputado Sá Borges, acusando a las «pseudo vanguardias revolucionarias»
de no estar «interesadas en la institucionalización de la democracia política». Las
consecuencias estaban claras para Carlos Macedo, miembro de la Comisión Política del
partido, y es que, en su opinión, «la agresividad, la calumnia y la injuria, comienzan
a adquirir estatus de ciudadanía de forma galopante» Povo Livre, 28-1-1975.
En una viñeta muy representativa aparecía un militar sonriente cogiendo una banqueta
mientras le decía a un hombre del pueblo que había a su lado: «No$$a» (nuestra). Por
detrás, un banquero trajeado con sombrero de copa salía huyendo. Povo Livre, 18-3-1975.
Con la llegada del Verão Quente, el posicionamiento del PPD incidió en estas críticas
ante lo que consideraron «un asalto al poder», en el que el PCP «y sus satélites […]
buscaron apropiarse de la alianza Pueblo-MFA, utilizándola en su propio beneficio».
Aunque abandonaron el Gobierno provisional al igual que el PS en protesta por la relativización
de los partidos y la Asamblea Constituyente, no se atisbaba aún en su discurso oficial
una ruptura con el proyecto revolucionario —a diferencia del CDS—, pues en el mismo
manifiesto «al pueblo portugués» publicado en primera página de Povo Livre que denunciaba la situación, se anunciaba su predisposición a colaborar de forma «leal
y franca» con todas las fuerzas democráticas y con el MFA para lograr la mejor resolución
posible, aunque señalaban al militar Conselho da Revolução por su política de «hechos
consumados» y por «minimizar el papel de los partidos», denunciando que se corría
el riesgo «de contribuir al fracaso de la revolución» Povo Livre, 17-7-1975, pp. 1-2.
Poco después, la comisión política nacional del PPD se hacía eco de la «situación
calamitosa» del país en Povo Livre Povo Livre, 20-8-1975, p. 2.
Las elecciones municipales aún no habían tenido lugar, hubo que esperar a diciembre
de 1976, pero distintas cámaras municipales acabaron controladas por elementos izquierdistas
tras el colapso de la dictadura, como el MDP.
El fracaso del ala izquierdista en las jornadas de noviembre de 1975 se conceptuó
en Povo Livre como un momento trascendente en el que se restablecieron las condiciones esenciales
«para la institucionalización de la democracia que fue prometida al pueblo el 25 de
Abril» Povo Livre, 30-12-1975.
En la declaración individual de voto del PPD en la Asamblea Constituyente, publicada
en Povo Livre (7-4-1976, p. 3), se definió la Constitución como «una gran conquista del pueblo
portugués», enumerando los aspectos que consideraban acertados, pero también aquellos
que no compartían («como la formulación ideológica de cariz marxista de muchos de
sus preceptos»). Sin embargo, ante un «saldo ampliamente positivo», fruto del «compromiso»
entre diferentes, el partido dio su apoyo.
Aunque el PPD/PSD contó desde el origen con un faccionalismo interno que motivaría
su eclecticismo ideológico, con un sector más socialdemócrata y otro más centroderecha,
consiguió mantener su integridad y sobrevivir como organización política a pesar de
diversas crisis y escisiones. En el II Congreso del PPD, celebrado en Aveiro en diciembre de 1975, se produjo la
salida de Emídio Guerreiro, Carlos Mota Pinto (que regresó posteriormente) y una veintena
de diputados, la denominada «división de Aveiro» ( El hecho de que la Transición y la democracia española se asimilaran en mayor grado
al modelo euroccidental, con su moderación ideológica, la consagración de una economía
social de mercado y el consenso entre partidos hizo que buena parte del cuadro partidario
luso se sintiera atraído por la experiencia del vecino ibérico (
A comienzos de 1977, el relato oficial en las páginas de Povo Livre aún incidía en la necesidad de «superar las tentaciones totalitarias de izquierda
o derecha y empezar a reconstruir Portugal», con el objetivo de conseguir la «institucionalización
definitiva de la democracia», en palabras de su vicepresidente del momento, Rui Machete Povo Livre, 5-1-1977.
