Fernando Vallespín, el teórico urgente

Sebastián Escámez Navas Profesor de Ciencia Política, Universidad de Málaga

6 de octubre de 2025

Supone un desafío resumir en unas líneas una trayectoria académica de casi cincuenta años extremadamente productivos, que han dado lugar a más de 200 publicaciones, entre libros, artículos, capítulos de libro, ediciones, prólogos y traducciones. Todo eso aparte de incontables conferencias, intervenciones en medios de comunicación y artículos de prensa. Una trayectoria, la de Fernando Vallespín, durante la cual ha dirigido una veintena de tesis doctorales, que dan cuenta de su generosidad, y realizado estancias en Harvard, Heildelberg, Frankfurt, Veracruz y Malasia. Con seguridad, habrá aspectos del trabajo de Vallespín que no acertaré a mencionar por la obligación de ser breve, por mis limitaciones como analista o sencillamente por ignorarlos. Esto último no será difícil que ocurra tratándose de alguien que ha hecho tanto.

Si la academia y la esfera pública españolas son parangonables a las europeas y norteamericanas es gracias a intelectuales como Fernando Vallespín. La recepción de la obra de John Rawls en España se hizo de su mano y ha sido decisiva también su contribución para hacer nuestros a Jürgen Habermas, Niklas Luhmann, Ronald Dworkin, Quentin Skinner, Hanna Arendt, Leo Strauss, Judith Shklar, Bernard Manin o Robert Dahl. Fernando no ha sido el único en traducir, escribir estudios o discutir con estos autores, pero probablemente sí que el más leído dentro y, sobre todo, fuera de la academia. Cuenta Vallespín con una familiaridad con la cultura anglosajona y germánica hasta hace poco excepcional y con una capacidad tan rara hoy como siempre para identificar lo esencial que cada pensador o pensadora tiene que decirnos, aquello que nos interesa saber para gobernarnos mejor.

Al igual que los filósofos clásicos y que los Ilustrados, Vallespín se ha dedicado a sacar del pozo de la filosofía agua para la vida en común. Esta es la orientación de su exitosa edición en seis volúmenes de la Historia de la Teoría Política, con la que renovó en los noventa el canon del pensamiento político en España, aportándole diversidad, perspectiva internacional y atractivo como elemento cultural y para la discusión pública. Una Historia de la Teoría Política que resultó decisiva para que la propia “teoría política” se consolidara e institucionalizara como disciplina con ese nombre en la academia española. Y para que lo hiciera como una rama autónoma dentro de la Ciencia Política con un enfoque no solo histórico, sino también normativo y de comprensión de los fenómenos contemporáneos relacionados con el poder y el gobierno. A la consolidación e institucionalización de la teoría política contribuyó también el Centro de Teoría Política de la Universidad Autónoma de Madrid, donde teóricas y teóricos de toda España se reunieron durante años para compartir sus trabajos y escuchar a las principales figuras del pensamiento político internacional. El éxito de un Centro, que como el peso inicial que alcanzara la teoría política en la licenciatura en políticas de la Autónoma, no se explica sin el liderazgo conjunto de Fernando Vallespín y su gran amigo y compañero Rafael del Águila.

El afán de ilustración pública recorre la obra de Fernando Vallespín. La ilustración entendida como tarea de emanciparnos de la ignorancia que limita nuestra capacidad para progresar, aunque la narrativa del progreso lleve tiempo en crisis y él apueste por entenderla de manera modesta, frágil e incierta. En consonancia, Vallespín ha practicado la teoría política según prescribe Skhlar: como una disciplina que sirva para mejorar las conversaciones y las convicciones de la ciudadanía sobre su sociedad, que ayude a la gente a acceder a una noción más clara sobre lo que ya saben y lo que dirían si consiguieran encontrar las palabras adecuadas. De esta manera, cuatro de sus libros y muchas de sus publicaciones y conferencias las ha dirigido explícitamente a un público culto general; si bien, lo que esto supone para los colegas de profesión, es encontrarse con abordajes esenciales y sintéticos de los temas del momento. Una parte significativa de la obra de Fernando Vallespín consiste en una teoría política desarrollada al calor de los acontecimientos: muchas veces en piezas breves, como artículos académicos o de prensa, y otras en libros, como El futuro de la política, La mentira os hará libres, España Reset (con Joan Subirats), Populismos (con Mariam Martínez-Bascuñán) o La sociedad de la intolerancia. Vallespín ha resistido la exigencia académica de especializarse para hacer carrera, y ha perseverado en su condición de maestro en el pensamiento de urgencias.

Como pionero de la teoría política pop en España, Fernando ha cosechado grandes éxitos. Vallespín ha arriesgado y triunfado en las tribunas más exquisitas dentro y fuera del país, así como en auditorios de lo más variopinto, adonde ha acudido por cordialidad, curiosidad, defensa de valores o retándose a sí mismo. Su vida se sustancia en un tour continuo de conferencias e intervenciones públicas: un día en la London School of Economics hablando del procés y al siguiente en Llerena, en unas jornadas de la Sociedad Extremeña de Historia. El arcano es cómo puede mantener un nivel de calidad tan alto con ese ritmo. Un enigma al respecto del cual solo contamos con tres certezas. La primera es que Fernando goza conversando, en particular con personas inteligentes junto a las que aprende. Prefiere hacerlo con gente viva, pero no tiene inconveniente en dialogar con difuntos, como lo ha hecho con Hobbes durante más de treinta años. El disfrute que encuentra en conversar es de tipo existencial, el de quien se sabe construyéndose y continuando la cadena de lo humano en esas conversaciones.