Ante la perspectiva de reforma constitucional, el PSD ya venía planteando algunas
modificaciones no muy distintas a las que el PS dejaba entrever, como la supresión
del Conselho da Revolução, para evitar la intervención del poder militar sobre el
civil, fomentar el sector económico privado eliminando restricciones, además de perfeccionar
el sistema de gobierno semipresidencial en el sentido de limitar los poderes del presidente
de la República. Sin embargo, antes de que adoptaran el giro a la derecha y asumieran
el discurso impugnatorio, rechazaron plantear una enmienda a la totalidad, como demuestra
el editorial publicado en Pelo Socialismo, órgano de la Juventude Social Democrata (JSD), en abril de 1978. En él se señalaba
que era igual de «errado y nefasto» proclamar incesantemente los errores de la Constitución
sin cuidar de verle sus aspectos positivos, «como incensarla con cada crítica que
sufre» Pelo Socialismo, 4-4-1978.
En aquel momento, a pesar de que Sá Carneiro no contaba con responsabilidades de partido,
sus apariciones en distintos actos dejaron entrever su apuesta personal por el relato
impugnatorio, como evidenció el llamado «discurso de Vimeiro». En dicha alocución,
que fue recogida por Povo Livre Povo Livre, 7-6-1978.
Así las cosas, tras su regreso definitivo a la Secretaría General en julio de 1978,
en las conclusiones del VI Congreso apareció mencionada la necesidad de «desmarxistizar»
algunos de los principios de la Constitución, así como «corregir las contradicciones
del sistema económico-social», armonizando el «ordenamiento constitucional portugués
con la prevista y deseada aplicación del Tratado de Roma» Povo Livre, 5-7-1978.
Pelo Socialismo, 31-1-1979.
Este relato impugnador confluyó con el que venía defendiendo el CDS tiempo atrás,
valiéndose de igual manera del 25 de noviembre como fecha simbólica para denunciar
«la opresión gonçalvista» del PREC y el peligro totalitario que, en su opinión, seguían
representando las fuerzas de izquierda en general y el PCP en particular. Esto debía
servir para mantener la unidad de los partidos verdaderamente democráticos (PS, PSD
y CDS), pues «profundizar en la fractura y el recelo» entre ellos suponía «traicionar
la lección del 25 de noviembre», en opinión de Folha CDS Folha CDS, n.º 67, 25-11-1976.
Folha CDS, n.º 77, 10-2-1977.
En íd. se preguntaban: «¿Qué hizo mientras el PSD cuando el CDS planteó en la Asamblea
la cuestión de la Reforma Agraria gonçalvista y las ocupaciones de pequeñas y medianas
empresas verificadas también durante el gonçalvismo? Entonces la posición del PSD
era de tibieza».
La creación de la coalición electoral Aliança Democrática (AD) en el verano de 1979
supuso la materialización de la confluencia discursiva entre PSD y CDS, con el objetivo
de alcanzar una mayoría suficiente en la Asamblea que permitiera lograr sus objetivos
de reforma durante la legislatura de revisión constitucional, como revertir la «nacionalización
de la banca» o la «colectivización de la agricultura» Povo Livre, 26-9-1979.
El escenario de cara a 1980 se mostraba polarizado entre dos opciones políticas contrapuestas,
tal y como se encargó de señalar en Povo Livre el socialdemócrata Carlos Macedo, miembro del consejo de coordinación de AD. A un
lado se encontraban «los partidos marxistas que defienden una sociedad colectivista»,
partidarios del mantenimiento del statu quo, y por otro «los partidos que se oponen a este modelo y defienden una sociedad liberal» Povo Livre, 26-9-1979.
Las principales siglas del centroderecha portugués, el PPD/PSD y el CDS, como expresiones partidistas nacidas en un contexto revolucionario de innegables tintes izquierdistas, tuvieron que adaptarse a las especiales circunstancias del PREC, en el que otras formaciones de semejante adscripción fueron suspendidas por su apoyo a iniciativas reaccionarias, como las del general Antonio de Spínola o por sus conexiones con la ultraderecha salazarista. Su propia definición como partidos «socialdemócrata» y «centrista» así lo evidencia, siendo una forma de supervivencia en un momento de hegemonía del discurso socializante, presente en múltiples ámbitos —desde los militares del MFA que tutorizaron el proceso a sindicatos o comisiones de trabajadores, etc.—, con una devaluación de las opciones conservadoras que dejaba escaso margen a la disidencia. Esto motivaría a nivel discursivo tanto su inicial apoyo sin ambages al 25 de Abril y su adhesión al proyecto revolucionario del MFA, a pesar del componente izquierdista que acabó adquiriendo, así como un especial interés por demostrar credenciales democráticas, algo que solía ser cuestionado. Por este motivo, el CDS conformó un relato oficial para minimizar la conexión con el Estado Novo de la mayoría de sus cuadros dirigentes, mientras que el PPD/PSD, a través de Povo Livre, pretendió valerse de la presencia de históricos líderes antifascistas en sus filas, como Emídio Guerreiro, así como reivindicó la memoria del Ala Liberal del marcelismo, en la que participaron los principales promotores del partido.
Aunque en la narración que el centrismo hizo de su propia experiencia en el marco del I Congreso del CDS aparecieron menciones a las numerosas dificultades que atravesaron, calificándolas como «antidemocráticas» y «contraproducentes» para el proyecto del MFA, pues vendrían a demostrar las limitaciones del proceso revolucionario, a comienzos de 1975 el CDS aún mostraría su adhesión y apoyo al PREC, más allá de algunas críticas a la situación de los medios de comunicación controlados por la izquierda, la compleja realidad económica y la deriva de la movilización obrera. En el caso del PPD/PSD, cuyas actividades políticas se vieron menos presionadas por sectores exaltados, su compromiso revolucionario se mantuvo intacto, favorecido además por su defensa del «socialismo democrático», algo que implicaba una transformación socioeconómica de Portugal que concordaba con el proyecto del MFA. Aun así, en sus publicaciones oficiales se hizo mención a diversas dificultades, las provocadas por las fuerzas izquierdistas, así como las de la reacción, con una mayor preocupación respecto la cuestión de la libertad sindical, oponiéndose a la unicidad.
El punto de inflexión llegaría con la aceleración revolucionaria del Verão Quente de 1975, momento en el que el CDS no solo incidió en sus críticas respecto la deriva de los acontecimientos, con una confrontación abierta frente al comunismo, sino que en Folha CDS —publicación oficial del partido que salió a la luz justo en aquel momento— se evidencia una ruptura de la confianza en la revolución y en el MFA, apostando a partir de entonces por una democratización «civil», con una visión igualmente negativa del proceso descolonizador, sobre todo el caso de Angola. El PPD/PSD condenó con igual crudeza lo que consideró «un asalto al poder» del PCP y «sus satélites», además de identificar una «situación calamitosa», pero a diferencia de los centristas, en su discurso oficial no hubo una desvinculación revolucionaria, apoyando al sector moderado del MFA (el Grupo de los Nueve) para recuperar el espíritu original del 25 de Abril frente al sector radical. Aunque el CDS celebró que el Grupo de los Nueve tomara finalmente el control, así como el fracaso izquierdista por recuperarlo —conceptuado el 25 de noviembre de 1975 como una especie de «segundo 25 de Abril», siendo el principio del fin del PREC—, su apuesta irrevocable por un poder civil sin tutelas militares y su rechazo al programa socialista que el MFA seguía propugnando hizo que el partido potenciara un perfil disidente, votando contra la progresista Constitución de 1976 en la Asamblea Constituyente, a diferencia del PPD/PSD.