Lo segundo que permite inteligir la calidad que acompaña la voluminosa producción de Vallespín es su gusto por la experiencia de resonar en el otro, que diría Hartmut Rosa. Fernando no se conforma con trasmitir ideas, sino que pretende generar una vibración compartida en la que el auditorio o el lector se sienta interpelado. De ahí su condición de intelectual performativo que convierte la teoría en acontecimiento.

En tercer lugar, la excelencia de la obra de Vallespín se explica por el hecho de que trabaja mucho. La seducción que provoca en quienes le leemos y escuchamos proviene de otra mayor que sobre él despliega el oficio de pensar y que por temporadas le abduce por completo.

Sin embargo, estas razones solo nos permiten dar cuenta de la dedicación de Fernando, no de la gracia con la que teoriza y analiza en cada una de sus muchas creaciones. El misterio de cómo logra esto remite a otro, que es el de la naturaleza singular de su talento. Sobre esto, quienes hemos leído y escuchado a Vallespín estaremos de acuerdo en que cuenta con un don extraordinario para exponer con claridad lo complejo, para sorprendernos con referencias y para señalar aspectos clave que de una cuestión el resto soslayamos. También habrá consenso en el entusiasmo, el carisma y la elegancia con un punto gamberro que gasta al exponer sus ideas. Resulta razonable estimar que estas virtudes están detrás de su éxito más allá de la academia y dentro de ella, tanto en España como en Hispanoamérica.

Para quienes nos dedicamos profesionalmente a estudiar la política, leer o escuchar a Vallespín en cualquier ocasión te da la medida de cuánto te has perdido dentro del circuito de los congresos y las revistas anecables. Ocurre así cuando lees su Política y verdad en el Leviatán de Thomas Hobbes, por ejemplo. Allí aborda el Leviatán a partir de un problema tan contemporáneo nuestro como lo era para Hobbes: el de la “guerra de las opiniones” en un contexto de desmoronamiento de lo que venía aceptándose como verdadero. Y así consigue escribir un clásico sobre el clásico del pensamiento político que ha producido más literatura secundaria.

Además de investigar a Hobbes y los otros clásicos antes citados, y de reflexionar sobre cómo enfocar el estudio de la teoría y la ciencia política, Vallespín se ha ocupado de los temas nucleares de la política de los últimos decenios. De manera recurrente, ha tratado la crisis del Estado social y la democracia, desde el nivel teórico general hasta el concreto de las reformas precisas para una regeneración política e institucional de España. También le ha interesado mucho la globalización, sus desafíos políticos y culturales y su gobernanza internacional, intentando dar forma a un cosmopolitismo viable que se haga cargo de la diversidad cultural. Como considera fundamental recuperar y aún ampliar el ámbito de la acción política frente a los imperativos económicos, en los últimos quince años Vallespín ha indagado en las dinámicas que amenazan la existencia de una esfera pública común: la posverdad, el tribalismo intolerante y el populismo.

Debo acabar ya esta breve semblanza, y quiero hacerlo destacando el compromiso de Vallespín con instituciones concebidas para la vigencia de los principios ilustrados en el espacio público. Me refiero a su labor dentro de la Autónoma como vicerrector de Cultura, director de departamento y del Centro de Teoría Política, su trabajo al frente de la AECPA, del CIS, del Instituto Ortega Marañón y la Revista de Occidente, o dentro de FRIDE y la Academia de Ciencias Morales y Políticas. En estas y otras organizaciones, Fernando ha defendido que la ciencia social y la ciencia política generen conocimiento relevante y el lugar destacado que corresponde a la investigación teórica que se ocupa de comprender los hechos, afinar conceptos, elaborar preguntas e hipótesis y ofrecer respuestas normativas.

No me queda más que darte las gracias, Fernando. Me atrevo a hacerlo también en nombre de todas las personas a quienes has regalado y seguirás regalando tus ideas: alumnos, lectores, oyentes, colegas y doctorandos. Muchas gracias por permitirnos entender la política y a nosotros mismos como animales políticos, pero también por la alegría de unas palabras que hallan su razón de ser en el encuentro con el otro. Una alegría que hace las veces de esperanza, incluso cuando albergarla no parece razonable.

El texto reproduce la intervención del autor en el seminario “Historia, presente y futuro de la teoría política. Homenaje a Ramón Máiz y Fernando Vallespín” que tuvo lugar en el Centro de Estudios Políticos y Constitucionales el 30 de septiembre y el 1 de octubre de 2025.

Cómo citar esta publicación
Escámez Navas, Sebastián (6 de octubre de 2025). Fernando Vallespín, el teórico urgente. Blog del CEPC https://www.cepc.gob.es/blog/fernando-vallespin-el-teorico-urgente