Se inició aquí un periodo de divergencia entre la disidencia de los centristas y la adhesión de los socialdemócratas, pero el discurrir del periodo posrevolucionario y la proximidad de la legislatura de reforma constitucional —que debía comenzar en 1980— aceleró la reubicación ideológica del PPD/PSD. El regreso a la Secretaría General de Francisco Sá Carneiro en julio de 1978 permitió un cambio de discurso hacia el centroderecha que conllevó no poca discusión interna y algunas escisiones que facilitaron la mudanza. La confluencia conservadora entre el CDS y el PSD quedó certificada con la creación de una coalición electoral en 1979, Aliança Democrática, cuyo principal objetivo fue la modificación profunda del cuadro político, económico y sindical para hacerlo converger con el modelo que representaba la CEE. Este posicionamiento se fundamentó en un relato antimarxista y una memoria crítica de la revolución y sus excesos que precisaban ser corregidos.
[1] |
Como señala Varela ( |
[2] |
La propuesta del general Antonio de Spínola sobre una salida política para la Guerra Colonial, publicada en su libro Portugal e o futuro, le costaría el cargo como número dos del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas. |
[3] |
Caracterizada por reivindicaciones salariales, exigencia de dimisión de administradores
o gestores de empresas, ocupación de fábricas e incluso secuestro de bienes o personas
( |
[4] |
El PS fue creado en 1973 en Bad Münstereifel (República Federal Alemana) con el decidido
apoyo de la socialdemócrata Fundación Ebert. El SPD apoyó más estrechamente al PS
a partir de la primavera de 1974, y sobre todo tras el 25 de Abril. Pero en mayo de
aquel año apenas contaba con un centenar de afiliados y su implantación en el mundo
obrero era casi nula ( |
[5] |
Para estos sectores, el PPD se convirtió en la principal alternativa en los momentos
álgidos del PREC. Mientras que muchos de los partidarios y financiadores del CDS huyeron
a Brasil o Europa, el PPD fue reforzado por el apoyo más modesto de los que tuvieron
que quedarse y luchar ( |
[6] |
En el I Gobierno provisional fueron ministros Francisco Sá Carneiro, líder del partido, y Joaquim Magalhaes Mota, ambos diputados del Ala Liberal entre 1969 y 1973. |
[7] |
A pesar de que su principal referente y líder, el militar José Sanches Osório, fue uno de los organizadores del 25 de Abril, llegando a ocupar una cartera ministerial durante el II Gobierno provisional entre julio y septiembre de 1974. |
[8] |
El sector más radical del MFA defendió el voto en blanco o nulo en las elecciones
como una forma de demostrar el apoyo al MFA, desvalorizando a los partidos, para continuar
con la vía revolucionaria militar-popular. Opción que finalmente tampoco tuvo respaldo
( |
[9] |
En sus memorias afirma que en enero de 1970 hubiera aceptado entrar en el Gobierno
de la dictadura, algo que se llegó a barajar, al creer entonces que la liberalización
pacífica del régimen era posible y que Caetano era la persona adecuada para cumplir
con ese objetivo. Sin embargo, en 1973 rechazó el ofrecimiento para ser ministro de
Justicia por los motivos contrarios ( |
[10] |
De hecho, Freitas do Amaral sería nombrado miembro del nuevo Consejo de Estado. |
[11] |
Al entender que en un movimiento de este tipo la máxima autoridad del Estado debía contar con el apoyo de todos los partidos (que no era el caso), por el contrario, que la iniciativa fuera completamente apartidaria. |
[12] |
Según Freitas do Amaral, aquellas horas vividas «cimentaron una unidad, una cohesión
y una fuerza de voluntad que el CDS de otro modo nunca habría tenido». De hecho, el
líder contaba la anécdota de que la frase que más veces escuchó durante los doce años
que estuvo en la presidencia fue: «Sr. Profesor, yo estuve en el congreso de Oporto».
Hasta tal punto que, si hiciera cuentas, los congresistas no habrían sido setecientos,
sino unos cinco mil ( |
[13] |
Fueron habituales en el partido las críticas a la prensa, pues muchas redacciones comenzaron a estar controlados por la izquierda tras el 25 de Abril, siendo especialmente críticos con el CDS. |
[14] |
Sobre este punto, Amaro da Costa ( |
[15] |
El Consejo Nacional del CDS, reunido el 3 de mayo de 1975, aun llegó a declararse
«socio leal» de la «opción socialista» propuesta por el MFA ( |
[16] |
Militar que participó en la Junta de Salvación Nacional, de la cual fue apartado tras los sucesos de septiembre de 1974. Diputado independiente por el CDS en la legislatura constituyente, fue conocido por sus diatribas parlamentarias con diputados de izquierda. |
[17] |
Álvaro Cunhal fue el histórico secretario general del Partido Comunista Portugués entre 1961 y 1992. |
[18] |
Folha CDS, n.º 3, 8-8-1975. |
[19] |
Folha CDS, n.º 14, 13-11-1975. |
[20] |
Íd. |
[21] |
Folha CDS, n.º 15, 20-11-1975. |
[22] |
O Jornal, 5-12-1975. |
[23] |
Como se encargaron de señalar en Folha CDS, las palabras de Melo Antunes sonaban «casi igual a las del almirante Rosa Coutinho en abril pasado», uno de los referentes del ala izquierdista del MFA. |
[24] |
Folha CDS, n.º 17, 4-12-1975. |
[25] |
Folha CDS, n.º 18, 11-12-1975. |
[26] |
Folha CDS, n.º 34, 8-4-1976. |
[27] |
Povo Livre, 24-9-1974, p. 1. y p. 3. |
[28] |
El general Humberto Delgado fue un militar que en la década de 1950 adoptó un discurso crítico con la dictadura, articulando una candidatura presidencial alternativa para las elecciones oficialistas de 1958, lo que constituyó un desafío a Salazar, recibiendo el apoyo de la oposición. Fue asesinado por la policía secreta, la temida PIDE, en 1965. |
[29] |
Povo Livre, 7-1-1975. |
[30] |
Povo Livre, 24-9-1974, p. 1. |
[31] |
Tal y como expresó el propio Sá Carneiro en una rueda de prensa en octubre de 1974, que Povo Livre transcribió íntegra: «el PPD cree en una vía portuguesa al socialismo». Povo Livre, 22-10-1974. |
[32] |
Íd. |
[33] |
Povo Livre, 1-10-1974, pp. 1 y 3. |
[34] |
En Povo Livre aparecieron otros reportajes donde la condena a los elementos «reaccionarios» que provocaron la crisis, definida como «conspiración fascista», tenían mucho más protagonismo, algo que lo diferenciaba del discurso del CDS. |
[35] |
Su preocupación respecto la unicidad sindical quedó reforzada con posterioridad, a comienzos de 1975, como demuestra la portada de una edición especial de Povo Livre (16-1-1975) con motivo del proyecto de ley de asociaciones sindicales al que se opusieron, titulada: «La unicidad sindical es opresión cuando se impone por ley». Entendían que se trataban de una «violación» del programa del MFA, mostrando un indisimulado rechazo a la Intersindical, expresada también a través de una viñeta. |
[36] |
Povo Livre, 8-10-1974, p. 7. |
[37] |
Povo Livre, 28-1-1975. |
[38] |
En una viñeta muy representativa aparecía un militar sonriente cogiendo una banqueta mientras le decía a un hombre del pueblo que había a su lado: «No$$a» (nuestra). Por detrás, un banquero trajeado con sombrero de copa salía huyendo. Povo Livre, 18-3-1975. |
[39] |
Povo Livre, 17-7-1975, pp. 1-2. |
[40] |
Povo Livre, 20-8-1975, p. 2. |
[41] |
Las elecciones municipales aún no habían tenido lugar, hubo que esperar a diciembre de 1976, pero distintas cámaras municipales acabaron controladas por elementos izquierdistas tras el colapso de la dictadura, como el MDP. |
[42] |
Povo Livre, 30-12-1975. |
[43] |
En la declaración individual de voto del PPD en la Asamblea Constituyente, publicada en Povo Livre (7-4-1976, p. 3), se definió la Constitución como «una gran conquista del pueblo portugués», enumerando los aspectos que consideraban acertados, pero también aquellos que no compartían («como la formulación ideológica de cariz marxista de muchos de sus preceptos»). Sin embargo, ante un «saldo ampliamente positivo», fruto del «compromiso» entre diferentes, el partido dio su apoyo. |
[44] |
En el II Congreso del PPD, celebrado en Aveiro en diciembre de 1975, se produjo la
salida de Emídio Guerreiro, Carlos Mota Pinto (que regresó posteriormente) y una veintena
de diputados, la denominada «división de Aveiro» ( |
[45] |
El hecho de que la Transición y la democracia española se asimilaran en mayor grado
al modelo euroccidental, con su moderación ideológica, la consagración de una economía
social de mercado y el consenso entre partidos hizo que buena parte del cuadro partidario
luso se sintiera atraído por la experiencia del vecino ibérico ( |
[46] |
Povo Livre, 5-1-1977. |
[47] |
Pelo Socialismo, 4-4-1978. |
[48] |
Povo Livre, 7-6-1978. |
[49] |
Povo Livre, 5-7-1978. |
[50] |
Pelo Socialismo, 31-1-1979. |
[51] |
Folha CDS, n.º 67, 25-11-1976. |
[52] |
Folha CDS, n.º 77, 10-2-1977. |
[53] |
En íd. se preguntaban: «¿Qué hizo mientras el PSD cuando el CDS planteó en la Asamblea la cuestión de la Reforma Agraria gonçalvista y las ocupaciones de pequeñas y medianas empresas verificadas también durante el gonçalvismo? Entonces la posición del PSD era de tibieza». |
[54] |
Povo Livre, 26-9-1979. |
[55] |
Povo Livre, 26-9-1979. |
Aguilar, P. (2008). Políticas de la memoria, memorias de la política. Madrid: Alianza. |
|
Amaro da Costa, A. (1978). Relatório do Secretário-Geral. En I Congresso Nacional (Porto, 25 de enero de 1975): A Democracia-Crista em Portugal. Tres Congressos do CDS (pp. 7-37). Lisboa: Democracia 76. |
|
Comisión Política del CDS. (1975). Comunicado, 12-3-1975. |
|
Consejo Nacional del CDS. (1975). O CDS e o actual momento político, 3-5-1975. |
|
Fernandes, F. S. y Santos, H. (2005). Excomungados de Abril. Lisboa: Dom Quixote. |
|
Fernandes, T. (2006). Nem Ditadura, nem Revolução. A Ala Liberal e o Marcelismo, 1968-1974. Lisboa: Dom Quixote. |
|
Fonseca, A. M. (2012). O apoio da social-democracia alemãà democratização portuguesa (1974-1975). Ler História, 63, 93-107. Disponible en: https://doi.org/10.4000/lerhistoria.377. |
|
Frain, M. (1998). PPD/PSD e a Consolidação do Regime Democrático. Lisboa: Notícias. |
|
Freitas do Amaral, D. (1995). O Antigo Régime e a Revolução. Memórias Políticas (1941-1975). Lisboa: Bertrand. |
|
Goldey, D. B. (1983). Elections and the Consolidation of Portuguese Democracy: 1974-1983. Electoral Studies: An international Journal, 2, 229-240. Disponible en: https://doi.org/10.1016/S0261-3794(83)80030-4. |
|
Huntington, S. P. (1994). La tercera ola. La democratización a finales del siglo xx. Barcelona: Paidós. |
|
Jalali, C. (2007). Partidos e Democracia em Portugal. 1974-2005. Lisboa: Instituto de Ciências Sociais. |
|
Loff, M. (2014). Estado, democracia e momória: políticas públicas e batalhas pela memoria da ditadura portuguesa. En M. Loff, F. Piedade y L. Castro (coords.). Ditaduras e revoluçao. Democracia e políticas da memoria (pp. 23-143). Coimbra: Almedina. |
|
Manalvo, N. (2001). PSD. A marca dos líderes. Lisboa: Notícias |
|
Marchi, R. (2012). As direitas radicais na transiçao democrática portuguesa (1974-1976). Ler História, 63, 75-91. Disponible en: https://doi.org/10.4000/lerhistoria.366. |
|
Marchi, R. (2018). The Portuguese Far Right. Between Late Authoritarianism and Democracy (1945-2015). London: Routledge. Disponible en: https://doi.org/10.4324/9781315409931. |
|
Maxwell, K. (1995). The Making of the Portuguese Democracy. Cambridge: Cambridge University Press. Disponible en: https://doi.org/10.1017/CBO9780511582752. |
|
Medeiros Ferreira, J. (1994). Portugal em Transe (1974-1985). En J. Mattoso (dir.). Historia de Portugal, 8. Lisboa: Estampa. |
|
Muñoz, A. (2017). Entre solidaridad y realpolitik. La socialdemocracia alemana y el socialismo portugués de la dictadura a la democracia. Hispania Nova, 15, 243-273. Disponible en: https://doi.org/10.20318/hn.2017.3488. |
|
Nogueira, J. (1988). La derecha y el 25 de Abril. Ideología, estrategia y evolución política. Revista de Estudios Políticos, 60-61, 185-205 |
|
Oliveira, C. (1993). Os anos decisivos. Portugal 1962-1985. Um testimunho. Lisboa: Presença. |
|
Paris, A., Marchi, R. y Raimundo, F. (2019). Breve História do CDS-Partido Popular. Lisboa: 100 Folhas/Público. |
|
Paris, A. y Silveira, P. (2021). Um legado em Forma de Assim; A Gestão do Passado Autoritario na Ausencia de Um Partido Sucesor. En F. Raimundo y J. Cancela (coords.). As Eleições de 1975. Eleições Fundadoras da Democracia Portuguesa (pp. 65-85). Lisboa: Edições Assambleia da República. |
|
Rezola, M. I. (2006). Os Militares na Revolução de Abril. O Conselho da Revolução e a transição para a democracia em Portugal. Lisboa: Campo da Comunicação. |
|
Robinson, R. A. H. (1996). Do CDS ao CDS-PP: o Partido do Centro Democrático Social e o seu papel na política portuguesa. Analise Social, 138, 951-973. |
|
Sabater, G. (2016). La corriente de retorno en las transiciones ibéricas: la influencia de la Transición española en Portugal (1977-1982). Ayer, 102, 215-237. |
|
Sabater, G. (2023). El Partido Social Democrata en la «corriente de retorno» ibérica: reubicación e impugnación del 25 de Abril. Ler História, 83, 191-216. Disponible en: https://doi.org/10.4000/lerhistoria.12884. |
|
Valente, J. (2001). O Movimento Operario e Sindical (1970-1976): entre o Corporativismo e a Unicidade. En J. M. Brandão de Brito (ed.). O País em Revolução (pp. 209-251). Lisboa: Notícias. |
|
Varela, R. (2010). ¿Conflicto o cohesión social? Apuntes sobre historia y memoria de la Revolución de los Claveles (1974-1975). Historia del Presente, 16, 63-76. Disponible en: https://doi.org/10.5944/hdp.16.2010.40864. |